𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊
Capítulo dedicado a:
Siendo aquel patio de guerra completamente suyo, se encontraba perdiendo todo, justo como años antes había sucedido con Heracles. Una extraña actitud de superioridad comenzaba a invadirlo cuando volvía a tener territorio judío, sin embargo, aunque ese sentimiento brotase en él con ferocidad sabia que requería de mas ayuda, que necesitaría a un olímpico dios de su lado, razón por la cual había mandado aquella nota a Birmingham, pidiéndole a Hades directamente que viniese a su lado de la ciudad.
Sentía un deseo casi perturbador de tener al dios del inframundo a su lado, el simple hecho de decir su nombre y que todos temiesen o se incomodaran le atraía con naturalidad. Era una realidad que el mismísimo Alfred Solomons con solo aparecer o hacer una entrada interesante lograba tener un inocente temor e inquietud en el ambiente, pero aquel ser divino era mucho mas temible, mucho mas respetable de lo que se esperaba, y se cuestiono por un segundo que quizás solo sea un rumor que se salió de las manos.
Prendió el tabaco que se encontraba dentro de su pipa, con la imagen mental de Maggie retándolo por fumar a tan tempranas horas. Borro el pensamiento en seguida, centrándose en lo importante y no dejándose desviar por el sentimentalismo que le da con recordar a la mujer, menos cuando se sentía culpable por obligar a que aquella figura materna trabajase en algo que detestaba con toda su alma.
Ahora tenia que centrarse en mantener viva a su gente y preocuparse por clavarle una espada a cada maldito romano que atente contra él.
Ares, como el dios orgulloso que era, buscaba como salir victorioso nuevamente, como en las tantas batallas en las que ha estado, pero su mente pendía de un hilo, y cada vez se volvía mas débil, sin saber en que tiempo se encontraba, si seguía junto con los gritos de sus compañeros, o en la salida que había hecho con su hermana antes de partir al infierno mismo; y su voz, su tranquilidad, había perdido a su Temis, la había alejado cuando la soledad lo azoto como nunca, obligándolo a actuar por instinto y no con la cabeza. Aun recuerda el llamado de atención de Persephone, donde le demostraba que, a pesar de estar a kilómetros de la capital, ella sabía exactamente que ocurría en su ciudad. Se sentía francamente orgulloso de que su pequeña Scar estuviera pendiente de los negocios que el injustamente le arrebató.
Era un orgullo que brotaba de él, y aunque intentase ocultarlo salía a flote, recordándola con cariño, como si ella fuese su mas grande y espectacular creación.
Al instante se corrigió, debía de seguir enojado, seguía sin soportar que su hermana ya no fuese la que era antes, su subconsciente le repetía que ya no era la misma y debía odiarla con su ser, que tenia que querer humillarla por tomar esa decisión, hacerla sentir insuficiente... pero no podía, aunque quisiese sentirse bien con aquella venganza nunca podría hacerle eso a su hermana. Le gustaría que su terquedad saliera a flote, grabándose en su mente que cada vez que la viera fuese un verdadero hijo de puta, que si se comportaba así tendría por fin la aceptación de su propio padre, que le había enseñado a odiar a todas las mujeres, aun si eran su propia madre.
Bufó luego de un rato quitando esos pensamientos de su cabeza, tendría que volver a su objetivo principal, esperar la llegada del rey de Birmingham, este no podía pillarle con la guardia baja.
Esperaba escuchando de fondo a sus hombres trabajar. ¿Dónde mierda estaba el malnacido de Thomas Shelby y por qué no llegaba? Recibió su nota de que en el día de hoy se encontrarían para conversar, pero este no aparecía, y no le gustaba que su nuevo amigo fuese impuntual.
-Alfie, el ya llego- Harry interrumpió con suavidad en su oficina, aparentemente nervioso de interrumpirlo en sus momentos de reflexión, mas sabiendo que se ponía como loco cuando lo molestaban- aunque viene muy mal, como si le hubiesen dado una paliza y aun no se recupera,
¿una golpiza? ¿es que acaso ese hombre no se cuidaba la espalda? ¿no tenía hombres respaldándolo en caso de que le atacasen por detrás? Bufó nuevamente, mientras veía su reloj.
10 minutos de retraso.
