Andar a tu lado āœ”ļø

By GisyRipoll14

300K 22.6K 3.2K

šŸ„ˆFinalista de los Wattys 2021šŸ„ˆ Danielle Robson es una joven arquitecta que debe asumir la remodelaciĆ³n de u... More

CapĆ­tulo 1
CapĆ­tulo 2
CapĆ­tulo 3
CapĆ­tulo 4
CapĆ­tulo 5
CapĆ­tulo 6
CapĆ­tulo 7
CapĆ­tulo 8
CapĆ­tulo 9
CapĆ­tulo 10
CapĆ­tulo 11
CapĆ­tulo 12
CapĆ­tulo 13
CapĆ­tulo 14
CapĆ­tulo 15
CapĆ­tulo 16
CapĆ­tulo 17
CapĆ­tulo 19
CapĆ­tulo 20
CapĆ­tulo 21
CapĆ­tulo 22
CapĆ­tulo 23
CapĆ­tulo 24
CapĆ­tulo 25
CapĆ­tulo 26
CapĆ­tulo 27
CapĆ­tulo 28
CapĆ­tulo 29
CapĆ­tulo 30
CapĆ­tulo 31
CapĆ­tulo 32
CapĆ­tulo 33
CapĆ­tulo 34
CapĆ­tulo 35
CapĆ­tulo 36
EpĆ­logo
Nota de la autora
Nota de la autora 2

CapĆ­tulo 18

7.1K 570 55
By GisyRipoll14

Era sábado en la mañana y Dani se estaba pensando ir esa tarde a casa de Thomas con Ben. Lo echaba mucho de menos y cada vez le resultaba más difícil esconder lo que sucedía entre ellos. Su hijo jugaba en su habitación con la consola, cuando llamaron a la puerta. Por el intercomunicador supo que se trataba de Janice, una amiga de ella que hacía tiempo no veía e imaginó quién le había pedido que fuese a visitarla. Sin pensarlo dos veces la mandó a pasar y pocos minutos después entró al salón una mujer de más de treintaicinco años, de pelo rizado de color dorado y una figura envidiable pese a su reciente maternidad.

—¡Dani! —le dijo dándole un abrazo—. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.

—Te ves estupenda, Janice. Por favor, siéntate. ¿Quieres tomar algo?

—Cualquier cosa que no tenga alcohol, ya sabes que estoy lactando todavía —le respondió con una sonrisa.

Danielle no demoró en llevarle un vaso de jugo de arándanos y se sentó frente a ella, un poco recelosa.

—Me encanta verte, Janice, pero me sorprende que hayas aparecido un sábado y dejado al peque en casa por venir hasta acá...

La aludida rio, colocando el vaso sobre la mesa.

—Me hacían falta un par de horas libres y decidí hacerte la visita. Shawn está muy bien con su padre y a Keith no le pasará nada por ocuparse un poco de su hijo. ¿Cómo está Ben?

—Muy grande, ya lo verás. Está jugando en su habitación.

Janice tomó un sorbo de su jugo de arándanos y luego miró a Danielle con curiosidad.

—¿Tienes algo nuevo que contar?

Dani no pudo evitar reír.

—Mi madre te pidió que vinieras, ¿cierto?

—Está preocupada por ti, Danielle. Yo estoy aquí porque soy tu amiga, no porque ella me lo pidiera.

Dani asintió. Janice fue un gran apoyo para ella en los momentos más difíciles de la enfermedad de Benjamín y después de su muerte. Janice era una psicóloga muy prestigiosa, acudió a ella por consejo de Donna, quien era amiga de la madre de Janice. Lo que comenzó como una terapia se tornó después en una buena amistad. Hacía tiempo que no se veían, pues el trabajo las había absorbido mucho, luego la maternidad de Janice, pero cuando se encontraban era como si el tiempo no hubiese pasado.

—No tienes que contarme nada que no quieras —le dijo Janice—, y por supuesto, lo que decidas revelarme quedará entre nosotras.

—¿Secreto profesional?

—Lealtad de amigas, más bien —repuso la mujer—. Donna me adelantó algo, pero no sé si creerle; sabes que en ocasiones puede ser un tanto exagerada.

—Me exaspera que te haya llamado para contarte cuando solo tiene una sospecha. —Danielle estaba un poco molesta por la intromisión en su vida.

—¿Es cierto, Dani?

La arquitecta suspiró y asintió.

—Llevamos algunas semanas juntos —declaró—, pero estamos yendo bien despacio. Imagino que ya mamá te habrá dicho por qué se opone.

—Ella no se opone, solo se preocupa por ti.

