Andar a tu lado ✔️

By GisyRipoll14

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🥈Finalista de los Wattys 2021🥈 Danielle Robson es una joven arquitecta que debe asumir la remodelación de u... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo
Nota de la autora
Nota de la autora 2

Capítulo 15

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By GisyRipoll14

Danielle llegó temprano a la oficina, para responder unos e-mails y revisar el último proyecto que tenían, en el que Edward estaba al frente. Estaba tan concentrada en la pantalla de su Mac, que no sintió cuando la puerta de cristal se abrió y entró su padre, vestido con un traje azul marino que le sentaba de maravilla.

—Buenos días, cariño —le dijo dándole un beso en la cabeza—. Siento mucho lo que pasó ayer. Tu madre me contó.

Dani separó la mirada de la pantalla, todavía no se había recuperado de aquella discusión.

—Tu madre está triste por como terminaron las cosas ayer —prosiguió.

—Yo también lo estoy. No soy una niña, papá, y a veces me tratan como si lo fuese.

—Sé que no eres una niña, Dani, pero siempre serás nuestra hija. El consejo paterno no es algo de lo que uno se deba desprender, tenga la edad que tenga, si es que se posee la dicha de tener a sus padres vivos. Por otra parte, creo que nosotros también debemos aprender a respetar tus decisiones y a darte tu espacio.

—Gracias.

—No voy a preguntarte si estás o no en una relación con Thomas Vermont. Sé que es una buena persona, pero si no nos has contado al respecto será por algo, y yo respeto tus motivos. No lo has negado ni afirmado, así que dejémoslo así.

—Thomas es importante para mí —le confesó.

—Lo imagino —asintió su padre—, y voy a decirte algo. Como padre no me gustaría que sufrieras, y pienso que una relación con una persona con discapacidad es difícil, y más cuando se tiene una lesión medular. De cualquier forma, todas las relaciones son difíciles, así que yo apoyaré la decisión que tomes, siempre y cuando te haga feliz.

—Gracias, papá —le dijo emocionada—. ¿Por fin van a cenar esta noche?

—Eso depende de ti, corazón. Después de lo que sucedió ayer, tu madre tenía dudas.

Ella negó con la cabeza.

—Los espero hoy. Ben se alegrará de verlos otra vez.

Su padre asintió y luego de darle otro beso, desapareció de su oficina para dejarla avanzar en su trabajo.

Danielle no había visto a Thomas, aunque se habían pasado algún que otro mensaje. Las cosas entre ellos estaban bien, aunque no podía negar que las palabras de su madre habían hecho mella en su corazón. A sus naturales inseguridades de joven viuda destrozada por la muerte de su esposo, debía agregarse el hecho de la condición de Thomas.

A ella no le importaba que estuviera en silla de ruedas, pero reconocía que podía ser un obstáculo difícil de vencer... Algo que requeriría de verdadera adaptación, y en ocasiones tenía miedo de lo que podría suceder. Su madre, que por lo general era dulce y amable, le había dicho cosas terribles, pero que también eran ciertas, y desde la tarde anterior, había perdido su paz por completo.

Esa tarde fue a buscar a los niños al colegio; irían a su casa a hacer la tarea pues Mónica no podía ocuparse de ellos y ella agradecía no tener que ir hasta Beverly Hills en esa ocasión.

Tim y Ben se hallaban enfrascados en la resolución de un ejercicio, cuando el timbre del intercomunicador sonó: era Tom. Le permitió avanzar, y al cabo de un par de minutos se encontraron.

—Hola —le saludó él con una sonrisa desde el umbral de la puerta.

—Hola. —Ella le sonrió y le dio un breve beso en los labios.

Dani lo invitó a pasar. Era la primera vez que estaba en su casa desde que estaban juntos, y se sentía un poco cohibida. Los niños por fortuna no podían verlos pues estaban en el comedor en mitad de los deberes.

—Perdona que haya aparecido sin avisar, pero pensé que podría recoger a Ben. He contratado a un chofer, pues sabes que Rob ha empezado en un nuevo trabajo.

—No hay problema, ¿quieres algo de beber?

—Un poco de agua, cariño.

Ella se dirigió de inmediato a la nevera para llevarle el agua, con una rodaja de limón. Justo como sabía que a Thomas le gustaba.

—¿Todo está bien, Dani? Te noto un poco preocupada...

—Todo está bien. He tenido un día largo. Cuéntame de ti, ¿qué has hecho?

—Fui a fisioterapia y me encontré con mi médico después.

—¿Cuál médico? —preguntó.

Thomas se aclaró la garganta. Le era difícil hablar de ese tema.

—Creo que te comenté que estaba viendo a un médico. Es un sexólogo que me recomendó Michael. Llevo tres semanas viéndolo.

Danielle se quedó un poco sorprendida, pero no quiso expresarlo. Creyó que había visto a un médico en relación con la reproducción, tal vez a un urólogo, pero no a un sexólogo.

—Te has quedado muda —rio él, intentando distender el momento.

