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By propetyOfNegan

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By propetyOfNegan

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆

Las escaleras hicieron ruidos sordos ante los pasos lentos y dolorosos de Alfie, llamando la atención de la joven sirvienta, quien se dio el atrevimiento de admirar a su jefe, quien lucía extrañamente atractivo después de tantos meses viéndose miserable, además del interesante dato de que este quedase en medio del vestíbulo, viendo la pintura que adornaba la sala, el hombre ya no pasaba tiempo en su hogar después de lo de Scarlett. Que admirase una pintura en su propia casa, después de tanto, era raro.

-buenos días, Alfie.

-¡buen día, Pauline! ¿qué hay de desayuno hoy?

-ehm, huevos, señor, sacados del gallinero- la joven sonrió, y extrañamente Alfie le correspondió con alegría.

-me alegro, por lo que entonces, ¿todos comerán lo mismo?- asintió, Alfred murmuro- quiero a todos en el comedor, si, si, ¡comamos en el comedor, Pauline! ¿Phoenix esta aquí?

-si señor, está ayudando en el viñedo.

-oh dios, ¡todas las mujeres que conozco son tan trabajadoras! ¿no crees? Porque así es, tenemos por ejemplo a Scarlett, aunque Scarlett se fue, ¡oh! También a Maggie, pero también ello lo hizo, ¿no?- la mujer asintió, sabiendo que podría venirse un episodio explosivo del mayor- ¡todas se fueron y se irán, Pauline!- la tristeza inundo su ser, y lo único que pudo hacer fue sonreír con mas ánimo, queriendo llorar como un bebe ante la ausencia de las antes nombradas.

-señor, pero Phoenix esta aquí, no se irá, podemos ir a verla ahora mismo si quiere- asintió, apoyándose del bastón con un mango de madera tallada que consiguió.

Cyrill y Tessa se le unieron de camino al viñedo, construido para el uso exclusivo de la mujer Solomons, y encontró curioso como todos parecían trabajar mas animados de costumbre, comenzando a crear una segunda vivienda cerca de la primera, recuerda haber escuchado que era por motivos de espacio, para que hubiera más gente y el vino se añejara en un lugar especial para este, sin compartir espacio con el ron.

-¡buen día!- retomo su buen humor, observando el liquido rojizo dentro de unos botellones.

-buen día, señor, ¿Qué tal durmió?

-bien, Harry, ayer el jodido frio me llego hasta los pelos de la puta barba, pero bien, todo bien en mi habitación, ¿y el tuyo?- el castaño sonrió de lado, Solomons mayor tendía a pegar su buen humor con bastante facilidad. La misma con la que impregnaba de incomodidad o temor.

-bien, hemos estado trayendo más implementos para la destilería, estamos trasladando los equipos mas pesados para que luego no sea complicado con la construcción- tomó aire y le miro la nariz- al igual que pensaba comentarle que la anterior casa podríamos dedicarla a más producción- el mayor busco a la mujer, escuchando a Davis mientras hablaba- produciríamos un cuarto de vino y ron, además de tener lugar para ordenar las cajas que se van de exportación sin que esto siempre este desordenado.

-¿son ordenes de Scarlett?

-no, son ideas mías, de hecho, se lo comente a Scar y le agrado, pero no son de su parte.

-parecen sacadas de ella, por lo que lo acepto- el castaño hizo una mueca, y anoto algo en su libreta, comenzando a ordenar a los hombres nuevos- ¿Pauline? ¿por qué hay tanta gente? Si, acá hay bastardos que no conozco.

-son nuevos, señor- movió sus manos detrás de su espalda, sabiendo a que venia aquella pregunta- por ellos prepararemos más comida.

Se estuvo preparando durante la noche para mentir.

-fueron ordenes suyas, Ollie los trajo de la frontera, por algo su acento peculiar, pasaron por varias pruebas antes de estar aquí.

-oh, bien, bien. ¡me encanta cuando trabajamos así de bien, por la mierda! ¡Davis! ¿Dónde esta Phoenix?- el chico señalo el lugar donde se exprimía la uva, por lo que con ayuda de la joven, logro llegar con rapidez hasta la puerta de metal.

La aprendiz estaba con un lápiz entre sus labios, con el cabello amarrado en alto y sus ropas usuales, sus dedos con anillos llamaron su atención cuando comenzó a chocarlos entre sí. Alfie sabia que aquello significaba estrés, e intento mantenerse enfocado durante la conversación que tendrían.