—Estoy algo grandecita, ¿no te parece? Sé a lo que me estoy enfrentando...

Janice se quedó mirándola en silencio, la conocía muy bien.

—¿Eres feliz, Danielle? Eso es lo más importante.

—Me siento bien cuando estoy con él —confesó con una sonrisa—. Lo admiro, como profesional y como persona. Me hace sentir viva, Janice. No sé cómo explicártelo, pero cuando estoy con él pierdo el sentido de todo...

—Entonces estás enamorada...

Danielle se sorprendió con la palabra y negó con la cabeza. Era algo que no había pensado, pero era natural que Janice se lo dijera, a juzgar por la manera en la que se había expresado de Thomas.

—No voy a enamorarme nunca más, Janice. Esto es algo distinto...

—A mí no me lo parece, Danielle. Enamorarse no es algo que puedas decidir, simplemente pasa. Lo peor que puedes hacer contra ti misma es que huyas de lo que estás sintiendo. Te conozco, y de esta relación lo que más me preocupa no es la discapacidad de Thomas, sino el miedo que tienes a seguir adelante.

Danielle se quedó perpleja, pero no supo qué contestar. Pensó en Thomas y en lo que sentía por él, pero seguía creyendo que no estaba enamorada. ¡No podía ser!

—Nos sentimos bien juntos —dijo al fin—, nos hacemos compañía, nos brindamos afecto y somos una pareja distinta a cualquier otra.

—Pero tienes miedo de decir que son una pareja —apuntó Janice—. Frente a tus padres no lo has reconocido; no se lo has dicho a Ben; a mí tampoco me lo confesaste voluntariamente... ¿Por qué ocultarlo?

—¿Es malo que desee ir despacio?

—Las parejas llevan su propio ritmo, Dani. Sin embargo, cuando el ritmo solo lo impone uno de los dos, es común que la otra persona se sienta frustrada e incluso desista de continuar.

—¿Qué quieres decir?

—Que tal vez Thomas se enamore de ti; tal vez él desee compartir con tus padres como tu novio y que Ben sepa que son una pareja. Si no estás dispuesta a brindarle el lugar que él espera, es probable que esta relación no llegue a ningún sitio. Es cierto que ahora es demasiado pronto para exigencias de esa clase, pero si Thomas se enamorara de ti, tendrías que replantearte la clase de relación que deseas tener con él.

Danielle se levantó del asiento y fue por un poco de agua.

—No quiero que Ben lo sepa aún; quiere mucho a Thomas, pero idolatra la memoria de su padre y temo que se sienta mal si cree que Tom es una especie de reemplazo. Por otra parte, ¿por qué decirle algo tan importante si apenas llevamos unas semanas juntos? A mis padres los he mantenido al margen por otras razones. ¡Mamá está en contra, Janice! ¿Cómo someter a Thomas a los desplantes de mi madre? ¡Prefiero ahorrarle el mal rato!

—Todas esas son excusas, Danielle. Excusas que te pones a ti misma para no avanzar. Ahora está bien, si los dos lo desean así, pero te repito que en el futuro es probable que Thomas espere más de ti, y entonces tendrás que evaluar cuáles son tus sentimientos y si estás dispuesta a pasar por encima de tus temores para preservar algo que vale la pena.

—¿Estás tomando partido por Thomas? —preguntó Danielle volviendo a su asiento.

—Estoy tomando partido por ti, Dani. Quiero que las cosas resulten, pero te noto el miedo a una legua de distancia y no quisiera que tú misma malograras esto. Cuando te vi hablar de él noté un brillo en tus ojos que hacía mucho tiempo que no veía... Yo no pienso como Donna; no creo que nadie tenga el derecho de censurar tu elección. Sé que no será fácil: vivir con una persona con discapacidad puede ser todo un reto, pero cuando las personas se quieren esos retos se superan juntos.

Danielle volvió a suspirar.

—Estoy asustada —reconoció—. Me siento muy bien con él, pero tengo miedo de involucrarme más... A veces temo que las cosas se frustren.

—¿Han intimado? —preguntó Janice con cautela.

Danielle negó con la cabeza.

—Decidimos ir con calma, aunque asistí a par de consultas con su sexólogo. Debo reconocer que ha sido muy arduo para mí, pero fue importante aclarar ciertas dudas. De cualquier forma, te confieso que estoy aterrada... —dijo bajando la voz.

—¿Por qué, Dani?

La aludida se acomodó mejor en su sillón y decidió abrir su corazón.

—Por varios motivos... El primero lo debes imaginar: Ben fue mi única pareja y no he tenido relaciones con nadie en casi seis años. ¡Pensar en eso me abruma! Paradójicamente, cuando estoy con Thomas esos temores se borran. Me siento tan satisfecha con sus besos y caricias que por momentos solo quisiera avanzar...