-sí, si, ya iré, trae un exquisito pan recién horneado, ¿sí? No queremos que nuestro invitado tenga la garganta seca, no.
Como un turista se aventuró a las paredes de la aparente oscura fabrica, sorprendido cuando noto lo bien iluminada que estaba por dentro, y muchos hombres que desconocía, los cuales le analizaban de pies a cabeza, deteniéndose en sus heridas faciales.
Se sentía un intruso, y eso era, pero ansiaba cambiar rápidamente a balanza a su favor.
-oh, es pequeño- escucho al judío hablar a la lejanía, viendo su corpulenta y alta figura, al acercarse más apreció al hombre del que tanto había hablado Scarlett, buscando los rasgos que le demostrasen que eran familiares sanguíneos- ¿vienes solo?
Su respuesta era bastante obvia, por lo que se contuvo de soltar un comentario sarcástico al respecto, queriendo demostrar una buena impresión de él. Soltó una respuesta rápida, con la cual no necesitaría ser interrogado nuevamente.
-¿quieres dar una vuelta por mi panadería? Creo que te podría gustar, si- Thomas se fijo en como Solomons mayor avanzaba, cojeando y sin haberle preguntado por su nombre, aunque lo segundo no le sorprendía en lo mas mínimo, claro que lo conocía.
Shelby daba pasos largos y demostraba elegancia en cada movimiento, buscando con disimulo alguna posible debilidad dentro del edificio, algo que le dejase destruir el lugar desde dentro, pero no alcanzaba a ver ningún defecto, como si no existiesen dentro, parecía inexpugnable.
-aquí hacemos un montón de pan, amigo, si, ¿sabías que son más de 10.000 panes al mes? Una jodida locura, si soy honesto. Horneamos de todo un poco, ¿o ya te lo habían dicho?- no sabia cuanto conocimiento tenia de él, dudaba de cuanta información le había proporcionado Scar, aun así parecía que el blinder se negaba a hablar con tantos trabajadores rodeándolo con recelo.
Razón no le faltaba.
-horneamos pan blando, pan integral, horneamos de todo y más. ¿quieres probar algo?- señalo la mesa que estaba estratégicamente colocada, parando para poder mirarle por primera vez, de forma directa pero desinteresada a la vez.
El gitano observo a todos y asintió, sabiendo que era su momento de hablar, de conocer personalmente a Alfie. En aquella mesa había un mínimo de 5 botellas, todas con un color distinto, espero escoger una que no le intoxicase al instante.
-está bien, probemos un poco, eh- intento rebuscar en su mente alguna pista que le diese dar una respuesta satisfactoria para el contrario.
¿Scarlett le había recomendado algo para el momento? Pensaba que si halagaba al judío podría tenerlo a sus pies antes de lo esperado.
-¿cuál? ¿blanco o integral?- el gánster le miraba por poco tiempo, como si algo le impidiese verlo como es debido, no le sostenía la mirada por mas de 10 segundos.
A Tommy le llamaba la atención como hacia preguntas que eran poco relevantes y dispersas, había hablado muchísimo desde la entrada del lugar hasta la mesa, y aunque fuesen conversaciones irrelevantes no podía dejar de oírle con atención, como si fuese connatural escucharle.
Desecho su plan de halagarle cuando el de barba se indigno de su opinión, burlándose en el proceso, le molesto cuando Davis detrás soltó una risa. Tenso la mandíbula y siguió con su recorrido, quizás si debió de esperar a Scarlett cuando le dijo que podían ir juntos, pero claro; se sincero hasta el punto de contarle sobre los irlandeses e italianos, pero ignoro el problema que tenia con Campbell y la junta con su hermano, huyendo de enfermería cuando tuvo la mínima oportunidad.
Ya no había tiempo de arrepentirse, el viaje de tres días hasta llegar a Londres ya estaba hecho.
Suspiro cuando entro a la oficina del hombre, parecía ser bastante abierta, con aquellos ventanales a los laterales, que daban directamente con el pasillo, viendo todo lo que ocurría dentro de la habitación. ¿era por tener una falsa seguridad de que nadie se atrevería a entrar allí a amenazarlo con todo el arsenal de hombres que lo protegían?
