El Motivo de Su Arte (Introdu...

By darlis_steff

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¿Sobrevivir a unas granadas? Hecho. Doloroso, pero sobrevivió. ¿Averiguar cómo carajos mantener una relación... More

El Motivo de Su arte
1. Livia Schwarzenberg/ Livia De Rosa
No el principio, tampoco el final
Después de la destrucción
2. Moritz Schwarzenberg / Edmun Matters / E. Schwarzenberg.
El pasar del tiempo
3. Niklas Schwarzenberg
El hermano mayor
4. Lorenz Schwarzenberg.
Decisiones
Aquella carta...
5. Dietmar Scwarzenberg/ Die
Moritz Schwarzenberg
La sociedad
Rätsel
El principio de la carta
Conejillo número dos
6. Fabienne Schwarzenberg
El principio de las despedidas
Unos pocos tragos
Autria-Londres
Edmun Matters
Una obra de arte llamada Valerie
Niño Malo
Lo que pudo ser...
¿Qué pasa? ¿Vas a llorar?
Tres décadas
Sentirse bien
Mezcla de colores
El secreto y el motivo
Conoce a Rätsel (Parte I)
Conoce a Rätsel (Parte II)
Conoce a Rätsel (Parte III)

Nuestro Secreto

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By darlis_steff


Nuestro secreto.

Mis hermanos están en peligro, alguien ha traicionado a la familia y yo necesito ponerme en marcha para detener lo que sea que está sucediendo. Bajando la vista me topo con la maldita escoria que ha lastimado a los niños y pienso en cuán fácil sería dispararle, terminar su vida...

— ¿Sabes? Podría hacértelo fácil y asesinarte, pero si te metiste a esta casa debes saber muy bien que si te atrapaban ibas a caer en manos de Lorenz —su piel palidece un poco—, un tipo demasiado inteligente que sabe cómo hacerte sufrir y mantenerte vivo hasta que él quiera...

» ¿O qué tal Niklas? ¡Ufs! Debes haber escuchado un montón de él y ni hablar de los ejecutores de esta familia —Sonrío—. Así que te dejaré vivir para que puedas conocerlos.

Necesitando comprobar a mis hermanos y deshacerme de este tipo para que no me ataque por la espalda, alzo el arma golpeándole la cabeza con la suficiente fuerza para dejarlo inconsciente. El golpe le ocasiona una abertura en la sien que comienza a sangrar, pero ¿Pregúntame sin me importa?

Comprobando que realmente se encuentra fuera de combate, me pongo de pie, pero antes de ir a Dietmar me encuentro saliendo al balcón y gritando, ladrando órdenes a los hombres a una distancia, los hombres que se supone se encontraban cuidando la mansión, pero claramente hay un traidor o más entre ellos y sé que no habrá manera en la que no lo descubran, pero ahora la prioridad son mis hermanos.

Corro hacia la cama y llevo dos dedos al cuello de Dietmar y una respiración me abandona cuando le encuentro un pulso bastante débil, demasiado. Sus labios están obteniendo un tinte amoratado cercano al azul y cuando intento despertarlo, sacudiéndolo en un gesto de desesperación que claramente no es racional, parece un muñeco o alguien sin vida.

Envenenamiento, reconozco las señales o al menos alguna mierda extraña debieron darle.

Quitando las sabanas lo cargo y maldigo porque el mocoso no es nada ligero de peso y ordeno a la seguridad que saquen a Fabienne de su habitación y enciendan el auto. Si no quieren obedecerme, se abstienen de comentarlo porque todos se ponen en movimiento y no puedo evitar pensar "¿Cuál de ustedes es el hijo de puta traidor?". Por fortuna – tal vez – él que trae a mi hermana en sus brazos es Jan, quien comienza a enunciar los posibles venenos corriendo en los cuerpos de mis hermanos mientras corremos a una de las camionetas y ordeno que se encarguen de arrastras al tipo a los salones subterráneos en donde estoy seguro que encontrará su destino en unas horas.

En el auto me doy cuenta de que estoy descalzo, pero ese es un detalle pequeño mientras hablo con Niklas por un teléfono que me hacen llegar. Él suena calmado mientras dice "lo hiciste bien, me haré cargo desde aquí, cuida de ellos".

—Niklas, ellos...

