El Secreto de Louis Tomlinson...

By candyface1D

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Esta es una novela escrita cuando tenía 15 años. Escribir una romatización del embarazo adolescente fue un er... More

El Secreto de Louis Tomlinson (M-PREG) Larry Stylinson
¡Trailer de la novela!
Capítulo 1: Alcohol
Capítulo 2: El primer día
Capítulo 3: Crash
Capítulo 4: Reproches
Capítulo 5: Entrenamiento
Capítulo 6: Plan B
Capítulo 7: ¿Quieres pelea?
Capítulo 8: Sentimientos Inesperados
Capítulo 9: Confesiones
Capítulo 10: Cansado de vivir
Capítulo 11: Preocupación
Capítulo 12: Escusas
Capítulo 13: Clase de Biología
Capítulo 14: Mi otro yo
Capítulo 15: Báilame
Capítulo 16: Soy Tuyo
Capítulo 17: Resaca
Capítulo 18: Nudo en la garganta
Capítulo 19: ¿Me quieres?
Capítulo 20: No lo recuerdo
Capítulo 21: Marcas de guerra
Capítulo 22: Síntomas
Capítulo 23: Estado de shock
Capítulo 24: Te necesito
Capítulo 25: Una decisión importante
Capítulo 26: Querido diario
Capítulo 27: El swing perfecto
Capítulo 28: Reacciones
Capítulo 29: Lágrimas y Furia
Capítulo 30: Ayuda
Capítulo 31: Arrepentimiento
Capítulo 32: Necesito recuperarte
Capítulo 33: ¿Celoso yo?
Capítulo 34: Hazme confiar
Capítulo 35: Carpe Diem
Capítulo 36: Salir a la luz
Nota (sorry)
Capítulo 37: Friendzone
Capítulo 38: ¿En qué te has convertido?
Capítulo 40: Escúchame
Capítulo 41: Complejos
Capítulo 42: Emociones
Capítulo 43: Extraño humor
Capítulo 44: Inesperado
Cosas Importantes!!!
Epílogo
Capítulo 44: Inesperado
2 millones

Capítulo 39: Un nuevo sueño

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By candyface1D

El equipo con los petos rojos avanzaba hacia la portería contraria, hasta que Niall se interpuso delante del ellos. El defensa se hizo con el balón pasándoselo rápidamente a su compañero en el lado opuesto. El chico pelirrojo corrió por la banda con la pelota en sus pies e hizo un rápido pase antes de que se la robaran.

Aquel miércoles de finales de mayo hacía calor en Moontown y los chicos sudaban acalorados durante el entrenamiento. Apenas quedaba un mes de clases y pronto jugarían la final de la copa entre institutos. Hasta entonces habían ido ganando los partidos, pero la ausencia de Zayn realmente se notaba. Ninguno de ellos tenía tan clara la victoria como unas semanas atrás.

El equipo sin petos veía sus posibilidades de gol en aquella jugada. Quizás no era más que un entrenamiento, pero el fútbol sacaba a relucir todo su espíritu competitivo. Aquellos adolescentes derrochadores de testosterona necesitaban dar muestras de su masculinidad por medio de aquel deporte. Algunos simplemente para demostrárselo a sí mismos y otros para hacerse respetar por los demás.

El juego continuó entre pases y carreras, y pronto Tomlinson recibió el balón en sus piés. Aquella era una clara oportunidad de gol y el chico no pensaba desaprobecharla. Pero antes de que tuviera tiempo de lanzar a la portería, uno de los defensas se interpuso entre él y su objetivo robándole la pelota con una zancadilla.

Louis perdió el equilibrio cayendo de cara al suelo mientras el entrenador Logan hacía sonar su silbato para indicar la falta. Harry en seguida se acercó a él preocupado, sin importarle mucho lo que opinaran de su acción los demás.

-¿Estás bien? -interrogó mientras le ayudaba a levantarse-. ¿Te has hecho daño?

Tenía que reconocer que desde que se había enterado del embarazo de Louis unas semanas atrás, actuaba de un modo un tanto sobreprotector con él. Pero no podía evitarlo. Si les pasara algo a él o al bebé se moriría.

-Estoy bien, no te preocupes -contestó Louis con una sonrisa tranquilizadora mientras se sacudía la ropa.