El lugar estaba con sonidos constantes, bien iluminado, espacioso y con buena ventilación, sin colores extravagantes que se ensuciarían en seguida, podría no estar en el lugar donde ocurría todo, pero le gustaba ver que todo funcionara cómodamente, sin inconvenientes de por medio como insolación o de lo contrario deshidratación como consecuencia.

La mujer con tatuajes en los brazos estaba sentada al fondo del lugar, en la mesa estaba una botella de vino con dos copas, un teléfono y algunos libros de finanzas.

-Alfie, me alegra que salieras y vinieras- sus ojos, verdes e hipnotizantes le hicieron volver a sonreír, dejando atrás a la sirvienta para que siguiera con sus deberes- ¿qué haces por aquí?- se levanto de su lugar para recibirlo, viéndolo a los ojos.

-desperté de un buen humor, y en la cocina dijeron que prepararían mas platos para los trabajadores- se acercaron bastante, más de lo que se acercarían unos amigos, y susurro en las penumbras- me dijeron que yo los contraté, ¿es verdad? Porque no los recuerdo, querida, no los recuerdo y no quiero comenzar a olvidar mierdas, no quiero olvidar de nuevo.

La bruja quedo en silencio, Solomons menor le había llamado, informándole que le avisaría a Alfie de los nuevos hombres y que tendrían que hablar en persona mas temprano que tarde, y aceptó, porque el hombre con el que compartía cama logro alejar sus malos sueños, dejando a un indefenso niño que explota con lo mínimo, cuestionándose a su alrededor. Sin sus pilares estaba devastado, y por mas que intentase limpiar sus energías y alma, necesitaba a su sangre.

-podríamos probar con cosas nuevas- aquello basto para el barbudo, asintiendo contra el hombro de la francesa, sintiendo su aroma combinado con la tierra- estaremos bien, cielo, quizás tendremos que volver con Larissa.

Sintió su suspiro decepcionado, no le gustaba mentirle, menos cuando estaba inestable. Acaricio su espalda e intento retomar su emoción.

-¿quieres probar el vino? No podemos darle el gusto bueno si es que tu no lo haces primero, ¿si?

-si, es una buena idea, querida, aunque no sé una mierda de vinos- su comisura izquierda se alzo y espero a que la copa se llenase.

El sonido del teléfono alerto a la mujer, quien entrego el objeto de vidrio y levanto el aparato, viendo al hombre observar el líquido.

-está hablando con Phoenix Leroy de Aerated Bread, ¿Qué necesita?- a Alfred le encantaba como decía su nombre, con aquel tono francés que le hizo retractarse de pronunciarlo mal- oh, si, en seguida. Es para ti, Alfred.

Frunció el ceño, ¿quién le llamaría a la bodega que está en su hogar? Aunque habría probabilidades de que fuese su nuevo amigo, por lo que tomo el objeto aun observando el rojizo líquido, atreviéndose a olerlo.

-¿Quién eres y qué mierda necesitas, uh?- bebió directamente desde la copa, y Leroy maldijo en francés.

-Alfie- sonrío mirando a Phoenix, era su hermana- necesitamos hablar sin que estemos peleando o gritándonos cada vez, ¿podríamos hacerlo bien? Meramente administrativo, no quiero que nos distraigamos- apunto el teléfono como si ella no supiera quien es.

-si, Scarlett, ¿no?- bromeo, porque estaba viviendo una montaña rusa de emociones y lo primero que pensó fue en sus recuerdos junto a ella- ¿Cuándo podríamos juntarnos? Es que tengo muchas cosas que hacer, podría ser en dos días más, ¿no?

-¿jueves? El miércoles no podré, tengo cosas que resolver.

-cuando sea mejor para ti, Scarlett, porque al final, ¿no respetas ningún día?- Phoenix negó, ya no sabía distinguir esas palabras como jugueteo o ironía- sí, es para saber que no puedes hacer nada en el mismo, uh, ejemplo, por si no sabias, los judíos no podemos el viernes, ¿sabias eso?

Escucho un bufido de su parte, ignoro todo y siguió.

-creo que el jueves también me veré con tu amiguito, ¿Cómo era su nombre, querida? ¡ah! Thomas Shelby, es pequeño, ¿todos son igual por allí?

-el jueves en Candem, supondré que estarás todo el día allí, estaré durante la tarde.