—Tranquilo, Moritz. Sé quiénes son, sabía que no eran aliados, pero no pensé que fueran tan idiotas para actuar así de despreocupados, qué falta de clase. —señala de forma seca.

— ¿Falta de clase? Voy camino a una clínica clandestina con dos hermanos envenenados.

—Ellos estarán bien, no morirán de algo tan corriente cómo un envenenamiento. En la clínica sabrán qué darle porque ya les hemos advertido de la posible droga que tienen en el sistema.

Trato de aplacarme con sus palabras llenas de seguridad, pero es imposible mientras sostengo a dos hermanos en condiciones deplorables que no dejan de verse cada vez más enfermizos.

—Me haré cargo de los traidores que creen que soy un estúpido que no tenía conocimiento de sus tonterías, tú cuida a los mocosos mientras limpiamos todo esto... Lo dice que cuando despierte le tomes una foto a Fabienne para decirle que se veía fea.

— ¿Estás de puta broma?

—No, Lorenz en realidad pidió eso, pero ya sabes, es tu culpa por haberlo dejado caer de pequeño, hermano mayor.

—Tú fuiste quien lo dejó caer y me culpó.

—Qué curioso, así no es cómo recuerdo la historia —dice antes de colgar.

Aprieto los labios, pero luego dejo de hacerlo para decir una letanía de groserías en alemán, austro-bávaro e inglés que tiene a Jan viéndome desde el asiento delantero.

—No conozco a muchas personas que puedan maldecir a Niklas sin sufrir consecuencia —comenta—, pero supongo que eres una de esas personas.

Todo lo que hago es fruncirle el ceño y se vuelve en el asiento mascullando algo sobre "no es tan bueno". Llevo una mano a la frente de Fabienne sintiendo su piel fría, está tan pálida y me revuelve el estómago ver a alguien tan enérgica y llena de vida tan indefensa. Tal vez la droga no es letal y por ello pretendía asfixiar a Dietmar, quizá el plan era tener indefensa a Fabienne y llevársela.

—Estarán bien, mocosos.

En el auto además de Jan, va otro tipo que me aseguraron era muy, pero muy confiable, un hombre que Niklas autorizó y si resultase ser otro traidor, la verdad lo eliminaría porque no hay manera en la que permita que le hagan más daño a Dietmar y Fabienne.

En el camino Jan se comunica con alguien y apenas llegamos a una clínica clandestina en donde nos esperan y atienden a mis hermanos con rapidez. Noto la sangre del bastardo en una de mis manos y algunos cortes hechos por los cristales rotos de la botella, pero me niego a moverme de aquí.

—Qué estúpido es pensar que Niklas o Lorenz no descubrirían que estaban traicionando, es evidente que ellos solo estaban esperando atraparlos en acción —dice Jan, lo veo— ¿Por qué no desconfías de mí?

Pedí que los otros se quedaran afuera, hombres en los que Jan aseguró confiaba, pero a él le he permito estar lo suficiente cerca porque sé de su relación cercana con mis hermanos y porque, sorpresivamente, me inspira confianza.

Digo, no es que amé que el tipo que pasó tiempo con Valerie y que tiene un flechazo respire el mismo aire que yo, pero hay peores personas y con honestidad, si soy honesto: ¿Quién no tendría un flechazo por la niña buena? Solo miren lo estúpidamente enamorado que terminé yo una vez no pude dejar de verla y conocerla.

—Pudiste hacerle daño a una de las personas que más amo en este cochino mundo —respondo finalmente, refiriéndome a Valerie—, sabes la verdad sobre mí y has tenido diversas oportunidades para jodernos, respetas demasiado a Niklas y torturas con él. No lo traicionarías ni a Lorenz, los tratas con respeto y cómo familia.

—Nunca lo haría, primero me matan —aclara y bueno, eso es cierto.

—Dramático y conmovedor —No puedo evitar la burla de mi voz y él sonríe.

—Novelístico ¿Verdad? trágico y poético, pero una realidad. Aquí o tienes claras tus lealtades o terminas hecho pedazos.

»Pero tienes razón, mi lealtad está con los Schwarzenberg y prefiero ser atrapado que hacer lo equivocado por esta familia y tus hermanos me aman —sonríe ante lo último.

—Tampoco te la creas tanto —digo recargando la espalda de la pared y dejando ir una lenta respiración.