Él entrenador les observó durante unos segundos con cierta envidia. No podía negar que él también deseaba poder actuar con tanta naturalidad junto a su novio. Pero el miedo es una de las cosas más difíciles de controlar y nadie es capaz de mantenerse impasible frente a algo que le aterra. El exterior del armario era lo que le aterraba a él.

-¡Quiero veros correr! -gritó con su voz imponente para que el juego continuara.

Un rato después todos se encontraban aseándose en los vestuarios. Louis mantenía su expresión seria y cabizbaja. Apenas había cruzado un par de palabras con Harry y sabía que este no tardaría en preguntarle. Su cabeza no paraba de darle vueltas a lo que había ocurrido durante el entrenamiento. Era el momento de tomar la decisión que tanto había estado queriendo evitar.

-¿Me vas a contar lo que te pasa o tendré que sacártelo con un sacacorchos? -preguntó el chico de rizos mirándole con seriedad.

Louis decidió observar sus botas de fútbol en lugar de tener que mirar aquellos orbes verdes.

-Voy a dejar el equipo -dijo casi para sí mismo, aunque Harry pudo escucharle.

El chico de rizos se quedó callado sin saber que decir. Sabía que esa decisión le dolía fuertemente a Louis. Dejando un lado su pasión por aquel deporte, él deseaba poder conseguir una beca gracias al fútbol para poder ir a la universidad y si lo dejaba todos sus planes de futuro se verían truncados. De algún modo, Harry se sentía responsable de aquello.

Él había sido quien con su empeño en descubrir su secreto les había llevado a aquella situación y desde entonces la manera en la que veían las cosas había cambiado por completo. Ya no existía ese punto de vista de adolescentes que sólo se preocupan de vivir la vida disfrutando cada segundo de ella. Ahora iban a ser padres, a tener otra vida a su cargo de la que debían cuidar. El simple hecho de pensarlo les asustaba a ambos.

-¿Cuándo lo has decidido? -preguntó Harry sentándose a su lado y colocándo su mano sobre la de Louis con cariño.

-Lo llevo pensando desde hace algún tiempo pero... Lo que ha ocurrido hoy me ha hecho darme cuenta de las cosas. No puedo seguir corriendo el riesgo de hacerle daño al bebé.

***********

Decisiones. Todo el mundo se ve obligado a tomarlas en un momento u otro, incluso si son tan sencillas como el color de una pared o el estampado de una camiseta. Pero a veces las cosas no son tan sencillas como parecen, sobre todo cuando te ves obligado a tomar una decisión que jamás pensaste que tomarías.

Un nudo se forma en tu garganta porque sólo quieres hacer lo correcto y escoger la mejor opción. Entonces te das cuenta de que elejir también implica renunciar. Renunciar al color blanco, al estampado de cuadros o a tus planes de futuro. Decir que no a una cosa para poder darle un "sí" a otra.

-¿Estás seguro de que es lo que quieres? -interrogó el hombre abrumado por la sorpresa.


La mirada celeste del chico viajaba de sus manos hasta los cuadros y trofeos que había colgados en la pared. Esos trofeos era los símbolos del esfuerzo y del éxito. Pero ahora el orgullo de la victoria se veía difuminado por la melancolía al tener que dejar todo aquello como un simple recuerdo en su memoria.

-La decisión está tomada, entrenador. No estaré con el equipo en los partidos que quedan.

Louis sintió como Harry apretaba su mano, la cuál no había querido soltar en ningún momento, y de algún modo aquello le reconfortaba. Tenerle a su lado compensaba cualquier cosa por la que tuviera que pasar.

El entrenador Logan soltó un largo suspiro intentando encontrar razones por las que su mejor jugador podría dejarles plantados al final de la temporada. Vagas ideas cruzaban su cabeza pero quería negarse a aceptar que esas fueran las razones.

-Si es por algo que yo haya hecho o dicho en algún momento...

-No, no tiene nada que ver con eso -contestó Louis sin dejarle terminar-. Tus comentarios homófobos me importan una mierda.

Harry tragó saliva comprobando una vez más la dureza y contundencia con las que el chico podía hablar en algunas situaciones. Los Tomlinson tenían esa extraña capacidad de usar las palabras como cuchillos y sólo esperaba que esta no se volviera contra él.

-Yo... No pretendía... -comenzó el entrenador con la intención de escusarse, pero en seguida se rindió ante el sentimiento de culpabilidad que le invadía-. Realmente lo siento por como he actuado, chicos. No quiero ser la razón por la que dejéis el fútbol.

