Universidad Homofóbica I Pric...

By MJMoonwalker3

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❝Las preferencias no son motivo para dejar de amar a una persona❞. Después de haber tenido sexo por error con... More

Aviso
|Sinopsis y Reparto|
|Capítulo I - Cruel Pasado|
|Capítulo II - ¡Jódete!|
|Capítulo III - Atrevimiento|
|Capítulo IV - Biblia|
|Capítulo V - Sueño Húmedo|
|Capítulo VII - Lo arruinaste|
|Capítulo VIII - Infidelidad|
|Capítulo IX - ¿Tú aquí?|
|Capítulo X - Una llamada|
|Capítulo XI - Lugar Secreto|
|Capítulo XII - Miradas Prejuiciosas|
|Capítulo XIII - El Pasado de Prince|
|Capítulo XIV - ¿De nuevo?|
|Capítulo XV - Tratar de besarte|
|Capítulo XVI - Apenado de hacer el amor|
|Capítulo XVII - Gratitud|
|Capítulo XVIII - Definitivamente es amor|
|Capítulo XIX - Borracho de nuevo|

|Capítulo VI - Algo de Alcohol|

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By MJMoonwalker3

Finalmente el día había llegado, el tan esperado domingo. Hoy por la noche se llevaría acabo la fiesta de la novia de Michael, Charlotte. Todo ya estaba siendo preparando en el bar para la celebración, la cuál se llevaría a cabo a las 8:30 de la noche.

Desde la tarde más temprana de ese mismo día, Prince se encontraba buscando el atuendo perfecto ¿sabes? La ropa que mejor asentara su cuerpo para verse bien ante el joven Jackson. Ese chico en verdad lo volvía más loco de lo que ya estaba.

Horas después por fin había decidido la ropa que portaría. Un pantalón negro que le quedaba a la perfección, una camisa blanca con finos olanes por delante que no llegaban a más del cuello de la camisa, un morado saco que le quedaba un poco más abajo de las rodillas, con bella piedrería en el hombro derecho, y para finalizar, unos botines negros con el tacón un tanto alto. Ese era uno de sus mejores atuendos.

Ese era el vestuario que usaría en una ocasión especial, y esta era una de ellas. Tendió la ropa en la cama, admirándola y pensando bien si esa sería su decisión final. Y claro que lo fué, el conjunto era simplemente perfecto, era tan... él.

Tardó tanto en escoger su ropa que ya casi era hora de la fiesta, así que rápido entró al baño para darse una ducha. Se quitó sus prendas en un abrir y cerrar de ojos, de hecho, se mareó un poco. Abrió la regadera, y cómo buen hombre que se respeta se bañó con agua fría, casi hasta se podría decir que agua traída de la Antártida solo para él.

Se metió dentro de la regadera, estaba tan helada el agua que la piel se le erizó en pocos segundos. Así que entre jadeos y respiraciones temblorosas se quedó ahí un rato para acostumbrarse al frío.

Tomó el jabón, lo puso un rato en las gotas que caían y ya después empezó a pasarlo por su cuerpo de una forma un tanto apresurada para no llegar tarde a la fiesta, pero sí llegar algo temprano para ver más tiempo a su amado secreto. ¿Ven lo loco que estaba por él? La mayoría de su actuar tenía que ver con él, ni modo, así es el amor.

Retiró los residuos de jabón de su cuerpo, para después coger la botella del champú y echarse del líquido en la mano. Dejó el bote en su lugar para poder empezar a ponerse el jabón líquido en su hermoso cabello chino. Por último se enjuagó el pelo para quitar el champú y salió de la ducha tomando su toalla, secándose el cuerpo con esta, mientras gotas provenientes de su melena caían por sus hombros, dándole un ligero escalofrío.

Se secó el pelo, ni siquiera se había molestado en acomodarlo un poco, de todos modos sus cabellos rebeldes siempre se salían de lugar. Cepilló sus dientes. Salió desnudo del baño, esas eran las ventajas de vivir solo, podías hacer lo que se te plazca sin el miedo a que alguien te vea; pero a la vez se sentía tan vacío.

Se colocó la ropa que usaría, primero la ropa interior, después el pantalón, luego la camisa, el saco, y finalmente los zapatos. Se echó perfume, diablos, olía exquisito. Tomó sus gafas circulares, se las colocó. Y antes de que lo olvidara se puso desodorante, claro, no estaría echando olor a chivo por todo el lugar.

