Capítulo 29

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Danielle llegó temprano a casa de Thomas, luego de dejar a Ben en la escuela. Ni siquiera había pasado por la empresa, pues necesitaba hablar con él. El día anterior intentó llamarlo en varias ocasiones, pero no le contestó el teléfono. Le pasó un mensaje, pero su respuesta fue vaga y poco cariñosa. Él no era así, y ella tenía miedo de perderlo.

Nancy le recibió con la sonrisa de siempre, y le comentó que Thomas estaba en el despacho trabajando. Dani le pidió que no la anunciara, que ella misma iría a verle. La empleada se encogió de hombros, y como Danielle era una persona de confianza, se retiró a la cocina para seguir con sus labores.

Dani llegó a la puerta del despacho, se armó de valor y tocó. La voz de Thomas le pidió que pasara adelante, probablemente imaginando que se trataba de Nancy, y su sorpresa fue genuina cuando la vio a ella. No la esperaba, al menos no tan temprano. Ella entró con el corazón latiéndole muy deprisa, se acercó al escritorio y le dio un beso en la frente, pues la expresión de Thomas no le permitió llegar a sus labios. De pronto se sentía muy cohibida.

—Pensé que te vería temprano en la escuela de los niños —le comentó, por romper el silencio.

Mónica y Rob no llegaban hasta tarde, así que debía ser Tom quien lo acompañase.

—Fui con George, pero no me bajé del auto.

Danielle asintió y se sentó en el diván de piel negra, donde otras veces se entregaron al amor. Hoy era diferente, ella lo percibía.

—Te eché de menos ayer, Thomas. Te fuiste sin despedirte; Ben me preguntó por ti en varias ocasiones...

—Era lo mejor —contestó él, colocándose frente a ella en su silla—. No tenía mucho sentido que continuara allí. Además, tampoco era ocasión para que habláramos. Era el cumpleaños de Ben y eso es sagrado para mí.

—Tom, siento mucho lo que pasó en el estadio, de verdad... —volvió a decir ella.

—No es por eso, Danielle —repuso él con voz grave—; es por todo. Tú te avergüenzas de mí, y yo no puedo continuar a tu lado así. ¡Me siento mal por no ser el hombre que mereces!

—Tom, por favor, no vuelvas a decir eso. —Dani intentó tomarle una mano, pero él no lo permitió—. ¿Cómo puedes decir que me avergüenzo de ti? Eso no es cierto, y lo sabes...

—Danielle, desde que comenzamos esta relación me estás escondiendo. De Ben, de tus padres, de tus suegros, de tus amigos... Ayer en el cumpleaños me sentí como un completo extraño. Estaba fuera de lugar, porque los quiero y en mi corazón me considero parte de la familia, pero luego tú no me haces sentir así.

Danielle se conmovió con sus palabras y se recriminó su actitud. Él tenía razón.

—Perdóname —le pidió— todo esto es nuevo para mí y he intentado hacerlo lo mejor posible. Sé que no te lo mereces, pero estamos apenas comenzando y ya tendremos tiempo de que las cosas tomen su lugar. Mis padres ya lo saben y Ben... Bueno, se lo diré hoy mismo; no lo hice anoche porque quería hablar primero contigo.

—E hiciste muy bien en no decirle nada —concordó él—, porque no vamos a seguir juntos. Yo no puedo continuar contigo, Danielle.

Ella sintió como si le dieran una bofetada o un fuerte golpe en el estómago que le sacó el aire.

—¿Qué?

—Lo siento, Dani. —Él estaba tan ofuscado como ella—. Lo he pensado mucho, y no puedo continuar. Siempre te estaré agradecido por lo que tuvimos, y mi cariño por ustedes no cambiará, pero lo nuestro termina aquí.

Andar a tu lado ✔️Where stories live. Discover now