-Si lo que intentas es disculparte para que no contemos tu secreto, no es necesario que lo hagas. No vamos a decir nada -intervino Harry esta vez con una expresión seria en su rostro.

El hombre moreno tragó saliva intentando digerir las palabras de ambos. Por una parte se sentía aliviado de que fueran a mantenerse en silencio; pero aquella vez, más que nunca, volvía a sentirse en una prisión. Y no una prisión convencional con trajes naranjas y barrotes de hierro. Su prisión estaba hecha de madera y tenía forma de armario.

Harry y Louis salieron de allí un tiempo después y se montaron en la moto del rizado. El ojiazul estaba un poco deprimido por tener que haber tomado aquella decisión, pero todo merecía la pena al saber que ahora tenía a Harry y a su bebé junto a él. Había dejado el fútbol que siempre había sido su sueño, pero ahora ellos eran su nuevo sueño.

Pronto ambos estuvieron sentados en el cómodo sofá de cuero negro que había en el ático. Los chicos estaban poco por allí, lo que les daba a ellos la posibilidad de compartir el tiempo juntos sin que nadie les molestara.

-¿Qué te apetece hacer esta tarde, amor? -preguntó Harry mientras se entretenía en acariciar el suave pelo de Louis, que estaba apoyado sobre él.

-Estoy agotado -contestó el chico con un suspiro-. No me apetece para nada salir hoy.

-¿Has comido algo?

-La última comida que no he vomitado fue la cena de ayer...

El chico de rizos abrazó más a Louis contra él. Sabía que hasta el segundo trimestre del embarazo aquel malestar no cesaría, pero no le gustaba para nada ver al ojiazul así. Él bebé le estaba robando todas sus fuerzas.

-Deberías intentar comer algo. No quiero que adelgaces más.

-Estoy bien Hazza, no te preocupes -Louis le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

-¿Hazza? Así es como me llama Niall -dijo Harry sorprendido por aquel apodo.

-Lo se, pero es un nombre tan adorable... Creo que te llamaré así a partir de ahora.

El ojiazul se incorporó un poco en el sofá y acercó su rostro al de Harry, hasta poder acariciar su mejilla con la nariz de una manera cariñosa. El chico no pudo evitar estremecerse y sonreir ante aquella acción.

-En ese caso yo debería ponerte un apodo también a ti.

-¿Y que apodo me vas a poner? -contestó Louis con una adorable actitud infantil.

El ojiverde se lo pensó unos segundos antes de que una pillina sonrisa apareciera en su cara.

-¡Ya lo tengo! -exclamó-. Lou-Lou, como el osito que tenía cuando era pequeño.

Louis le dedicó una mirada inexpresiva y rodó sus ojos cuando se dio cuenta de que Harry hablaba en serio. Se apartó un poco de él sentandose correctamente en el sofá mientras cruzaba sus brazos para mostrar su molestia.

-¿Lou-Lou? Se te ocurre llamarme así en público y mueres, Harold -sentenció con un tono amenzante.

-¿Prefieres Lou Bear? -preguntó el rizado divertido con aquello.

-No tienes gusto para los nombres de osos. Mi osito se llamaba Boo.

Harry sonrió enternecido y le abrazó comenzando a repartir pequeños besos por su hombro y sus mejillas. Louis intentaba hacer su mayor esfuerzo para que una sonrisa no se implantara en su cara. La manera tierna en la que el chico actuaba con él estaba a punto de matarle.

-Qué tierno. ¿Puedo llamarte Boo Bear?

-No me des besos cuando estoy molesto contigo.

-Quieres besarme, reconócelo.

-No, no quiero.

Unos segundos después sus labios se encontraban unidos, al igual que lo estaban sus corazones. Con cada beso, con cada roce, con cada caricia, ambos podían sentir que el lugar al que pertenecían eran los brazos de el otro. Y sólo deseaban poder permanecer así eternamente.

-Te quiero, Boo Bear -susurró Harry sobre los labios del ojiazul.

-Yo también te quiero, pero eres idiota. Que lo sepas.

Los dos soltaron una pequeña risita al mismo tiempo, que fue interrumpida por el sonido del timbre. Harry se levantó del sofá molesto, imaginando las palabras con las que reprendería a sus amigos por no haberse llevado las llaves. Pero, para su sorpresa, no eran sus amigos los que habían llamado al timbre.