Se miró en el espejo de cuerpo completo que tiene en su habitación, ya estaba listo. Se sonrió a sí mismo por lo bien que le quedaba el traje que había escogido. Después abandonó su cuarto, bajando las escaleras para irse de una vez a la fiesta, la cuál se hallaba a unas cuántas cuadras, unos doce minutos a pie.

Literalmente no llevaba nada de pertenencia, tan sólo su ropa puesta y la invitación, claro está. Ni siquiera traía un regalo para la cumpleañera, pues le importaba en lo más mínimo ella, lo que quería era ver a Michael, obvio. Le llevaría su presencia cómo regalo a Charlotte, la intención es lo que cuenta después de todo ¿no?
______

Parecía que la luz de la luna brillaba para él, sabía que esta era su noche y debía de pasarla de maravilla. Eran las 8:27 de la noche y ya había llegado al lugar que decía la invitación, el bar los pinos.

En realidad no recuerda haber ido a un bar antes. Sólo para ir por su padre, ya que él se la pasaba la mayor parte del tiempo ahí, desde hace años que no lo ve, ni a su madre.

En la entrada unos hombres que parecían ser guardias o seguridad le pidieron su invitación, así que se las mostró. Él estaba a punto de pasar, muy seguro de sí mismo, hasta que uno de los dos tipos suelta una pregunta.

-¿Tacones en un hombre? -dijo el más alto de ellos-. ¿Tú habías visto algo así? -susurró al otro guardia, quién tan sólo negó con la cabeza.

Prince acomodó sus gafas, sonrió de lado y siguió con su camino. Él sabía que conllevaba ser cómo era, la mirada de las personas, y constantes preguntas; no le importaba mucho. Aún así entró al lugar, dónde rápidamente el sonido de la música fuerte lo invadió, al igual que la oscuridad dentro del lugar, el cuál era iluminado por destellantes luces cambiantes de color.

En lo primero que pensó fue en dónde se encontraría Jackson. Miró hacia su alrededor, no conocía a la mayoría de los invitados de la fiesta. Algunos ya estaban bailando en la pista, otros en la barra tomando, y unos cuántos más platicando cerca de las esquinas en grupos de más de tres personas.

Y por allá se hallaba Michael junto a su novia y un par de amigos, charlando. Sus miradas se hallaron aunque hubiera un gentío. Él le sonrió gentilmente.

Pero Jackson no parecía estar muy contento, de hecho estaba aterrorizado. Y no es que Rogers se viera mal, si no que después del sueño húmedo que tuvo el día anterior no podía ni mirarle sin recordar lo que soñó. Que mala suerte.

—Mejor hay que ir hacia allá -—tartamudeó Michael a sus amigos, apuntando con su dedo índice otra esquina del lugar, un lugar lejos de Prince—. Más cerca de la barra ¿Qué les parece?

No había hablado en toda la conversación, sólo para decir eso. Sus amigos no se negaron, aunque su novia le miró un tanto extrañada; sin embargo acataron su petición y se largaron hacia allá. Rogers se bajó levemente las gafas para ver con más claridad hacia donde iba Jackson y los demás.

Le pareció extraña esa actitud por parte del rizado, tal vez no lo miró bien o algo parecido. No le daban muchas ganas de bailar ahora, a menos de que fuera con Michael, claro. Así que se les quedó viendo desde la distancia, acercándose cada vez más a la barra, fingiendo estar entretenido en otra cosa.

-Para mí será un martini -dijo uno de los amigos al barman-. ¿Y ustedes?

-Una margarita estaría bien -. Respondió el otro allegado que los acompañaba.

-Yo un vodka, quiero embriagarme lo más que pueda -. Habló Charlotte con ánimos.

Michael sólo estaba callado.

-¿Tú qué pedirás, Michael? -. Le cuestionó el chico que pidió un martini, cuyo nombre es Alex.

-No, nada. No pediré nada -respondió el rizado recordando a su madre-. Mi mamá me prohibió beber.

-Aww... Jackson es el bebé de mami -se burló el tipo que pidió su margarita-. Anda pide algo, no seas miedoso.

-Sí, no te preocupes, ella no se dará cuenta, sólo bebe un poco -. Le incitó Alex.

-Amor, bebe algo, te gustará -. Al igual que los demás, Charlotte invitó a Michael a que tomara.

Las voces giraban en torno a su cabeza, pensando y pensando si estaría en lo correcto ingerir algo de alcohol. "Tengo veinte años, ella ya no puede controlarme" reflexionó mentalmente en su rebeldía contra su madre.

