Us || SakuAtsu Fluff Week

By FxllMoooon

37.9K 3.6K 3.9K

Serie de oneshot para la SakuAtsu Fluff week. 🌙 Contiene Spoilers. DÍA 1: Doméstico / Primeras veces / "Mi c... More

#1
#3
#4
#5
#6
#7
#8
#9
#10

#2

4.5K 434 562
By FxllMoooon

Día 2: Fantasía.

**

— Soy un fantasma.

— Eres el peor fantasma que he visto en mi vida y eso que solamente te he visto a ti fuera de las películas de terror.

— ¡Tú eres el peor humano que he visto! ¡No te asustaste!

— No tiene sentido eso, en ese caso sería el mejor humano del mundo por ser inmune a tus estupideces.

—  ¡Qué malo eres! ¡Deberías ser tú el muerto!

— ¿Ahora vas deseando la muerte a personas que todavía tienen la capacidad de estar vivos? Es muy desagradable de tu parte. 

— Deberías irte de aquí, no vamos a convivir bien.

— No me voy a ir sólo porque un fantasma con pésimo gusto estético y mal humor insoportable quiere que lo haga, yo pagué por esto, vete tú.

— ¿A qué te refieres con mal gusto estético? Yo no he decorado nada en años.

— Me refiero a tu desteñido cabello, pensé que si alguien moría al menos lo haría de forma decente, no con ese color horrible que más encima parece apenas decolorado, apuesto que ni siquiera usaste otro color encima de eso.

— ¿Y qué te importa a ti si no lo hice?

— Se ve horrible, me molesta visualmente, ándate.

— ¡Esta fue mi casa primero!

— Estoy pagando por ella, asúmelo.

El fantasma soltó un bufido, se veía lo molesto que estaba, pero Sakusa no estaba en mejores condiciones.

Finalmente había juntado el dinero necesario para poder mudarse por su cuenta. Había encontrado una casa barata y algo alejada de todos como quería, le gustaba su propio espacio, y lo primero que se encuentra al ingresar al que sería su nuevo hogar era un fantasma flotando por todo el lugar como si siguiera siendo el suyo.

Le cayó horrible desde el primer momento. No lo quería a su lado y ya estaba empezando a pensar cómo deshacerse de un ente aunque nunca antes se hubiera relacionado con uno.

Lo trató de ignorar el resto del día, a pesar de que muchas veces intentó hablarle para decirle que debía irse, no le importó y siguió acomodando sus cajas en las respectivas habitaciones en las que debían ir.

Su presencia era más que irritante. Sakusa era bastante bueno ignorando a las personas que no le agradaban y también lo que tenían para decir, pero el rubio superaba todos los límites que alguna vez limitó. Realmente comenzó a pensar en si debía irse.

No.

Ya había pagado por la casa al menos en un 50% del precio total y le quedaba poco para reunir el otro porcentaje. La casa era prácticamente suya, pero, ¿qué haría con alguien tan desagradable como él?

De a poco comenzó a sacar las cosas de sus cajas para ir dejándola en sus respectivos lugares. Aprovechando de limpiarlas antes de guardarlas, no quería ver ni una sola cosa fuera de su respectivo lugar.

— ¿Decidiste quedarte aún cuando hay un fantasma en la nueva casa? Qué raro eres.—No quería darle la razón en eso último, sabía que no mucha gente se quedaría de lo más normal en un lugar así. Pero no iba a admitirlo en voz alta.— ¿No te da miedo? Yo que tú me iría ahora mismo.

— No dudo que tú vivo serías un completo gallina que no soporta a un fantasma inofensivo. 

— ¿Quién dijo que soy inofensivo?

— Lo único que intentaste para hacer que me vaya es decirme "vete", mucha amenaza no veo. 

Sakusa juraría que estaba a un paso de gruñirle por la frustración.

— Bueno, parece que vamos a tener que convivir por un tiempo hasta que decidas irte.

— Yo ya te dije que pagué por estar aquí, tú eres el que no aporta nada y que debería irse.

El rubio frunció su ceño, alzando sus manos como si estuviera a punto de decir lo más obvio del mundo.

— Morí aquí, no pienso irme de mi casa.

— Qué asco no quiero ni que me cuentes de cómo moriste, me imagino que no fue nada higiénico.

