Capítulo 18

7.1K 569 55
                                    

Era sábado en la mañana y Dani se estaba pensando ir esa tarde a casa de Thomas con Ben. Lo echaba mucho de menos y cada vez le resultaba más difícil esconder lo que sucedía entre ellos. Su hijo jugaba en su habitación con la consola, cuando llamaron a la puerta. Por el intercomunicador supo que se trataba de Janice, una amiga de ella que hacía tiempo no veía e imaginó quién le había pedido que fuese a visitarla. Sin pensarlo dos veces la mandó a pasar y pocos minutos después entró al salón una mujer de más de treintaicinco años, de pelo rizado de color dorado y una figura envidiable pese a su reciente maternidad.

—¡Dani! —le dijo dándole un abrazo—. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos.

—Te ves estupenda, Janice. Por favor, siéntate. ¿Quieres tomar algo?

—Cualquier cosa que no tenga alcohol, ya sabes que estoy lactando todavía —le respondió con una sonrisa.

Danielle no demoró en llevarle un vaso de jugo de arándanos y se sentó frente a ella, un poco recelosa.

—Me encanta verte, Janice, pero me sorprende que hayas aparecido un sábado y dejado al peque en casa por venir hasta acá...

La aludida rio, colocando el vaso sobre la mesa.

—Me hacían falta un par de horas libres y decidí hacerte la visita. Shawn está muy bien con su padre y a Keith no le pasará nada por ocuparse un poco de su hijo. ¿Cómo está Ben?

—Muy grande, ya lo verás. Está jugando en su habitación.

Janice tomó un sorbo de su jugo de arándanos y luego miró a Danielle con curiosidad.

—¿Tienes algo nuevo que contar?

Dani no pudo evitar reír.

—Mi madre te pidió que vinieras, ¿cierto?

—Está preocupada por ti, Danielle. Yo estoy aquí porque soy tu amiga, no porque ella me lo pidiera.

Dani asintió. Janice fue un gran apoyo para ella en los momentos más difíciles de la enfermedad de Benjamín y después de su muerte. Janice era una psicóloga muy prestigiosa, acudió a ella por consejo de Donna, quien era amiga de la madre de Janice. Lo que comenzó como una terapia se tornó después en una buena amistad. Hacía tiempo que no se veían, pues el trabajo las había absorbido mucho, luego la maternidad de Janice, pero cuando se encontraban era como si el tiempo no hubiese pasado.

—No tienes que contarme nada que no quieras —le dijo Janice—, y por supuesto, lo que decidas revelarme quedará entre nosotras.

—¿Secreto profesional?

—Lealtad de amigas, más bien —repuso la mujer—. Donna me adelantó algo, pero no sé si creerle; sabes que en ocasiones puede ser un tanto exagerada.

—Me exaspera que te haya llamado para contarte cuando solo tiene una sospecha. —Danielle estaba un poco molesta por la intromisión en su vida.

—¿Es cierto, Dani?

La arquitecta suspiró y asintió.

—Llevamos algunas semanas juntos —declaró—, pero estamos yendo bien despacio. Imagino que ya mamá te habrá dicho por qué se opone.

—Ella no se opone, solo se preocupa por ti.

—Estoy algo grandecita, ¿no te parece? Sé a lo que me estoy enfrentando...

Janice se quedó mirándola en silencio, la conocía muy bien.

—¿Eres feliz, Danielle? Eso es lo más importante.

Andar a tu lado ✔️Where stories live. Discover now