Cortó, el barbudo se quedo unos segundos con el objeto aun levantado. Aguanto la respiración, 10 segundos, 20 segundos, 30..., retomo su respirar cuando la bruja le abrazo, rodeando su cuerpo con sus delgados brazos, lo suficiente para que la guerra dentro de si no estallara.

-la quiero mucho, Phoenix, más de lo que soy consciente.

La mujer rodeo los ojos. El relajante que colocó en el vino comenzaba a afectarle con rapidez, muchísimo más rápido debido a que no ha desayunado.

...

El día transcurrió con rapidez para los Shelby, quienes luego de festejar con Pol por su nuevo hogar, corrieron al Garrinson para los últimos preparativos de la noche, mientras que Hades aguardaba en su oficina, fumando el quinto cigarrillo del día, mirando su escritorio.

Tenia entre sus manos una carta de Grace, de la rubia irlandesa a quien había insultado cuando conoció, y a su lado había una carta de parte de los Sabini. Lo que encontraba curioso es que no era dirigida para él, sino para Scarlett, lo que le hacía dudar de qué hablaba con exactitud.

De forma retorica el destino le estaba dando a escoger cual de las dos cartas escoger.

Lizzie esperaba en silencio al otro lado de la oficina, guardando cualquier palabra que salía de los labios gruesos del contrario, parecía verdaderamente concentrado desde su ubicación, por lo que se dedico a admirarlo. Ella vio cuando recibió las dos cartas, notó su gesto de preocupación en la segunda, y pesar en la primera, se atrevió a pensar en que ambas mujeres le daban inconvenientes, ¿ella que le daría? Sexo especialmente bueno y todo lo que él quisiera con solo pedírselo, ¿qué más necesitaba el dueño de Birmingham?

-¿cuál escogerías tú, Lizzie?- su voz le asusto, se acerco con lentitud, viendo ambos sobres arriba de la mesa- ¿cuál abrirías?

-la primera, Tom, la segunda no esta dirigida a ti, por lo que quizás sea algo privado entre Scarlett y ese tal Engel- su lengua venenosa salió a la luz- quizás una carta erótica, había mucha de esas en la guerra, ¿Por qué ahora no?

Silencio, temió haberla jodido, sin embargo, el hombre acomodo su traje, sacando de un lateral billetes de colores, se preparo para la pregunta que probablemente saldría de sus labios.

-¿tienes un vestido para hoy?

-eh...no, pensaba usar uno que me regalo mi prima, lo he usado dos veces simplemente.

-compra un vestido rojo, o verde, el verde te viene mejor- susurro, dejándole una cantidad considerable de libras, y Stark se ilusiono, por lo que lo acepto de inmediato, asintiendo y huyendo de la oficina para poder sorprenderlo con un vestido hermoso.

Corriendo por encontrar una tienda abierta que pudiera atenderla antes de la gran fiesta.

Cuando no hubo ninguna otra alma a su alrededor, alargo su mano dominante con aparente seguridad, cuando la yema de sus dedos rozo el material pareció que alguien se la afirmara con fuerza, diciéndole en un susurro:
Disfruta de la primavera antes de que los celosos dioses intenten alejarla de ti.

Se aseguro de su decisión y abrió el sobre, leyendo como Engel Sabini parecía querer matar con sus propias manos a su diosa, narrando como es que la tendría cuando la viera, como tocaría su cuerpo morbosamente para luego despedazarlo, sus gritos de dolor y acciones que no se quiso siquiera imaginar.

Cerro los ojos mientras arrugaba con sus manos la carta, descargándose con la misma con ferocidad, como si aquel trozo de papel tuviera la culpa de lo escrito.

Se la arrebatarían, era algo que temía, pero que cada vez se volvía más certero, la alejarían de su lado cuando él estuviera indefenso. Lanzo con rabia la carta hecha bola mientras tomaba como opción seguir su instinto.

¿era lo que verdaderamente tenia que hacer? ¿seguir su instinto en aquel momento? ¿especialmente en esa decisión? La impulsividad era una cualidad de este, además de que el instinto velaría por su propia seguridad, no por la de su familia. Guardo la carga de Grace, soltando aire por la boca, caminando hasta la entrada de su oficina, quedándose unos segundos bajo el marco.

Saco una moneda, observo ambos lados fijándose en que no estuviera trucada.

Inhalo, preparo su mano y la arrojo hacia arriba.

No era la primera vez que dejaba que una moneda decidiera por él, y en aquella situación lo encontró prudente, más con su indecisión al respecto. Como si realmente valiera la pena ver el resultado del oráculo.

Que el destino escoja por él.