— Qué poco sensible eres con un muerto.

— Sí, sí, una pena.

Mordió su lengua con levedad. No tenía nada personal en contra de su nuevo compañero, Sakusa simplemente tenía un problema con lo brusco que era con todos a la hora de relacionarse. Sabía que debía empezar a cambiar eso antes de que siguiera estando completamente solo. Antes de que más gente llegase a abandonarle por lo mal amigo que era...

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Eh?

— Si no tenemos más opción que estar juntos aquí dime tu nombre.—El fantasma se recostó literalmente su televisor. Si no supiera que no podía botarlo ya le habría gritado.— Yo soy Atsumu Miya.

Estuvo a punto de decirle que ya lo sabía, pero no iba a dar explicaciones tan rápido.

— Kiyoomi Sakusa.

— ¿Tus amigos te dicen de alguna forma? A mí mis cercanos me dicen Tsumu.

— No tengo amigos.

— Todos tienen amigos.

— Yo no.

— ¡Yo seré tu amigo entonces! 

— No necesito de un fantasma para que sea mi amigo.

— Yo creo todo lo contrario.

— ¿Te puedes bajar de mi televisión?

— Siempre quise estar en la tele, ahora puedo estarlo literalmente.—Dijo Atsumu soltando una risa, pasando por el televisor para jugar.— Tiene sus ventajas estar muerto.

— Yo quiero estarlo en este momento.

— Qué aburrido si esperas la muerte, ¡tienes que vivir!

— Lo decía porque no quería estar aquí contigo.

— Ah.

Lo peculiar de Atsumu que empezó a notar era que a pesar de que por momentos parecía enojado por las cosas que le decía poco tardaba en buscar nuevas conversaciones y temas para poder conocerle un poco más. 

Ya hasta le había logrado sacar la información de que trabajaba como bailarín contemporáneo profesional, que hacía ballet y un poco de patinaje artístico en su tiempo libre. Le dijo que le gustaban los perros que no tendría un animal por todo el cuidado que hay que tener. Que no tenía mucho tiempo para leer pero que disfrutaba de hacerlo. Y también que su comida favorita eran las que tenían gran cantidad de verduras.

Todo eso en las horas que tardó en desempacar todo.

Suponía que había pasado el suficiente tiempo por su cuenta sin tener a nadie con quién hablar que ahora que había alguien que no se asustaba de su condición de fantasma, quería aprovechar de ello.

— Te juro que si escucho que sigues hablando mientras duermo voy a ver si puedo succionarte con la aspiradora para dejarte encerrado ahí, ¿entendiste?

— Ves muchas películas, Kiyoomi.

— Cállate, quiero dormir.

Después de haber ordenado todo y haberse dado una incómoda ducha en la que estuvo bastante preocupado que su compañero se apareciera de la nada, había decidido comer un poco de fruta. Estaba cansado como para cocinarse algo, y la cabeza estaba empezando a dolerle por todo lo que hablaba el otro.

Miró su teléfono, sabiendo perfectamente que nadie iba a mandar un mensaje y trató de no sentirse decepcionado cuando se dio cuenta de que tenía razón.

Posteriormente se acostó en su cama, manteniendo una conversación cortante con Atsumu y luego de la amenaza se dedicó a intentar dormir, pero sólo teniendo sus ojos cerrados.

Había decidido mudarse hace pocos días como forma de escapar de su vida y de sí mismo. No quería ponerse a recordar lo pesado que habían sido los últimos meses, pero estando ahí, acostado y solo, sintiéndose peor que su única compañía fuese un fantasma que para peor era la replica exacta del mejor amigo que recientemente perdió. 

Nada le estaba yendo bien a la vida de Kiyoomi. 

Demasiado negativo de su parte ponerse a pensar eso prácticamente todos los días sabiendo que específicamente se mudó para poder olvidarse de todas sus cualidades malas.

**

Los primeros días y semanas que fueron pasando la calma que estaba buscando claramente no había llegado gracias a la inesperada compañía que tenía en su casa.  

No importaba si estaba sacando una nueva rutina de baile o una simple coreografía, ahí estaba Atsumu, intentando incluso copiar las rutinas, fingiendo caerse para ver si le sacaba una sonrisa, fracasando en el intento.