—Lo siento, no me lo esperaba, pero me parece bien. ¿Te gustan las consultas?

—El doctor Hamilton es genial. Hoy le confesé que tenía novia...

Dani se ruborizó. Estaban comenzando una relación, pero se sintió un poco abrumada por lo que la palabra "novia" podría significar. Luego se sintió mal por albergar esas dudas, temores que fueron exacerbados tras la discusión con su madre.

—¿Y qué te ha dicho el doctor Hamilton?

Thomas se puso esta vez un poco tenso, no sabía cómo decírselo.

—Perdón, Dani, pero él me preguntó si estarías dispuesta a ir a una consulta. Quiere conocerte y cree que hay cosas que deben hablarse en pareja...

Danielle frunció el ceño en el acto, pero sería una pésima novia si se negaba, aunque debía reconocer que para ella esa petición era demasiado anticipada.

—Hubiese preferido esperar un poco antes de hacer algo así —admitió en voz baja—, apenas si...

Quería decir que no habían intimado, pero le pareció de muy mal gusto comentarlo. A pesar de ello, él la comprendió y le tomó una mano.

—Lo sé, yo se lo expliqué al doctor Hamilton, pero él alega que es mejor así. En estos casos, algunas explicaciones previas allanarán el camino de lo que hoy nos parece un poco difícil. Supongo que tengas preguntas, del mismo modo que yo las tuve y las tengo todavía.

Ella vislumbró el sentido de la terapia y entendió la importancia de asistir.

—Me parece bien, solo dime cuándo.

—Tengo cita para mañana a las once, pero si te parece muy pronto...

—Está bien, mañana —admitió—. Nos vemos allí.

—Dani, yo no te quiero presionar en lo más mínimo, pero pienso que cuando sea el momento de dar ese paso es mejor que estemos lo más preparados posibles.

Ella asintió.

—Te comprendo.

—Si crees que no puedes seguir con esto adelante, por favor, dímelo.

—No voy a echarme atrás, te lo prometo, Thomas. No tienes por qué seguir preguntándomelo.

—Jamás me cansaré de hacerlo. Prefiero darte la oportunidad de huir ahora, que cuando estemos mucho más involucrados, Danielle.

Ella se levantó de golpe de la butaca, tenía los nervios crispados.

—Por favor, no me digas más eso... —Estuvo a punto de echarse a llorar.

Thomas se acercó en la silla y le tendió ambas manos.

—Lo siento, no quería hacerte daño.

Ella se sentó un instante sobre sus piernas y le dio un beso apasionado pero corto. Se apartó enseguida, pues no quería que los niños aparecieran y se percataran de lo que sucedía entre ellos.

Unos minutos más tarde tocaron a la puerta. Danielle no imaginó quién podría ser, pues no la llamaron del control de seguridad. Cuando abrió la puerta se percató de que eran sus padres. Habían llegado antes de lo previsto, pero como los conocían, no tenían que llamarla desde afuera para poder entrar. Su madre le dio un abrazo en silencio e iba a disculparse cuando quedó sorprendida al constatar que su hija no estaba a solas.

Dani se dio cuenta de inmediato de lo que sucedía y se quedó muy nerviosa. Mandó a pasar a sus padres y presentó a Thomas.

—Él es Thomas, el tío de Tim. Ha venido por él, pero todavía los niños no han terminado los deberes.

Tom se sintió un poco incómodo, pero no dijo nada. Es verdad que habían acordado mantener aquella relación en secreto respecto a Ben que era un niño, ¿pero también de sus padres? Danielle no había tenido objeción alguna en contárselo a Mónica sin su consentimiento, pero a sus padres lo presentaba como "el tío de Tim".

—Thomas, ellos son mis padres: Donna y Richard.

La pareja se acercó y estrechó la mano que Tom les tendía, luego Donna se excusó para ir a ver a su nieto mientras su marido se sentaba a charlar con el amigo de su hija.

—Es un placer conocerte —le dijo Richard con amabilidad—. Estoy al tanto de que las reformas en casa quedaron muy bien.

—El placer es todo mío —contestó—. Agradezco mucho la oportunidad que les brinda su empresa a personas como yo. Es un trabajo loable y maravilloso y, por supuesto, también le estaré para siempre agradecido a su hija Danielle.

La mirada que Thomas le dedicó hizo suponer a su padre que él estaba muy enamorado de ella. No sabía si Dani también lo estaría de él, pero creía que sí.

—Dani es el alma de OpenHome —afirmó—. Estoy muy orgulloso de ella. Recuerdo cuando fue a mi oficina a hablarme de la línea de trabajo que quería desarrollar. La manera en la que me hablaba me hizo comprender que sería todo un éxito.

—Papá siempre me apoyó —le dijo ella tomando asiento al lado de su padre—. Sin él no hubiese sido posible.

Intercambiaron algunas ideas y hablaron sobre la casa de Thomas y de lo que se había hecho, hasta que los niños aparecieron en el salón. Tim se lanzó a los brazos de su tío, mientras Ben saludaba a su abuelo. Luego se intercambiaron y Dani presentó a Tim con su padre en lo que Ben abrazaba a Thomas con un cariño que no pasó desapercibido para Richard.