Segundos en los que no quería abrir su mano por temor al resultado, atreviéndose a mirar la moneda cuando estuvo fuera del edificio de su empresa, guardando la decisión en el bolsillo cerca de su corazón.

Suponía que todo estuviera bien durante la celebración. Arthur drogado con Tokio, Pol enojada con él por su aparente egoísmo, Ada estando en Birmingham por pedido especial de él, Finn y John felices por la fiesta que habría, después de meses sin asistir a alguna por negocios y juntas. Estaba bien, estaba más que bien de hecho, y después de mucho tiempo, se permitió sonreír durante la noche de hoy, con paso lento hasta llegar al Garrinson, sabiendo que toda la gente allí estaría a su espera, con música desbordando, más la presencia de algunos borrachos que le saludaran con palabras ilegibles

Al entrar, el olor a alcohol inundo su olfato, viendo a personas bailar en medio del salón, otras riendo en la habitación en la que usualmente estaba, a su hermano mayor sirviendo bebidas a diestra y siniestra como si verdaderamente supiera como servir una cerveza o una copa de vino, le saludo en alto, para volver a concentrarse en pedidos de la barra.

-¡denle una botella a mi hermano! ¡el bastardo que la robe paga todo lo que se gaste hoy! ¿me oyeron, infelices?- llego a sus manos un whisky, seguido de sonrisas coquetas de parte de la mujer que se lo entrego.

Avanzo hasta ver a ambos rubios reír con cartas en mano, junto con Esme, quien hablaba plácidamente con una mujer que no reconocía, con una cortina de humo que los rodeaba con gentileza.

-¡Finn Shelby!- le retó, y las risas pararon- ¡mantenlo alejado del whisky, John! Te estaré viendo.

El menor le regalo una mirada de suplica mientras que el líder le quitaba el vaso de la mano, bebiéndoselo de un solo trago, buscando a Polly y a Scarlett entre todos aquellos cuerpos felices, oyendo a su lado como Johnboy se reía del menor, desordenando su cabello en el acto.

Esperó a una mesa de distancia de sus hermanos, sentado sobre el cómodo asiento que habían colocado a las paredes, con las piernas levemente separadas, prendiendo otro cigarro, sirviéndose mas whisky caro y escuchando en su mente las agujas del reloj funcionar, desesperado por la presencia de alguna de las dos mujeres.

Cuando escucho un montón de halagos y felicitaciones supo que había entrado Elizabeth Gray, luciendo espectacular con un vestido negro junto a un abrigo de piel que resaltaba su piel blanca, ojos pintados con algunos rizos en su cabello, sonriendo a cualquier hombre que le dijese cuan hermosa se veía esta noche.

Thomas considero que su tía se merecía el mundo, algo mas que simples piropos y una casa, pero sus pensamientos de agradecimiento se dispersaron al ver como Gray levantaba su dedo de en medio en dirección a él, puso los ojos en blanco sin poder evitarlo, prefiriendo que alguien más tuviese una conversación con ella y sus arrebatos inexplicables contra él.

-¡Polly!- el grito de Ada, la vio entrar, bebió de su whisky esperando que entrara la judía.

Podría volverse loco pensando que Campbell o ese Engel tenían la culpa de su demora, mirando fijamente la entrada del pub.

-¡dulzura! ¡deje una puta botella de champán solo para ti!- le siguieron gritos de alegría y busco a la mujer, ¿Cuándo había entrado?

-¡si la señorita Scarlett tiene una botella yo también quiero una!

Hasta que la observo cerca de la barra, con un vestido brillante plateado, descubierto en la mitad de la espalda y su cabello suelto, suficiente para que Hades tuviera que suspirar por ella, bebiendo del whisky para disimular su atención directa.

Recordó por escasos segundos su despertar. Solomons había despertado primero que él, por lo que en silencio se dedicó a observar todas sus acciones. Nunca pensó que vería a una mujer arreglándose con gracia y paciencia, menos cuando todo el mundo está a la espera de verla actuar de forma desenfrenada. Recuerda las respiraciones tranquilas que se obligo a dar, con la erección matutina llevándolo a mirar sus piernas con aquellas medias a medio muslo que le enloquecieron, verla sonreír mientras le saludaba le hizo soltar un comentario lleno de seducción, y su mañana se mantuvo agradable hasta que Polly le golpeó.

-¡hoy es un día para celebrar! ¡hoy invito todas las putas bebidas yo!- Arthur hablaba en caliente, lo apreciaba por como sonreía al escuchar a la gente celebrar con él.