-he escuchado cosas malas de ti, muy malas, si, de ti y todos los que ponen un pie en Birmingham- eso incluía a su hermana- debe ser jodido, eh, pero todos ahí son gitanos, ¿no? ¿viven en carpas y toda esa mierda?
Saco su cajetilla dispuesto a fumar si es que el barbudo comenzaba a agotar su paciencia, no tenia tiempo y no comenzaría a divagar sobre temas que no le interesan en absoluto.
-vine a hablar de negocios, no a hablar de mi, señor Solomons.
-oh- acaricio su barba pensativo- el ron es para el sexo y para divertirse, el whisky es para algo mas serio, ¿whisky para negociar? Si, así será, mi amigo
-negocios primero.
Nadie le había negado un trago de su whisky, aunque viendo bien sus moretones y la sangre en su ojo entendió que debía de ser más cuidadoso con Hades, asintió desviando nuevamente la mirada, ordenando la información en su mente, pensando en que frases debía utilizar.
-dicen que te salvo un policía, ellos me caen mal- hizo una mueca mientras dejaba una mano cerca del cajón donde supuestamente había un arma, esperando el actuar del Blinder- ah, y que una persona, una mujer, mejor dicho, estuvo contigo hasta el amanecer del día siguiente, muy romántico, ¿no crees? Jodidamente poético.
Le miro buscando expresión en su rostro, sin embargo, le sorprendió verlo tranquilo, esperando a hablar de lo esencial.
-le desagradan porque Sabini los usa todo el tiempo, razón por la cual él esta ganando la guerra y usted no.
¡Scarlett! Por supuesto que debió de ser ella. Asintió moviendo la nariz, viendo de reojo a Harry, él había sido el soplón.
-yo fui a la guerra, supondré que tu igual. Y una vez, un italiano entro de sorpresa, un puto italiano con la estupidez de ser valiente, le enterré un tornillo de 15 centímetros por la nariz, ¡fue jodidamente bíblico, amigo!- sonrió, tomo aire para darle un toque dramático, espero y soltó con fuerza- ¡así que yo sé como tratar con unos malditos italianos! No vendrás a decirme como debo de ganar una guerra contra ellos.
Volvió a abrir el cajón de antes, haciéndolo sonar, Shelby observo con rapidez sus acciones, tomo aire antes de hablar.
-señor Solomons...- comenzó, siendo interrumpido, colmando su paciencia con rapidez.
-dime, ¿por qué estas aquí? ¿Qué quieres darme? Porque si es una puta charla no la quiero, te quedas callado y no hablas, esperaba mas de ti, si, mucho más.
-me mandó una nota, usted me necesita mas a mí.
-en esa nota solo decía "hola" pudo ser perfectamente para otra persona- hablo incrédulo, Shelby quiso reír sin poder creérselo.
-Unamos fuerzas, está perdiendo una guerra y yo puedo ayudar para que la gané.
"jódete, Shelby" fue lo primero que pensó, impidió que saliera de sus labios, absteniéndose de insultarle y hablar demás, era verdad lo que decía, él lo necesitaba con desesperación. El diablo uso su lengua de plata, comenzando a tentarle con los beneficios que tendria con el de su lado, de las cosas que sabia y un testimonio lleno de información beneficiosa. Su confianza se mantuvo hasta que escucho como exclamaba con tranquilidad como hablaba de él, de sus temores.
-...sé que lo que le digo le enfurece, que si digo algo demás que lo pueda dañar volverá a caer en las trincheras, cerrando cualquier posibilidad de hacer un trato, y que en el cajón de su derecha hay un arma.
Apretó los dientes, sabiendo que el otro no lo notaria. Scarlett le confeso eso, le entrego información al enemigo, le traicionó, pero después de todo, ¿no había sido el quien enterró un puñal en su espalda? Exhalo volviendo a pensar con coherencia, ¿qué podía hacer él si Thomas tenia a su hermana a su lado? Scar conocía sus puntos débiles, sabia como actuaba, mierda, ella lo conocía mejor que el mismo, y mentalmente supo que es lo que debía de hacer.
Aceptaría el trato del Shelby, pero le demostraría que no debía de traicionarle, con un dialogo que ya pensó.
Esperaba que Scarlett sea su Hémera, guiándole cuando mas lo necesitase.
...