—¡No sabía que estabas aquí! —exclamó el niño—. ¿Trajiste el parchís?

Tom rio y negó con la cabeza.

—Lo siento, campeón. Lo dejé en casa, pero la próxima vez que vayas prometo que jugaremos, ¿está bien?

Ben asintió.

—Tim —continuó Tom—, ¿nos vamos? El chofer aguarda fuera.

El pequeño se despidió de los mayores y salió con su amiguito al jardín.

—¿Quieres que te acompañe? —le preguntó Danielle.

—No te preocupes, puedo solo —afirmó él, a quien no le gustaba depender—. Ha sido un gusto conocerlo, señor.

—Llámame Richard.

—Despídame de su esposa, por favor.

Dani se sentía incómoda porque su madre no hubiese si quiera salido a despedirse. Ella se acercó a Thomas y le dio un beso en la mejilla, luego lo vio dirigirse al jardín con los niños en la silla de ruedas eléctrica y, por último, alejarse escoltado por Tim hacia el estacionamiento.

—Es un buen hombre —le comentó su padre, pasándole el brazo por la espalda—. Me ha caído bien.

—Es una persona extraordinaria —repuso su hija—, y además es alguien a quien admiras.

Su padre frunció el ceño, un poco confundido. Entonces Danielle aprovechó el momento de intimidad para contarle que Thomas escribía bajo el pseudónimo de Horace Whitman, un autor a quien su padre leía mucho.

—¡No te lo puedo creer! —exclamó emocionado—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Ella se encogió de hombros.

—Él es modesto respecto a eso y no me pareció oportuno sacarlo a relucir en este primer encuentro. Thomas ha concluido hace poco su última novela. He leído el manuscrito —añadió con una sonrisa.

—¡Tendrás que contarme! —le pidió su padre—. En la última entrega no se sabía si Trace Hunter había muerto...

Danielle no pudo evitar reír, al notar el interés que había despertado en su padre la obra de Thomas.

—Mis labios están sellados, creo que tendrás que preguntarle a él la próxima vez que se vean.

—Quieres decir que me lo seguiré encontrando muchas veces, ¿no? —inquirió con curiosidad.

Dani no sabía qué responder.

—Pienso que sí —dijo al fin con sinceridad.

La interrupción de su madre impidió que la conversación continuara por ese rumbo. Por el bien de todos, ninguno de los tres volvió a mencionar a Thomas, por lo que la cena transcurrió con aparente normalidad. Sin embargo, Donna estaba muy preocupada por su hija. No le parecía que aquella visita de Thomas fuese fortuita y había advertido lo nerviosa que se había comportado Danielle cuando lo presentó. Cierto que no había confesado que fuese su novio ni que estuvieran saliendo, pero intuía que allí había algo más de lo que Danielle quería admitir.

Esa noche, justo antes de dormir, Dani tomó el teléfono de encima de su mesilla de noche. Tenía un mensaje de Tom:

"Hola, cariño, ¿qué tal la cena con tus padres?" —No lo decía, pero era evidente que estaba preocupado por si Danielle a la larga les había confesado la verdad.

"Estuvo bien —le contestó—. Disculpa por haberte presentado con ellos de la forma en que lo hice. Me tomaron desprevenida y pienso que es mejor no decirles nada todavía, aunque ambos lo sospechan".

"No te preocupes, te comprendo. Tu padre me pareció muy amable, pero creo que a tu madre no le agrada nada la idea, ¿verdad?"

"No pienses eso. Ella es un tanto sobreprotectora conmigo, pero todo saldrá bien. A mi padre le agradaste mucho. Luego que te fuiste le confesé que eres Horace Whitman. Mi padre es tu segundo mayor admirador, después de mí".

Thomas no pudo evitar sonreír al leer aquello. Dani siempre encontraba la manera de alegrar su noche, incluso cuando las inseguridades comenzaban a ganar espacio entre ellos.

"Me alegra saber eso. Imagino que tendremos mucho de qué hablar la próxima vez que nos veamos". —Si hay próxima vez —pensó— pues no estaba del todo convencido de que Danielle propiciara algún encuentro dentro de poco.

"Me ha dicho que tiene muchas cosas que preguntarte, así que debes estar preparado". —Thomas suspiró más aliviado, tal vez estaba siendo demasiado pesimista con el tema de Danielle y sus padres.

"Lo estaré. Pretendo ganarme el afecto de mis suegros. Supongo que tendrás que decirme más adelante cuál es el punto débil de tu madre. Ahora descansa, cariño, te deseo una linda noche. Soñaré contigo. Un beso grande".

"Otro para ti, Tom. Que descanses. Nos vemos mañana en la consulta. Otro beso".

Danielle intentó echar a un lado todos sus temores y angustias para solo pensar en él... Y así, con esas ilusiones rondando su cabeza, se quedó dormida.

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