Los que no conocen de la existencia de esta parte de mi vida podrían llegar a pensar que estoy en medio de unas vacaciones, pero lo último que he tenido es tranquilidad. Atentados, soledad, angustias, violencia...Sí, también he tenido momentos buenos con mis hermanos, pero a veces me cuestiono cómo sigo cuerdo o tal vez simplemente no lo estoy.

¿Y si hubiese estado durmiendo y los asesinaban? Niklas no es idiota y no puedo imaginar lo endemoniado que se encuentra en este momento aun cuando habló con calma y conoce a los culpables de este ataque, que lo quieran hacer pasar por estúpido es algo imperdonable para un tipo con serios problemas y que debe demostrar que está al mano y tiene el poder. Ese tipo y los que lo ayudaron entrar, desearan haber estado muertos mucho antes de caer en manos de alguno de mis hermanos o sus ejecutores.

Veo a Jan y pienso en las pocas cosas que sé que ha hecho, en el tipo de tortura que ha infligido y la cantidad de asesinatos que se carga encima y cómo él hay otros tantos a los que no quieres cabrear.

—Tu novia —dice de la nada y con lentitud le vuelvo a clavar una larga mirada—, es impresionante.

—Lo es.

—También da guerra, me ordenó que me escondiera al seguirla.

—Lo imagino.

—Y me daba largas miradas de muerte, también se atrevió a alzarme la voz.

—Ya veo.

—Pero también la pillé llorando muchas veces y cuando lo hacía, decía tu nombre.

Una de mis manos se aprieta en puño y trago. El nudo en mi pecho no tarda en formarse porque sé que no está provocándome con mentiras, es una verdad que duele.

—Me asociaba con una conexión a ti, tal vez por eso aguantaba mi presencia. Unos días estaba feliz y otros simplemente no sonreía o parecía... ¿Desesperanzada?

»Así que estuve pensando en qué pensará ahora que su conexión contigo no está ahí —Hace una pausa—. Tiene que ser una maldición enamorarse de un Schwarzenberg. Estoy seguro de que ustedes quizá aman cómo unos locos entregados, pero que traen un infierno con ese amor.

La cosa sobre las palabras que no pedí y que ha aportado Jan, es que son una verdad. No es un tipo diciendo mierda para cabrearme, es solo que como mucho de nosotros es directo y me está arrojando una cruda realidad de la que soy muy consciente, así que no le hago saber que me aguijonea con cada una de sus palabras.

—Bueno, gracias por la charla, pero no preciso hablar de mi novia contigo. Corta tu mierda que no estoy interesado en ser tu amigo ni que hablemos de nuestros corazones.

—Golpeé demasiado cerca ¿No es así? —pregunta con malicia y sonriendo.

—No, es solo que estás a nada de tocar la tecla equivocada que me hará cabrearme demasiado y no me apetece una pelea de criminales en este momento. Ya tuve mi pelea nocturna.

—Parece justo —responde—. Tengo que admitir que hiciste un buen trabajo con el intruso.

—Tengo que admitir que si ese es un cumplido que debo agradecer, no cuentes conmigo.

Y con eso después de una mirada en acuerdo mutuo de que no nos gustamos para nada, pero nos respetamos y toleramos por obligación, terminamos cualquier conversación y no volvemos a hablar.

La madrugada se me hace larga, mis hermanos obtienen un lavado de estómago, no fueron envenenados de manera mortal, querían debilitarlos para hacerlos mansos a la hora de asesinarlos. Ellos están bien y solo fue un pequeño susto, uno de los muchos que llegarán a lo largo de los años.

No es hasta dos días después que pueden llegar a casa y cuando lo hacen ya Niklas ha obtenido suficiente información y ha limpiado a los traidores: los Fischer venían por Dietmar, Fabienne solo fue un error de cálculo, uno de los traidores le dio algo a Dietmar que compartió con Fabienne, ambos confiado en que el tipo los había visto crecer y de esa manera, en la madrugada el ahora difunto intruso vino a atacar y acabar con la persona que los Fischer querían muerto.

El peor error de los traidores fue creer que Niklas o Lorenz no lo sabrían, que aun subestiman la capacidad de mis hermanos para liderar. Dos tipos de seguridad, un principiante y una de las cocineras, todos ellos se han ido luego de que tal vez imploraran por la muerte porque si los gritos fueron un indicio, sus últimas horas de vida estuvieron muy alejadas de cualquier paraíso.