-¿Saben qué? Sí voy a tomar -decidió Jackson con completo valor a desafiar las órdenes de Katherine-. No dejaré que mi madre me diga que hacer.

-Así se habla, hermano -le felicitó Alex-. ¿Y qué pedirás?

-Emm... ¿Alcohol? -. Jackson ni siquiera se sabía el nombre de las bebidas, tanta era su inocencia que hasta miró de reojo a su novia.

-Mejor te pido una cerveza, -le dijo la pelirroja al ver su poca información sobre las bebidas alcohólicas- dicen que es buena para empezar.

Mientras tanto, Prince había logrado acercarse a la barra, pidió algo, un mojito siendo más exactos, no quería emborracharse tanto esa noche. Cómo pudo se aproximó hacia el grupito, aún no había felicitado a la cumpleañera. Todos ya tenían sus bebidas en mano, el barman era realmente rápido.

-Feliz cumpleaños -. Le dijo Rogers interrumpiendo su plática.

Jackson por poco escupe su cerveza ante la sopresa de ver a Prince tan cerca.

-Este es tu amigo ¿No? -le cuestionó su novia-. El de la otra vez.

-Sí, es Prince -por poco Michael tartamudea de nuevo-. Estamos en el mismo salón.

-Un gusto conocerte al fin, cariño -saludó Rogers a Charlotte besando su mano cortésmente-. Me han hablado mucho sobre ti.

-Vaya, que caballero -rio la pelirroja-. Si me disculpan tengo que ir al baño, el vodka me cayó mal.

Ella abandonó la conversación, y corrió hacia el baño, ya que se había mareado un poco. Y parecía que Alex y el chico de la margarita igualmente se habían esfumado, de seguro estaban bailando con alguna chica después de haber tomado todo ese alcohol.

Michael tomaba silenciosamente de su cerveza, tratando de no mirar a Rogers; pues cada vez que lo veía recordaba el fogoso sueño erótico que tuvo, el cuál lo hizo mojar la cama de la excitación el día anterior.

-¿Por qué haz estado evitándome, eh rizitos? -rio el de cabello rebelde tomando un sorbo de su cóctel-. ¿Me tienes miedo o qué?

-Es que... en realidad no es nada, ni siquiera te había visto entrar -. Balbuceó el rizado esperando a que la conversación terminara lo más rápido posible, pues ya no podía soportar su sonrojamiento.

Jackson tomó desesperadamente otro trago de su fría cerveza, sintiendo cómo le irritaba poco a poco la garganta, pero de igual manera le tranquilizaba y hacía que se relajara para mantener todo en calma durante su charla con Rogers, quién no le quitaba la mirada de encima; pues estaba admirando su vestimenta. Ese saco plateado de lentejuelas brillantes le quedaba muy bien a decir verdad.

-De hecho, te ves muy sexy con ese traje... digo, te ves bien -. Michael no podía evitar decir estupideces frente a él, parece que el alcohol le hizo efecto demasiado pronto. Estaba literalmente rojo de lo sonrojado que se hallaba.

-¿Eso crees? -. Habló Prince manteniendo su postura, intentado no chillar de la emoción por lo que su amor platónico le acababa de decir en la cara.

—Sí, deberías de quitarte la camisa... digo, deberías de usar más esa camisa —confundió Michael—. Lo siento... hip... es el alcohol.

El diafragma se contrajo, su sistema digestivo se irritó por el alcohol y le dio hipo paulatinamente. Rogers estaba sorprendido, nunca había visto así a Jackson. Además que él también estaba empezando a ruborizarse por sus tontas palabras de borracho.

Jackson se arrimó a Rogers bruscamente, haciendo que este casi se cayera. «T-Todo está dando... hip... vueltas —. Balbuceó mareado el rizado» Prince lo tomó por la cadera para ayudarlo a sostenerse, pues pareciere que en cualquier momento iba a dar un mal paso y terminaría herido en el suelo.

El de cabello chino miró desesperadamente a todas partes, buscando a Charlotte para que le ayudase con su novio. Pero ella también se encontraba borracha y bailando cómo loca en la pista, dónde ya muchos de hallaban. Prince bufó molesto ante no saber que hacer con el rizado, no podía dejarlo solo, se podría lastimar.

—Ven, vamos —le dijo Rogers sin dejar de sostenerlo—. Te llevaré a tu casa.