Al abrir la puerta se encontró con una mujer alta y delgada, que debía rondar los cincuenta años. Su pelo era moreno y sus facciones demasiado similares a las suyas propias. Hacía meses que Harry no veía a su madre pero ella seguía conservando aquella sonrisa sincera que, cuando no tenía demasiado trabajo, solía dedicarle.

-¡Harold! ¿Como estás, cariño? -saludó abrazándole efusivamente.

-Mamá, ¿qué haces aquí? -preguntó el chico contrariado por su presencia.

La mujer no soltó el agarre que mantenía sobre él mientras sonreía. Había añorado demasiado a su hijo en aquel tiempo.

-¿Ya te has olvidado de lo que te dije? Me he mudado a un edificio que está a un par de manzanas. El departamento no es muy grande, pero ahora podré verte cuando quiera. Te he hechado tanto de menos...

Harry no era capaz de reaccionar ante aquello. Con todo lo que había ocurrido en aquellas semanas había olvidado por completo aquella llamada de su madre. Nunca pensó que ella realmente se mudaría por estar más cerca de él, cuando nunca se había preocupado ni siquiera de saber como iba en el colegio. Sus intenciones parecían buenas pero aún no era capaz de encontrar sinceridad en las palabras de su madre.

Se sentía incómodo y agobiado en aquel abrazo que la mujer mantenía sobre él. Harry era una persona cariñosa y le gustaba el contacto físico con las personas cercanas a él, pero aún no sabía si podía considerar a Anne una de ellas. Ese abrazo no podía suplir años de cariño inexistente.

La ira le invadió al pensar aquello. Su madre siempre había sido alguien hipócrita y egoista, a quien le importaban poco los demás. Iba a ser difícil cambiar aquella imagente que tenía de ella.

Cuando el abrazo se rompió se sintió aliviado, pero no podía estarlo del todo. Sabía que Louis se encontraba esperándole en el salón y que el momento que se avecinaba iba a ser algo incómodo.

-Ejem... Pasa -pronunció al no saber muy bien que decir.

La mujer se adentró en la casa y colgó su chaqueta en el perchero para después dirigirse al salón. Harry sintió ganas de morderse el labio hasta hacerlo sangrar, pero se resitió a ello siguiendo a la mujer. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Actuar cómo si nunca hubieran estado sin hablarse? ¿Cómo si siempre hubiera sido una buena madre con él?

-Oh, Harold, no me habías dicho que estabas con un amigo. No quería molestar -comentó Anne al ver al chico castaño acomodado en el sofá.

Louis sintió un escalofrío al ver a la mujer dirigiéndose hacia él. Desde que había oído las voces en la entrada intentaba imaginarse como debía actuar delante de la madre de Harry, pero realmente no tenía idea de ello. ¿No le había dicho Harry que no se hablaban? ¿Qué hacía ella allí entonces?

-Hola, soy Anne, la mamá de Harry -le saludó la mujer sentándose en el sofá con su mejor sonrisa-. ¿Tú eres uno de sus compañeros de piso? ¿Eres Liam, el irlandés?

Louis se dió cuenta de lo poco que sabía la morena sobre la vida de su hijo al decirle aquello. Ni siquiera sabía los nombres de los que habían sido amigos de Harry durante tantísimos años.

-Ejem... Yo soy... -intentó hablar pero fue interrumpido.

-Mamá, él es Louis -completó Harry retando a la mujer con su mirada-. Mi novio.

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Hello lovely readers!!

Lo siento muchísimo por tanto tiempo sin subir capítulo, pero ya sabéis que hago lo que puedo :S Ya quedan menos de 10 capítulos para que se termine la primera temporada!! Estoy deseando comenzar la segunda porque está cargada de sorpresas.

¿Qué opináis de la decisión de Louis? ¿Cómo se tomará la noticia la madre de Harry? ¿Consiguirá Zayn enamorar a Niall o será Liam el que lo haga?

Este capítulo va dedicado a mi fiel lectora @CherryLee13 porque hace una semana fue su cumpleaños. ¡Feliz cumpleaños atrasado! ^_^

Gracias a todos los que seguís ahí a pesar de lo que tardo en actualizar. Lo siento de nuevo :( Os quierooo xx

-Faty

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