Si quería cocinar, Atsumu se sentaba en todos sus electrodomésticos para contarle historias de su vida y aprovechando de preguntarle por la suya, luciendo bastante interesado en ello.

Las pocas veces que salió de su casa había insistido en acompañarlo y a pesar de que lo  negó mil veces no había dudado en ir al súper a su lado, intentando no hablar tanto para que no tuviese que responder, tampoco lo haría de ser el otro caso. Le decía cuáles eran los pasillos con menos gente para que pudiera ir pasando y le avisaba de alguna oferta que no había visto antes.

Cuando escuchaba música sin hacer nada más Atsumu quería verle sacar coreografías o cantar levemente. Si no tenía el ánimo para eso simplemente leía y tarareaba por lo bajo para al menos contentarlo en algo.

En un inicio cuando había llegado recién habría creído que soportar al rubio sería diez veces peor por todo lo que escuchó anteriormente de su persona, pero a medida que lo iba conociendo un poco más se daba cuenta de que no le caía tan mal.

Como siempre hacía, le caía mal la gente antes de conocerla y se regañó cuando se dio cuenta de que el fantasma había sido uno más de los que atacó de esa forma.

— Oye, Omi, ¿cuándo tienes alguna clase de competencia?

— Son vacaciones antes de que empiecen las temporadas...—Murmuró antes de mirarle con el ceño fruncido.— ¿Acabas de decirme "Omi"?

Atsumu, quien en ese momento estaba sentado sobre la lámpara se había vuelto para mirar al contrario sentado en el sillón.

— Sí, obvio, ¿por?

— ¿Por qué?

— Porque me gusta ponerle apodos a mis amigos.

Es cierto, se dijo, había olvidado ese detalle que me habían contado.

— Muy penoso de tu parte ser amigo de un humano en vez de otro fantasma.

— ¡Tú tienes un amigo fantasma en vez de uno real! 

Buen punto.

— Cállate, yo nunca te dije que eras mi amigo.

— Pasamos literalmente todo el tiempo juntos, Omi, si estuviera vivo de seguro también podríamos pasar tiempo afuera, no me digas que no somos amigos porque no te voy a creer.

— No me gusta tu tono de burla.

Atsumu se rió simplemente antes de seguir viendo algo en el televisor que hizo que Sakusa pusiera para distraerse en lo que él veía algunos videos de competencias pasadas.

Un amigo.

Después de tantas amistades fallidas se sentía un poco raro tener a alguien que realmente fuese inmune a su mal humor y su mala boca. 

Se sentía culpable en parte. Después de todo, su último intento de amistad había sido justamente el hermano de su fantasma. El cual no pudo ayudar a salir de la reciente depresión por la muerte de su querido gemelo. 

**

 Sakusa tuvo la poca suerte de conocer a Osamu pocos días después de la muerte de su gemelo. Había pasado justamente a su local de comida y gracias a que los ánimos del peligris eran malos toda la comida le salió horrible. Incluso había salpicado un poco de salsa soya en sus pantalones cuando le fue a atender.

Le había insultado en todos los idiomas que se sabía y de múltiples formas también, no tenía un buen día y que llegara alguien a empeorarlo no le hizo reaccionar de la mejor manera. Pero no esperaba que la reacción que tuviese el chico fuese ponerse a llorar y pedir perdón mientras susurraba "lo siento mucho, es sólo que mi hermano murió hace poco".

¿Qué debía hacer ante eso? Había sido un insensible completamente. La culpa le había ganado más de lo que debía por lo sensible que era el tema.

Así que en compensación de ambas partes decidieron ir a comer a otro lugar y aprovechando de tomar algo mientras Osamu se encargaba de desahogar todas sus penas hablándole de su hermano.

Si era sincero consigo mismo no prestó mucha atención a los detalles de la muerte de Atsumu, la muerta no era un tema que le fascinase mucho, pero sí le escuchó de las veces en que iban creciendo juntos y no paraban de hacerse bromas el uno al otro.

Le habló de algunas tradiciones que tenían como ser el primero en saludarse por su cumpleaños así nadie más tenía el privilegio y que después de cada partido iban a comer la comida favorita del otro sin importar que ganaran o perdían. Le comentó de múltiples historias a tal punto que pensó que lo conocía como si estuviera vivo.