—¡N-no! —respondió Jackson empujándolo aún mareado por los efectos del alcohol en su cuerpo—. Mejor vayamos a tu casa.

—¿M-Mi casa? —le cuestionó un tanto tímido—. Pero está un poco lejos de aquí, no creo que puedas caminar bien si estás así.

—Entonces acompáñame —. Le habló Michael tomándole de la mano, comenzando a dar pasos desequilibrados hacia un lugar el cuál Rogers desconocía.

—¿A dónde vamos? —. Le preguntó Prince confundido. Ayudándole a Jackson a abrir una puerta para después apoyarle a bajar por los escalones que había tras de esta. Parecía el sótano del bar.

—Cierra la puerta —. Le ordenó él al llegar hasta el suelo del "sótano".

—Bien — rodó los ojos entre una bella sonrisa y se giró a cerrar la puerta por la que habían pasado—. ¿Ya me dirás dónde estamos? —. Bajó hasta dónde se hallaba Michael.

El rizado prendió los focos del lugar, iluminándolo, sólo para descubrir que se trataba de un cuarto bien decorado con todo y cama para cualquier par de cachondos que se tuvieran ganas mientras estuvieren borrachos en el bar, así no incomodarían a los demás. Rogers le miró desconcertado, no sabía ni en que pensar al ver la extendida habitación.

Michael, cómo pudo lo tomó de las manos y lo guió hasta el borde de la cama, y lo sentó ahí. Prince seguía sin reaccionar, o decir alguna palabra. «No sabes cuántas ganas te tengo —. Le reveló Jackson con un tono de voz ronco, quitándose su saco de lentejuelas resplandecientes y tirándolo al suelo» Rogers se sonrojó cómo nunca, pero seguía sin decir nada al respecto, en realidad no podía creerlo, pensaba que tal vez se trataba de una alucinación o algo parecido.

—Te deseo, Prince —. Dijo el de ojos cafés comenzando a desabotonar los primeros botones de su camisa.

La mirada de Jackson estaba completamente hundida en el deseo, él mordió sus labios, haciendo que el joven Rogers por fin despertara.

—Michael... —le llamó el de cabellos chinos—. Tienes novia. Además que estás borracho, no estás pensando bien.

En verdad, Prince moría por follarlo, pero no de esta forma. Él está por así decirlo incapacitado. No debería de ceder ante la tentación de tenerlo en la cama, jugando con sus cuerpos y por fin besar esos labios tan apetitosos.

—N-Ni siquiera me gusta, Charlotte —le confesó Jackson sin pensar antes de hablar. Claro, aún estaba borracho—. En realidad me gustas tú, Prince.

—¿Y-Yo? —le cuestionó Rogers perplejo por sus confesiones—. ¿Pero tú eres hetero, qué no?

Jackson no respondió ante eso, tal vez se dio cuenta que no debería de estar revelando información de más. Aunque ya le había contado todo con exactitud.

—Eso... hip... no importa ahora —le dijo él con la mirada perdida. Se sentó encima de él enredando sus piernas en formada cadera de Rogers—. Sólo sé que q-quiero que me hagas tuyo de una vez —. Le susurró con un tono pícaro al oído mientras comenzaba a frotar su sexo con el de él para calentarlo.

Un pequeño suspiro se escapó de entre los labios de Prince, sintiendo cómo su miembro le pedía que hiciera sus sueños realidad y ceder ante la propuesta de Jackson.

—M-Michael, no podemos —. Le repitió nuevamente Prince, intentando alejarlo; pero por dentro no quería que se detuviese.

—Por favor, Prince —y de nuevo Jackson le volvió a insistir— Te lo ruego, tócame —. Suspiró en su oreja, dándole una rara pero satisfactoria sensación a Rogers.

El de cabellos chinos ya no protestó al respecto, dándole la oportunidad a Michael de seducirle. Jackson seguía moviéndose encima de él, restregando sus intimidades una con la otra, hasta que ambos tuvieron una erección.

El rizado terminó por quitarse su camisa, dejándola caer al suelo después; teniendo su lampiño pecho desnudo. Rogers vió la ocasión perfecta y no la desperdició, empezó a besar el cuello de su amado, primero besos dulces y suspiros pausados, lo que luego pasó a chupetones y respiraciones agitadas.

Michael hizo su cabeza hacia un lado, dándole espacio a Rogers de jugar con su boca libremente por su cuello. Prince acarició su cintura y lo tomó fuerte de ahí cuando lo cargó por unos segundos sólo para recostarlo en la cama y él quedar arriba.