Volvió a buscar a Solomons, recordando la moneda en su costado como un martirio.

Bailaba con Pol con la mirada de varios sobre ambas, Charlie tomando su mano para darle una vuelta y apreciar su atuendo. Hasta que por fin sus miradas conectaron, la suya era frialdad injustificada, mientras sentía que la de ella era pasionalmente cálida, entrelazo sus dedos, ansioso para que ella se acercase hasta él.

Proceso aquel pensamiento repentino cuando leyó la carta amenazante, aquel presentimiento de que no la merecía, no debería de hablarle cuando ella desprendía tanta bondad y él era lo contrario, dando miedo e incomodidad. Comenzó a odiar el tema en discusión en su mente.

Disfrutar de ella, ¿aquello tenía relación con el resultado de su moneda? Sabia que todas las mujeres que se acercaban a él de algún u otro modo eran pasajeras, todas le abandonaban queriendo o no, la primera mujer que lo hizo fue su madre, le siguió su primer amor, después Grace, ¿le seguiría Scarlett? Se negó a su pregunta, con Scarlett gozaba de verdad, disfrutaba demasiado la atención que esta le entregaba, en como le ayudaba con lo mínimo que dijese; confiaba en que no sería lo suficientemente estúpido como para dejar que se la llevasen de su lado.

Por lo que tomó la decisión que le llevo a terminar su vaso de un solo sorbo.

Se levantó camino a la única sección sin utilizar del pub, adentrándose a la oscuridad para sentarse en la mesa central, con el sobre de la irlandesa en su mano izquierda, saco los fósforos con los que anteriormente prendió su cigarro, comenzando a acercar la carta sin leer. No le importo que quizás ella confesase cuanto le quería, ni que podrían volver a verse si es que respondía, no le importo si es que con esa carta podía conocer directamente al rey de Inglaterra.

Margareth tenía razón al decir que quizás valía la pena intentarlo, el riesgo de salir herido nuevamente le molesto, sin embargo, ¿no era mejor compartir su soledad con Scarlett?

Se sintió en paz con el fuego quemando su destino, ignoro la moneda, que escogió a la rubia, como si aquella mujer le llevase a pensar despierto simplemente con mirarle. Se trato como un imbécil mientras las llamas se acercaban a sus dedos, en algún punto ella se alejaría de él, lo sabia mejor que nadie, era destructivo y eso le jodería siempre, pero prefería disfrutar de sus placeres en conjunto a que algún hijo de puta viniese a arrebatársela como un objeto.

Gozaría de ella aun cuando su tacto cariñoso debía de ser negado, disfrutaría hasta que Zeus la alejara de su lado junto con la ayuda de Deméter, lo único que ahora mismo pedía de forma sincera y desesperada era mas tiempo con ella. Algo que le dejase tener el honor de compartir a su miserable vida con Solomons.

La carta termino de consumirse en el cenicero, tenso los brazos volviendo a sentir vitalidad dentro de sí, dejando la moneda que condeno su destino entre las cenizas del papel. Alzo la mirada  al sentirse observando, siendo Scarlett quien le esperaba, con sus uñas de color blanco y labios pintados de un tono mas oscuro. Le sonrió mientras extendía su mano.

-¿vamos?- sacudió sus palmas contra el pantalón, mientras avanzaba hasta la luz, sintiendo el exquisito perfume de Solomons.

Sin esperarlo, acerco la nariz hasta el cuello de la mujer, viendo como Scarlett suspiraba ante su acción.

-hueles exquisito, Scarlett- susurro, viendo como John los miraba cómplice, retuvo una sonrisa mientras subía hasta la comisura de su boca- te ves jodidamente hermosa, cariño.

-lo sé, los borrachos de la entrada no paraban de repetirlo- asintió, su mano viajo hasta dar con la espalda de la mujer- pero ellos no me tocaban.

-les corto la puta mano si lo hacen- Scarlett sonrió mientras le guiaba hasta la barra.

-¿Qué me puedes dar, Arthur?- el líder noto cierta tensión cuando el mayor le miro, disimulo cuando lo vio, buscando en la pared llena de botellas algo para la mujer.

-para ti, tengo todo lo que tu quieras, dulzura- sonó coqueto, lo que llevo a Tommy a hacer un gesto involuntario con las cejas, enderezando la espalda detrás de Scarlett.