Osamu encontró cierto soporte en Sakusa que se limitaba a escuchar en silencio toda su historia. Pero después de un tiempo las cosas empezaron a ponerse difícil porque Kiyoomi no era una persona especialmente paciente o delicada.

— ¡Yo también tengo mis propios problemas!

— ¡Y no te estoy negando eso, simplemente te estoy diciendo que puedes contármelos algún día de ser necesario!

— ¡Deja de intentar meterte en mis asuntos!

— ¡Somos amigos!

— ¡No! ¡Tú simplemente me ves como un suplemento de lo que tenías con Atsumu porque desde que no estás te sientes solo y crees que yo puedo ser como él! ¡Pero para tu sorpresa no tenemos nada de parecido! ¡Incluso creo que es un odioso que me caería mal!

Osamu le miró en silencio por unos segundos en lo que le dio la oportunidad de darse cuenta del error que había cometido. Pero ya era tarde, y la excusa de que estaba teniendo un mal día no habría sido suficiente aunque lo intentara.

— No tenías la necesidad de ser tan cruel.

Lo sabía, o lo supo justo después de procesar la información. 

El peligris no fue su primer amigo, pero estaba seguro de que habría sido el último en su vida por lo mala persona que estaba considerándose.

**

— Omi, ¿quieres que te acompañe al supermercado?

— No.

— ¿Quieres que me quede aquí completamente solo y aburrido?

— Sí.

Miya hizo un puchero con los labios.

— Voy a ir igual. 

— No podría importarme menos lo que hagas.

— ¡Eso me suena a que quieres que vaya contigo! ¡Vamos! 

Sakusa rodó los ojos, asintiendo lentamente para comenzar a caminar en dirección al supermercado sabiendo que no iban a tardar mucho al ir a buscar solamente las cosas muy necesarias.

Era el rubio el que se dedicaba a hablar en todo el camino, ya sea de las personas que iban pasando cerca o los otros fantasmas que iban apareciendo cerca suyo. Los reconocía porque al parecer flotaban.

Cuando salían aprovecha de usar audífonos conectados a su teléfono, cosa que si hablaba la gente podría asumir que en realidad estaba en una llamada y así no fuese tan raro a la vista de otros.

—Todavía no entiendo por qué eres el único fantasma que veo.

— Porque yo soy el mejor de todos claramente.

— Voy a fingir que no dijiste eso.

— ¡Omi, qué malo eres! 

Internamente Sakusa reía por la compañía de Atsumu, siempre encontraba alguna u otra forma de hacerle sentir bien y podía sentir que era la única persona que alguna vez pudo comprenderlo completamente.

Estaban en el pasillo del arroz cuando de repente su acompañante soltó un jadeo de sorpresa, pero antes de preguntarle qué le había pasado, ya había tenido su respuesta.

— ¿Sakusa?

Soltó un suspiro, sabiendo que después de eso tendría que dar muchas explicaciones.

— Hola, Osamu.

— ¿Y ese milagro que me llames por mi nombre en vez de mi apellido?

Es menos confuso sabiendo que tengo al otro Miya cerca. Le hubiera gustado decir, pero en cambio se encogió de hombros. 

El ambiente estaba más que tenso. Especialmente entre Sakusa y Osamu ya que la última pelea todavía estaba presente en ambos. Aunque tampoco se podía ignorar que Atsumu le miraba con una mueca de confusión en el rostro antes de mirar a su gemelo, pareciendo a un paso de llorar porque hace bastante raro no lo veía.

— Yo... quiero pedirte perdón por la última vez.

Osamu pareció bastante sorprendido de que fuese él el primero en disculparse, por un segundo pareció que él tendría que dar ese paso.

— ¿De verdad?

— Sí, de verdad, creo que lo que te dije en un momento como ese fue horrible de mi parte y no debí hacerlo.—Sakusa murmuró, inclinando un poco la cabeza para hacer la disculpa un poco más formal.— No tengo excusa para mi comportamiento, lo único que tengo para decir es que me arrepiento haberte dañado de esa forma aún si sabía que recién estabas superando tu pérdida.

El silencio se formó entre los tres, pero poco duró antes de que Osamu soltara una leve risa, acercándose a él para darle un pequeño golpe en el hombro. Lo habría abrazado de ser otra persona.

— ¡Eso ya pasó! Claro, estuve enojado por varios meses, pero ya no estoy molesto y escuchar tus disculpas me hace sentir todavía mejor, así que las acepto con gusto.