—N-No es justo —protestó Jackson entre jadeos—. Tú no te has quitado ni una sola prenda.

—¿Si tanto quieres verme sin ropa, por qué no me la quitas tú mismo, eh? —. Rogers se estaba calentando, y se estaba dejando llevar por el momento, olvidando todo lo demás.

—Con mucho gusto —. Michael mordió su labio inferior. Entre caricias en el pecho le quitó su saco púrpura y lo aventó a alguna parte de la habitación. Al igual que le quitó sus lentes, los dejó a un lado y al fin pudo ver sus bellos ojos color avellana.

Jackson lo besó de la nada...

Prince quedó paralizado, mientras poco a poco le seguía el beso un tanto subido de tono.

—Oh, Prince... no sabía que besaras tan bien —. Michael enredó sus brazos en su cuello, lo acercó y volvió a besarle salvajemente; entretanto, sus manos jugaban con los cabellos rebeldes que sobresalían de su cabellera. Podría estar horas y horas jugando con su melena y de seguro nunca se cansaría.

—Otras cosas también las hago muy bien —. Murmuró Rogers en el oído del rizado. Bajó su aliento caliente hasta su pecho, dónde con sus manos comenzó a jugar con las tetillas del ya mencionado, halándolas y retorciéndolas sin mucha fuerza.

—¿Ah sí? Muéstrame —. Le retó aguantando sus gemidos. Bajó sus manos hasta el ejercitado abdomen de Prince y lo acarició amenazando con meter su mano dentro si no se quitaba el pantalón.

—Eso haré, —habló Rogers aceptando ante la tentación, había caído. Luego sonrió al ver la impaciencia de Jackson, que ya estaba tratando de arrancarle el pantalón—desesperado.

Se colocó de rodillas, posicionando estas a los costados de la cadera de Jackson. Y comenzó a quitarse la camisa frente a él, hasta tirar su camisa blanca de olanes al suelo de la habitación. Michael soltó otro gemido al verle sin camisa, se veía más sexy de cómo lo había visto en sus sueños.

—¿Te gusta? —. Le preguntó Rogers pasando sus manos por su velludo pecho, tentándole. Bajó sus manos lentamente, hasta que llegó a su entrepierna y comenzó a masajearla, calmando la calentura.

Jackson asintió ante su pregunta entre un pequeño jadeo y una lamida de sus labios hambrientos por besarle de nuevo. Rogers pasó a quitarse el pantalón un tanto desesperado, hasta que por fin quedó en ropa interior. Prince sonrió pícaramente, volviendo a  ponerse encima de Michael apoyándose en sus brazos para no aplastarlo.

Empezó besando su lampiño pecho, descendiendo sus constantes lamidas hasta que llegó al borde de los pantalones del rizado. Se acomodó entre sus piernas. Quitó ansiosamente el cinturón que tenía ajustado alrededor de su cintura, para después desabotonar el pantalón y finalmente bajarlo hasta sus rodillas al igual que su boxer. El miembro de Jackson salió cómo resorte, estaba realmente emocionado qué hasta se le notaban las venas.

—Creo que tendré que darle buenas noches a tu amiguito —. Terminando de decir eso, Rogers tomó la polla de su amado un poco más abajo de su glande, empezando con la masturbación.

Jackson estaba delirando del placer que éso le traía, gimiendo el nombre de su compañero universitario mientras apretaba fuertemente las sábanas sin parar. Esa noche fue excitante para ambos. Fue así de intensa que hasta llegaron al coito anal. Lo cuál les encantó a ambos, Jackson no pasó un buen rato al principio, pero después de unos minutos ya se había acostumbrado. Lo hicieron hasta el amanecer, hasta el cansancio, hasta que ambos se corrieron.

Ahora ambos estaban bajo las cobijas, los dos sudados, cansados y agotados de tal placer sexual que tuvieron. Michael recostado en el pecho de Prince, mientras que Rogers le acariciaba dulcemente su cabeza, jugando con sus curiosos rizitos antes de al fin cerrar los ojos y dormir juntos con sus cuerpos desnudos.
______

A menos de que seas mayor de edad puedes beber o tener sexo con alguien, es tu decisión; para las personas de aquí que son menores, por favor no piensen en hacer esas locuras a su edad. No acorten su niñez, aún les falta tiempo para eso, en este momento disfruten del 'ahora'.

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