—¿Qué te detiene?

—Su condición —admitió—. Me da pánico que quede defraudado, que yo no sepa complacerle... Sabes que tendré que asumir una posición más activa y... —le costaba trabajo hablar de ese tema— y no sé si esté preparada. También me asusta que por alguna razón él no pueda lograrlo y se desaliente... Por miedo a perderlo, me he contenido.

—Danielle —le dijo Janice tomándole de una mano—, si te escucharas bien comprenderías que estás enamorada de este hombre, aunque no quieras admitirlo. Es normal que temas perderlo. Luego de haber perdido a Ben, tienes miedo de volver a quedarte sola por cualquier motivo, pero blindar tu corazón no puede ser la mejor solución, porque entonces sí correrás el riesgo de perderlo a él.

—¿De verdad crees que podría perderlo? —Dani estaba aturdida.

—Si tus temores te impiden amarlo como él espera ser amado, te dejará ir, pensando que no le quieres. Es algo que he visto mucho en pacientes que trato. Después de la ruptura, el hombre o la mujer abandonada comprenden en realidad cuánto amaban a esa persona que les dejó y lo poco que hicieron por ella cuando estaban juntos. Es la valiosa enseñanza de "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", y no me gustaría que te sucediera a ti.

Ella asintió, ahora comprendía a qué se refería Janice.

—Respecto a la intimidad —continuó su amiga—, no tienes por qué asustarte. Ve despacio, para que las cosas fluyan como deben ser, pero no te contengas por pudor o tontos escrúpulos. Estoy segura de que ambos sabrán hallar el momento indicado.

—Gracias —susurró Danielle estrechando la mano que seguía en la suya.

La conversación se interrumpió pues Ben apareció en el salón y Janice lo sentó en sus piernas para darle muchos besos en sus rosados cachetes y alborotar sus cabellos.

—¡Cielos! —exclamó la psicóloga—. ¡Qué grande estás!

Danielle los observó con una sonrisa, aunque en su mente reflexionaba sobre cada palabra compartida. En algún momento tendría que dar el siguiente paso con Thomas, solo esperaba estar lista para cuando eso sucediese.

Rob se acercó a Thomas, que estaba en el porche de la vivienda. Llevaba a Jack de la correa, pero el labrador se soltó en cuanto vio a Thomas y corrió hacia él alegremente, para que le acariciara la cabeza. Tom así lo hizo, le había tomado gran cariño y le encantaba jugar con él.

—Me dijiste que querías hablar conmigo, y aquí estoy —dijo el moreno con su sonrisa de siempre.

—¿Y Mónica?

—Salió con Tim al centro comercial. Iba a comprarle algo de ropa, pues ha crecido mucho y los pantalones le quedan algo cortos.

Thomas sonrió. Era cierto que su sobrino había crecido en los últimos meses. Sin embargo, para él siempre sería su niño.

—Quiero pedirte un favor, Rob...

—¿Otro perro? —inquirió el hombre divertido—. Te advierto que por nada del mundo me enemistaría con tu hermana ahora.

Thomas se rio de sus ocurrencias.

—Me alegra que estén tan bien —comentó con sinceridad—, y despreocúpate, no se trata de eso. Es otra cosa la que quiero pedirte.

—¿Tiene que ver con Danielle?

Thomas asintió. Hacía tiempo que llevaba dándole vueltas al asunto en su cabeza. Había pasado un mes desde que se dieron el primer beso. Las semanas habían transcurrido aprisa y cada vez se sentían más cómodos el uno con el otro, pero rara vez estaban a solas. Por lo general, los niños siempre aparecían, y aunque adoraba su compañía, también creía que a Danielle y a él les hacía falta su espacio para estar juntos.

—Quiero tener una cita con ella, a solas. No sé si me entiendes...

El moreno se sentó frente a él y frunció el ceño.

—Te escucho.

—Pienso que es importante que estemos a solas; invitarla a cenar, hacer algo especial...

Rob asintió.

—Para ello necesitarías que Ben se quedara con nosotros, ¿cierto?

Él asintió.

—Tengo miedo de decírselo a Danielle y que por ser algo planeado se eche atrás. En cambio, si la invitación partiera de ustedes, nosotros podríamos aprovechar de esa noche para salir juntos.

Rob le sonrió, divertido.

—¿Hablas de pasar toda la noche juntos, campeón?

Thomas se removió incómodo en su silla, y se ruborizó un poco.

—No lo sé —admitió—, dependerá de ella y de cómo transcurra la velada.