Solomons menor mantenía una expresión relajada mientras escuchaba hablar a Charlie, aunque por dentro estuviese totalmente frustrada y preocupada, ¿es que no podía esperarle?
-¿está bien, Scarcar?- Curly habló, sobresaltándola de sus pensamientos.
-sí, perdón estaba pensando, ¿Cómo se puede curar solo con pólvora negra y aceite?- pregunto con curiosidad en cada silaba, Charlie sonrió con el cigarro entre sus labios.
-secretos, Scarlett, no porque estés en las reuniones familiares te diremos todo como si fuese un jodido libro abierto, podrías esperar aunque sea un año.
-ándate a la mierda, Charlie- rio mas al escuchar la frase- ¿Cómo llego a Londres, Curly?, ¿estaba bien?
-no lo sé, no sé cómo estará en Candem, pero cuando estaba conmigo se estaba curando muy bien, solo tenia unos cortes en la cara y su ojo no estaba tan rojo- asintió a su relato con las manos entrelazadas, luciendo inocente al decirlo- pero no me dejo acompañarlo mas allá, dijo que volviera a Small Heath en tren, era más rápido y es verdad, comí unos dulces de canela que estaban exquisitos.
-por la mierda- prendió el primer cigarro del día, tapando el fuego de las corrientes de aire- tres jodidos días, tres- recalco.
Charlie la noto verdaderamente preocupada por su sobrino, y se dio el valor de hablar.
-en dos días probablemente volverá- rodeo los ojos al escuchar al barquero- pero presiento que será un año diferente, Tommy nunca avisa cuando volverá, y esta vez si lo hizo, pero también dijo que si no volvía dejaba todo en manos de Pol y las tuyas.
El cuerpo de la menor se estremeció por el frio, ayudándola a despertar del ensueño.
-no se perderá el cumpleaños de Polly, muy considerado de su parte- expreso sarcásticamente, miro a Curly con seriedad- si hace algo similar avísenme, sé que no puedo ni podre controlarlo, pero me dejaría mas tranquila saber donde está. Tres malditos días sin saber de él.
Dio media vuelta, planificando ir a Cambridge.
-¡somos gitanos, Scarlett!- acerco el cigarrillo a su boca ya sabiendo lo que Charlie diría- ¡no nos mantenemos en un solo lugar por mucho!
Planeaba hacer un viaje de un día para resolver los problemas secundarios de Henry, el hablar con su madre para tener el permiso legal era algo que le llevo tiempo, pero la mujer confiaba plenamente en ella, bajo una excusa que había inventado con solidez. El plan era traerlo a Birmingham por una semana, quizás más, pero que disfrutase de esos días con Polly y si todo salía bien, poder quedarse con él por el resto de su vida.
Por el camino hasta la estación, Isiah la intercepto, pareciendo a su padre cuando este hablaba con Tommy en medio de la calle.
-¡Scarlett! Hay dos trenes que irán a Londres ahora, uno con urgencia, tienen a un sir que parece que tiene las suficientes libras como para poner a correr el tren ahora- desde que le dijo a Finn que sus viajes a Londres serian mas seguidos este le comento al moreno y ambos menores se han encargado de avisarle la hora en la que salían los trenes, de lo contrario buscaban a pequeños barcos que pudiesen salir en el momento que se los pida.
Habían sido muy amables en hacerle aquel favor, y lucían verdaderamente ilusionados de ayudarle, hablando de Londres, Trenes y maquinaria. Especialmente cuando descubrían un hilo del cual tirar, encontrando a gente que haría lo que fuera por tener dinero.
-bien, Isiah, ¿sabes de algún tren que vaya a Cambridge? Lo necesito lo mas pronto posible.
Silencio por unos segundos, con el niño haciendo memoria.
-¡el tren del sir va para allá! Es el de las 8 si no me equivoco, irán a Cambridge y después a Londres, tenían que parar ahí por una supuesta emergencia del sir.
-¿estás seguro?
-lo juro por mi segundo lugar en el cuadrilátero.
Le sonrió con seguridad, tenia consciencia de que ese puesto era lo mas importante para el adolescente. Se había esforzado enormemente para estar en ese lugar y entregarlo con esa facilidad demostraba cuan en serio hablaba. De su bolsillo saco dos billetes para entregárselos.
-guárdalos hasta dos días más, eh, quiero saber en que los usaras.