-¿no me habías guardado una botella de champan? Lo quiero- observo como Polly bailaba entre distintos brazos con una sonrisa, riendo en alto cuando un hombre le susurraba algo cerca del rostro.

-¡Arthur, ven a jugar! ¡Finn no puede ni siquiera ganarme una partida!

-¡ya voy, Johnboy!- agito la botella helada, pidió silencio a la barra- perdón por los inconvenientes de ayer, dulzura, disfruta de la jodida noche porque espero que no vuelva a ocurrir.

Se quedo esperando alguna otra palabra que revelara lo sucedido, pero nunca llego, Arthur le sonrió a Scar por ultima vez, y el corcho de la botella salió volando hasta algún lugar del Garrinson, festejaron las personas alrededor mientras él aceptaba la copa en forma de tubo que Solomons le ofrecía.

Tomó la botella del vino espumante, seguido de la de whisky que aún se encontraba en la mesa, mientras se dirigía donde John, solamente sus hermanos ocupaban el lugar, supuso que Esme se había cansado de esperar a que bailara con ella.

-cuando quieras puedo darte una practica de como ganar en las cartas, es que soy muy bueno para jugar solo contigo- el rubio se dirigió al menor con superioridad.

Tomaron asiento el uno al lado del otro, con dos botellas de distintos alcoholes sobre la mesa, mientras que Thomas acomodaba su silla cerca de Scarlett, dejando notoriamente su mano derecha sobre su muslo, sabiendo que le gustaban las caricias que él hacía sobre su piel, en este caso, sobre la tela de su vestido.

-¿vas a jugar, Scar?- la judía asintió, respondiendo la sonrisa cómplice que John le dirigía.

-podría arriesgarme a jugar con gitanos- a su lado Tommy bebió a gusto, apretando su muslo por la frase sarcástica.

-yo también voy a jugar- aclaro su garganta dejando la copa sobre la mesa, esperando aquella noche compartir con su familia.

los tres hermanos, con el bigotudo recién llegando, se miraron asombrados ante lo dicho, sorprendidos de que Thomas se atreviera a jugar después de tanto tiempo sin convivir en un espacio como aquel.

-eh, ¿jugarás, dulzura?- Arthur intento disfrazar el asombro grupal, sentándose al lado de Finn, acomodándose para apostar su orgullo en aquel juego aparentemente inofensivo.

-solo si me dejas ganarte- Arthur golpeo el brazo de John sin creérselo.

-¿escuchaste lo que dijo?

-puede que ella te gane, eres una mierda jugando- Thomas soltó con una sonrisa humeante, recibiendo las cartas que el rubio comenzaba a repartir.

-¡todos contra mi!- exclamo indignado, comenzando a aprenderse las cartas que Finn dejaba ver- cuando sea el puto rey de Inglaterra te dejare ganar, Scarlett Solomons.

Las manos de Hades cosquillearon cuando sus dígitos se adentraron al muslo interno de Persephone, recibiendo un apretón de su parte, gozando de como ella pareció disfrutar del roce.

La observo por unos segundos, viendo sus labios húmedos y entreabiertos, prestando total atención a las reglas del juego.

Realmente deseaba ser una mejor persona para ella, quería que siguiera sonriéndole solo a él, que él siguiera siendo el primero a quien saludaba, era egoísta su pensar, pero no le importo en lo absoluto. Comenzando a generar ideas para limpiar sus manos llenas de sangre, con actos bondadosos y ser el hombre correcto que quizás querría ella.

Su deseo incremento cuando Scarlett le miró diciendo.

-Si necesito tu ayuda, te lo haré saber- sonrió coqueta, segundos después su mano se vio atrapada entre las piernas de la mujer, envuelto en la suavidad que conocía a la perfección.

Apretó la mandíbula ante la sugerencia, dejando las cartas en la mesa y bebiendo de la copa, con las burbujas del trago viajando por la garganta, miro de reojo a sus hermanos, volviendo a observar a la mujer, sonriendo en el proceso.

-No dudes en decirlo, cariño.

————————————

Lamento muchísimo la demora, pero entre a clases y he tenido que acostumbrarme a la rutina nuevamente, solía escribir en la noche/madrugada pero me jodieron teniendo que despertarme a las 8 solo para tener ✨matemáticas✨
Adivinen quien está muriendo mientras ve números imaginarios y todo lo que se puede hacer con ellos

Pero aquí está el capítulo, y no saben cuánto me emociona que lean el siguiente 🥳🥳🥳🥳🥳

Que tengan un bonito fin de semana y disfruten 🥵

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