Los Fisher no superan que Dietmar matará a una inestable basura que pretendía violar a una amiga de mi hermano en un casino luego de que fuera atrapado contando cartas. Cómo Dietmar logró salir con vida de ese lugar: es un milagro divino; pero Niklas deja en claro que está cansado del juego de "matemos a Dietmar" y que hablará con la familia Fischer lo que no sé si debería inquietarnos aún más, sobre todo teniendo en cuenta lo que dice con los antebrazos llenos de sangre y es mirada un poco desquiciada en su rostro.

— ¿Hablarás con los Fisher? —pregunta Dietmar con lentitud cómo si quisiera confirmar que escuchó bien.

—Sí, me tienen un poco fastidiado creyendo que son más inteligentes que yo —responde viéndose las salpicaduras de sangre en la camisa—. Esta me gustaba, salió incluso económica.

— ¿Qué tan económica? —pregunta Fabienne.

—Mil euros.

—Una oferta —asiente Fabienne—. Te regalaré una nueva.

—Qué linda, hermanita —Le sonríe él con burla.

—Gracias por cuidarnos, Nik —dice Fabienne y luego me ve— y gracias por haber sido tan rápido, Moritz, no me hubiese gustado morir me falta hacer muchas cosas y estoy tan hermosa y reina que el mundo no merece perderme.

—Pues muy hermosa no estabas en esa cama medio muerta cuando te tomé esta foto —dice Lorenz.

Y con la mano llena de sangre le muerta la pantalla de su teléfono con una foto nada favorecedora de nuestra hermanita postrada en aquella cama. Ella grita e intenta quitarle el teléfono, pero él siendo más alto lo sostienen por encima de su cabeza.

— ¡Borra eso! Nik, dile que lo borre.

—Si le digo que lo borre no lo hará —Se encoge de hombros Niklas ahora viéndose los zapatos sucios—. Qué asco, iré a quitarme todo esto que no sirve. Vendrán a limpiar el cuarto, los dejan pasar. Hay demasiado desastre, las personas no deberían sangrar tanto antes de morir.

— ¿Qué le dirás a los Fisher? No puedo creer que hagan tanto alboroto por esa mierda que vivía —dice Dietmar caminando detrás de Niklas—. No quería ser un puto asesino, pero ¿Qué podía hacer?

—Hiciste lo que debías, la salvaste —responde Niklas desapareciendo por el pasillo con Dietmar hablándole.

—Aléjate, enana —Se ríe Lorenz dándole un toque-empujón a Fabienne en la frente.

—Te odio, maldito imbécil.

—Lo superarás —responde Lorenz viendo la imagen y riéndose— y te tomé más fotos.

Livia no ha dicho ninguna palabra y cuando mis ojos se encuentran con los suyos, veo culpa en su mirada porque ella estaba en casa, pero estaba tan fundida en pastillas para dormir que no había manera en la que despertara y supiera lo que sucedía. Ella me preocupa, no sé en qué lugar se encuentra su mente, pero es evidente que desde Alesso hay muchas partes rotas de ella, da la impresión de que vive por compromiso y no porque lo desee...Y el tema de las pastilla comienza a alarmarme.

Unas horas después, cuando estamos en la sala luego de cenar en una de esos extraños momentos en donde cenamos juntos, se siente raro porque Dietmar y Fabienne hasta hace poco fueron casi asesinados, porque los "salvé" y porque Lorenz y Niklas hasta hace unas horas olían a sangre luego de haber estado horas en aquel cuarto. Es extraño, pero a la vez no lo es porque esto ha sido mi vida en meses, porque esta es alguna especie de realidad.

Vuelvo mi atención a Lorenz luego de que me palmee el hombro.

—Bien hecho, hermano mayor, los salvaste.

Todo lo que hago es verlo, reparando en lo impecable que se ve ahora con su ropa de marca y su clásica sonrisa.

—Oh, suelo ser más limpio mayormente —Me dice entendiendo mi mirada.

Cuando me reencontré con Lorenz el año pasado, su mano tembló luego de disparar y asesinar en medio de un enfrentamiento en la boda fallida de Niklas y Gesine, ahora no hay dudas, titubeos o arrepentimientos. Esa oscuridad que habita en cada uno de nosotros se encuentra presente en él, pero no lo domina, solo le da la fuerza y el poder que necesita para sobrevivir en la organización y me trae alivio, por terrible que suene, me alivia saber que no es una oveja, él es uno de los lobos.