-¡pero si te enteraras aun si no te lo digo!- sonrió mas para despedirse con un movimiento de cabeza y correr hacia el club de pelea que se había formado en una bodega.
Siguió con su camino hasta llegar al muy conocido edificio, ya le identificaban por hacer viajes rápidos, y también por su posición jerárquica, si bien podía esperar y estar un día o dos en un bote o en casos extremos ir en un auto, pero prefería la velocidad que la maquinaria le entregaba, permitiéndole pensar, conocer a personas nuevas y conocerlas bajo la excusa de que era nueva en la ciudad destino, para finalmente ganarse la confianza total de los que trabajaban dentro del tren, quienes le entregaban información en bandeja de plata solo con preguntar.
Subió al tren de las 8 y busco un vagón en el que se aseguraría que nadie entrase, acomodo su cuerpo sobre el asiento esperando por partir, cerro los ojos apoyando su frente en sus manos, creando escenarios distintos para las situaciones en las que se enfrentaría hoy.
Pero realmente todo aquel espectáculo era una cortina de humo, estuvo cuatro días completamente estresada, planeando todo, conversaciones largas por telégrafo con Nicholas, sacando cuentas y programando una reunión dentro de unos días. Asegurándose de mover sus piezas de ajedrez con astucia para que no muriera nadie, pero conocía bien el juego, quisiera o no los peones morirían por el bien mayor. Odiaba esa analogía.
-¡como este tren no parta ahora mismo voy a hacer que despidan a todos los que están en esta maldita y sucia estación!- negó al saber que se trataba del sir que Isiah le había comentado.
Vio su silueta pasar por delante de ella, cerrando la puerta justo en el compartimiento de enfrente.
Como por arte de magia el tren hizo su característico sonido, comenzando a moverse con la lentitud previa. Había apagado su cigarro a mitad del trayecto y ahora se arrepentía de eso. Espero a que alguien viniese a verla para que le entregasen su equipaje, consistía en un libro que iba rotando, un cenicero del Garrinson e implemento un cuaderno que esperaba utilizar para retomar sus dotes artísticos.
-hola, buenos di... ¡señorita Scar!- le sonrió gentil a la mujer con delantal- ¿otro viaje repentino?
-oh, no, planeado pero no esperaba que saliera tan temprano, iremos a Londres ¿no?
-eh, si, pero quizás no tengamos el habitual recorrido normal, hay un sir que cambio un poco todo. ¡oh! No tenemos su equipaje, no la vimos entrar y no lo subimos con nosotros, perdón por eso- sonaba triste, realmente angustiada por no cumplir con el sencillo capricho de la judía- es que... uh- se inclino para susurrar, volviendo a estar más amigable- él pidió que se hiciera un recorrido por Cambridge y después ir a Londres, demasiadas vueltas si me pregunta, ¡no tiene ningún tipo de sentido!- se sonrojo al darse cuenta de su imprudencia.
El sir estaba frente a su cabina, era bastante obvia la razón del porque había comenzado a susurrar con miedo, con el temor de que el hombre le gritara e insultara. Asintió quitándole peso a la mujer.
-quiero un café, ¿no hay problema con eso?- negó frenética, cerro la puerta corrediza para buscar el pedido con rapidez.
Vio como el verde del pasto se hacia mas notorio, junto con el cielo celeste despejado, sin ser opacado por el humo de las fábricas. Su mente volvió a trabajar en sus planes, sin desviarse del objetivo principal: su siguiente junta con Nicholas.
Su próxima reunión le preocupaba, se reunirían en la biblioteca ubicada en el centro de la capital, un lugar extremadamente conocido para ella, y eso era lo que la extrañaba, que fuese ahí y no en un restaurant o club de algún deporte democrático, sin embargo, no hizo ningún comentario al saberlo.
Esperaba no rebajarse hasta pedir desesperadamente, nunca llegó al nivel de implorar por algo. La primera vez que lo hizo era una niña, y Maggie le había retado cuando las palabras salieron de su boca, implorándole a alguien que no la arrestase en un juego estúpido de policías. Recuerda su expresión enojada, seguido de un:
"nunca implores por algo, es como si estuvieses diciendo a alguien de rodillas que lo necesitas desesperadamente. No le de ese poder sobre ti, mi niña, nunca de los jamases"
Y en aquel momento una bombilla alumbro sus ideas, era arriesgado, pero dada su situación no había nada que perder solo con intentarlo.