Sakusa asintió, un poco más relajado ante esa respuesta.

— Me alegra saber eso.

— Hace muchísimo no nos vemos, ahora que podemos hablar sin problemas deberíamos ponernos al día.

— No tengo mucho que contar...

— ¡No seas así!  De seguro algo encuentras.—Comentó con una leve sonrisa antes de ver su reloj.— Bueno, te llamo entonces, ¿tu número sigue siendo el mismo?

— Sí.

— Bien, ahora me tengo que ir, pero podemos hablar otro día, ¿sí? 

— Si quieres.

— ¡Nos vemos entonces!

Osamu volvió a dejar un pequeño golpe en su hombro antes de empezar a caminar en dirección a la salida, pero antes de eso Sakusa se volvió hasta él.

— Osamu.—Llamó lo suficientemente alto como para que le escuchara.— Estaba pensando... y creo que Atsumu no me caería tan mal como dije.

— ¡Creo lo mismo! De seguro te pondría un tonto apodo como los que le gustaba poner, ¿te acuerdas de eso?

— Sí, puede que me dijera Omi.

— Suena algo que diría él.—El peligris tenía una mirada que no sabía describir correctamente, una mezcla entre nostalgia con un poco de emoción.— De seguro se llevarían muy bien.

— Omi, dile que lo quiero.

— Y, de seguro también él te diría que te quiere mucho, ¿sabes?

— Por supuesto que lo sé, soy un Miya, todos me quieren.

— Sí, se nota que eres un Miya.

Osamu rió antes de irse finalmente, parecía ocupado y Sakusa se sintió un poco más relajado después de ese encuentro, aunque no duró mucho sabiendo que aún le debía una explicación al otro gemelo.

— ¿Me vas a decir qué fue eso, Omi?

— Una disculpa.

— ¿Tuviste una pelea con mi hermano?

— Sí, hace unos meses antes de conocerte.

— ¡Eso es genial! ¿Sabes la cantidad de veces que Samu se peleó con alguien? Casi ninguna,  ¡sólo peleaba conmigo! ¡Necesitaba un poco de emoción!

— ¿No estás enojado porque no te dije que ya conocía a tu hermano?

— No, la verdad, tengo la sensación que me ibas a terminar contando en algún momento de todos modos.

— ¿Cómo estás tan seguro?

— ¡Porque te conozco! Y porque es Osamu, sabes todo lo que significa para mí y tú me quieres, querrías hacerme tener alguna clase de conexión también, lo sé porque no dudaste en decirle que lo quería.

— Primero dices que me conoces y luego que te quiero, estás tentando tu suerte, ¿sabes?

— ¿Y qué harás? Ya estoy muerto.

Atsumu soltó una risa como si hubiese dicho algo de lo más gracioso, pero Sakusa se quedó en silencio por unos segundos.

— A veces me gustaría que no estuvieras muerto.

— ¿Cómo?

— Nada, cállate.—Murmuró volviendo a sus compras.— Vámonos.

— ¿Ya vas a admitir que me quieres?

— Sólo si lo haces tú primero.

— No me gusta tu tono sarcástico.

— ¿Y si mejor te callas?

— Te quiero, Omi.

El nombrado se detuvo para poder mirar al fantasma, viendo una sonrisa leve en su rostro y nuevamente sintió ese deseo de que no estuviese muerto. Pero ya era imposible y lo sabía en lo que soltaba un suspiro.

— Y yo a ti, Miya.

** 

¡Segundo día! Lo único que espero de esta week es no quedarme atrasado como en otras ocasiones ah, parece imposible porque ya quiero rendirme mentira jeje.

Espero hayan disfrutado este segundo día y si tienen alguna duda no duden en decirmela. Gracias por leer lo aprecio mucho.

Continue Reading

You'll Also Like

407K 41K 105
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
13.7K 1.4K 10
- Suna como te vuelvas a acercar a Samu diciendo que te quiere más a ti te arranco los pelos. - Que? Quien eres y como es que tienes mi número? - Jaj...
308K 29.3K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...
45.5K 7.2K 34
No debía estar prestándole atención a otras cosas mas que a la escuela. Pero ahí estaba, distrayéndose con alguien que solo vio por un segundo. Cuand...