—No te preocupes, todo saldrá bien. Hablaré con Mónica para arreglarlo todo. ¿A qué niño no le gusta una pijamada? Podemos invitar a los mellizos también. ¡Eso sí, tendrás que compensarme después!

—¿Qué quieres decir?

—Que disfrutarás de tu noche romántica con Danielle, pero que este pobre hombre tendrá que hacerse cargo de esos diablillos y de tu hermana que, aunque la adoro, en ocasiones como esas se pone neurótica.

Thomas no pudo evitar soltar una carcajada.

—Prometo que me encargaré de Tim un fin de semana para que también puedan salir —le aseguró.

Rob estrechó su mano, como si se tratase de un hombre de negocios.

—¡Trato hecho!

Danielle preparó un almuerzo sencillo para Ben y para ella; Janice había rehusado la invitación a comer pues debía volver a casa a encargarse de su hijo. Le preocupaba que Keith hubiese causado grandes destrozos en la casa durante su ausencia.

El teléfono sonó y advirtió que se trataba de Mónica. No dudó en contestar, aunque le pareció un poco extraño.

—¿Hola?

La castaña de ojos verdes la saludó desde el otro lado de la línea.

—Hola, Dani. ¿Cómo estás?

—Todo bien. En un rato pensaba pasar por allá. ¿Están bien?

—Así es, pero te llamaba porque Tim ha invitado a los mellizos a una pijamada esta noche en la casa. Será algo sencillo, pero quisiéramos que Ben también se quedara a dormir.

Danielle hizo silencio, no se lo esperaba. Ben jamás había dormido fuera de casa, salvo cuando se quedaba con sus abuelos.

—¿Dani?

—Sí, perdón, es que me tomaste por sorpresa. Por mí está bien, voy a preguntarle a él y te llamo de vuelta, ¿está bien?

—Perfecto. Un beso.

Danielle apenas le contó a Ben de qué se trataba, y ya el niño comenzó a saltar lleno de entusiasmo.

—¿Me darás permiso, mamá?

—Solo si tú quieres ir, cariño.

—¡Sí, quiero! —gritó entusiasmado.

Danielle le dio un abrazo y un beso en la cabeza. ¡Qué rápido crecían los hijos y qué difícil era dejarlos salir del nido, aunque solo fuese por unas horas!

Le pasó un mensaje a Mónica para decirle que Ben estaba feliz con la invitación, y que lo llevaría a la casa cerca de las cinco de la tarde, la hora que habían acordado. Luego le escribió a Thomas, para explicarle que se retrasaría un poco pues tendría que ocuparse de prepararle una pequeña mochila a Ben con sus pertenencias para la pijamada, pero que iría a verle de todas formas.

"Está bien —le contestó Thomas de vuelta—. ¿Qué te parece si aprovechamos la noche libre y te invito a salir?"

Danielle no pudo evitar que su corazón latiera aprisa ante aquella propuesta.

"¿Es una cita?" —le preguntó.

"Sí, cariño. Quisiera que fuera una noche especial. ¿Aceptas?"

"Me encantaría" —respondió por fin, luego de pensar varias posibles respuestas.

Estaba ilusionada por salir con él, pero no dejaba de experimentar esas célebres mariposas en el estómago de las que se hablaba tanto en la literatura romántica. ¿Qué podría depararle la noche? Tendría que aguardar, pero incluso unas pocas horas le parecían demasiado tiempo...

Nota: Listos para la cita de Thomas y Danielle? A mí me encantó escribirla... Adelanto que son tres capítulos 🥰🥰🥰

Continue Reading

You'll Also Like

6.6M 319K 104
El prominente abogado Bastian Davis conocido como "El Lobo de Minnesota" ha decidido casarse con unas de las hijas de Rob Walton y todo para unir fue...
13.6K 733 11
Jessica lo tiene todo. Una carrera exitosa y un matrimonio en camino. Todo esto se ve destruido por un embarazo imprevisto, ahora Jessica estĆ” sin su...
9.1K 1K 102
š”š§ šš¢šš šœšØš¦š©š«šžš§šš¢ šŖš®šž š¦š¢ š¬š¢š„šžš§šœš¢šØ šÆššš„š¢ššš¬ š¦ššĢš¬ šŖš®šž š¦š¢š„ š©ššš„ššš›š«ššš¬.. šš®šž šœš®ššš§ššØ š­šØš¦ššš›šš š­...
216K 14.5K 30
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la DuologĆ­a [Dominantes] Damon. Ɖl hombre que era frĆ­o y calculador. Ese hombre, desapareciĆ³. O al menos lo hace cu...