***

Octubre, 2017.

El anillo que compré para Valerie el año pasado, con dinero en efectivo en una joyería, quedó en el olvido en aquella casa donde estuvimos por meses y que de hecho Niklas derribó para luego vender el terreno. Sin embargo, con ese anillo enterrado no se fue mi impulso o el pensamiento de lo que un día podría ser.

Es por ello que hago mi segundo intento, pero esta vez tomo el anillo de mi abuela, esa dulce señora que cayó en manos de un matrimonio con el mismísimo demonio de Luhanne y que prefirió matarse que vivir otro segundo a su lado. No es un anillo que mi dulce abuelito le haya regalado, es uno heredado de su propia familia adinerada que por arte de magia – Luhanne – se extinguió en lo que en Austria llaman "la maldición", porque murieron uno tras otro y pueden sospechar que Luhanne tuvo que ver, pero no es algo que se comente.

Así funciona la dinámica de la familia Schwarzenberg en Austria. Son temidos y respetados, una familia con negocios millonarios legales y con muchísimos ilegales, no hay pruebas que lo confirmen y si las hay, las eliminan. Todos comentan sobre que debes temer, tener cuidado, pero todos también hablan sobre querer codearse y querer sus atenciones. Casi creería que son celebridades locales.

Supongo que es cómo jugar con la electricidad y el agua al mismo tiempo, no es una buena combinación, pero desafías al destino a traerte la desgracia o una descarga tan deliciosa que no te matará, pero te marcará. A algunos les gusta huir, otros mueren por quedarse, pero todos quieren conocerlos. Sí, esa es la familia en la que nací y de la que soy parte incluso si pública y legalmente: Moritz Schwarzenberg está muerto desde hace años.

Evalúo el hermoso anillo con el corte elegante y delicado, pero con un valor que ni siquiera quiero calcular. Una reliquia familiar.

—Voy a tomarlo —Le digo a Fabienne.

Ella deja de medirse aretes y me da una mirada antes de encogerse de hombros y seguir con los anillos. Nos encontramos en la que fue la habitación de mi abuela, porque mi hermana insistía en necesitar unos aretes que amaba de la abuela y que hacen juego con el evento al que iremos mañana.

— ¿Qué opinas de estos? —Me pregunta y frunzo el ceño mientras la veo.

—Solo es cuestión de minutos para que se te caigan las orejas con tanto peso en diamantes.

—Son incómodos.

Asiento de manera ausente mientras ella continúa su búsqueda y alzo el anillo que brilla a la luz, sonrío, es incluso mejor que el que había comprado y puedo imaginarlo en el dedo anular de Valerie.

Aclaremos un punto: dudo que ella quiera casarse conmigo nada más verme volver, es decir, soy el bastardo desaparecido que le ha dado tal vez unos meses de infierno, podría tener un novio, podría odiarme y luego esta esa posibilidad en la que no quiero pensar demasiado para no volverme un enfermo de amor, pero podría estarme esperando...Todavía, lo que es injusto, pero aun así amaría. Tal vez no sea inmediato, pero si ella me da la oportunidad, podría suceder alguna vez, porque cuando vuelva, planeo nunca más dejar su lado por tanto tiempo o al menos hacer todo lo que esté en mis manos para que esta eterna ausencia no se repita.

—Oye, yo siempre tomo prestadas las joyas, pero no me las tomo para siempre ¿Puedes robarte eso de la abuela? —pregunta Fabienne.

—Bueno, la abuela está muerta y no lo sabrá al menos que venga a tirar de mis pies o algo dramático cómo eso —digo y su boca se abre con sorpresa—, segundo: no necesito pedir permiso, soy el hermano mayor.

— ¿Y tercero?

—Nadie notará su ausencia y lo sabrá, será nuestro secreto ¿De acuerdo?

—Bien, de acuerdo, pero... —Alarga la última vocal—. Haz que este robo valga la pena.

—Lo haré, mocosa, valdrá totalmente la pena.


Ay, Diosito, el tiempo está corriendo en esta historia. Falta poco...

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Espero les guste.

Un beso.

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