Respiro profundamente, analizando las palabras que utilizaría para tenerlo a su lado con facilidad.
...
Cuando la chica volvió a su cabina con un café, se levantó, revolviendo la taza con la azúcar incluida, avanzo unos pasos hasta dar con la puerta contraria. Dos golpes suaves bastaron para enojar al hombre.
-como vuelvan a interrumpir con otra de sus...- abrió la puerta con fuerza, sorprendiéndose con la presencia de Scarlett, segundos de reconocimiento le hicieron abrir sus carnosos labios con una mueca de sorpresa- ¿Scarlett Solomons?
Cuando se trataba de negocios mantenía un semblante pensante y analítico, por lo que no se vio cuan sorprendida estaba ante el Sir aparentemente gruñón y estricto, él era su primera amistad sincera, y también su primera relación seria fallida.
-James Hopkins, ha pasado mucho tiempo, ¿no es así?- el hombre aun sin saber qué decir le dio el espacio suficiente para que se adentrara a su cabina- bastante más tiempo del que creo- sonrió sin felicidad ni amabilidad, un acto meramente condescendiente.
El hombre tenia el cabello castaño claro, escondiendo las pocas canas que a simple vista no eran perceptibles, una barba bicolor cuidada a la perfección junto con su porte elegante lleno de egoísmo y falsa modestia, en su mano adornaba la sortija que deba conocimiento de su relación, con ojos azules confundidos y los labios siendo mordidos con cientos de preguntas. Parecía estresado, sus hombros estaban tensos y el ambiente en su cabina lo confirmaba, con una docena de papeles distintos desparramados por el asiento.
-¿qué haces aquí?- se adelanto a preguntar, aprovechando su silencio- la última vez que supe de ti estabas lo bastante lejos como para no ver a tu padre, pero lo suficiente cerca como para ir a una reunión en el centro de Londres y llegar puntual.
Scarlett estaba hermosa, su cabello largo caía con fluidez, sus ojos maquillados con largas pestañas que dudo que fuesen suyas, sus labios sin pintar le hicieron morder los propios, ignoro todo lo que había dicho, con sus pensamientos viajando de recuerdo en recuerdo. a su mente llego el momento en el que estaban juntos, siendo inexpertos cuando se trataba de amar, cayo en cuenta de los encuentros que tuvo con su hermano, rememoro a la perfección el ser amenazado por el mayor.
Ahora, con el cargo que ganó hace un año, nadie podría tocarlo; sonrió con suficiencia, teniendo en mente lo que haría en respuesta a la amenaza, esperando tener un encuentro más privado con la mujer, uno donde pueda manipular el cuerpo ajeno a gusto, nunca le gusto tener sexo en un tren en movimiento.
Sabia gracias a su propia experiencia lo que dañaba que se acuesten con un familiar cercano, mas si era recalcado con burla. La vergüenza y humillación que se vivía, por lo que, dejó atrás a aquel adolescente desesperado por un roce mínimo, ahora daría paso a un hombre sediento por poder y respeto, actuando de forma impulsiva cuando a su mente llego la imagen mental de Alfie humillado, recalcando como es que su dulce hermanita gemía por mas de él.
-negocios, y si, estoy bien, gracias por preguntar- Hablo grave, sentándose delante de ella, escondiendo los planos con rapidez, esperando dar las respuestas correctas- ¿qué hacías en un lugar como Small Heath? No es para señoritas de tu calibre.
Solomons sonrió con burla, sin revelar nada.
-te preguntare, espero que seas sincero- espero a la pregunta, sabiendo que luego seria respondido- ¿por qué eres Sir? Me explico, cuando compramos los Bugattis eras un renombrado dueño de una automotriz, ahora por medio de los trabajadores sé que eres un sir bastante grosero a mi parecer- detecto el tono burlesco, por lo que no se molesto a insultarla o hacerla retractarse.
Parecía ser la Scarlett inocente y juguetona que conocía, por lo que le servía que siguiese así, más fácil seria de engatusar.
-la familia de mi esposa, su padre me obligó a ocupar un lugar en la corona británica, por mas mínimo que fuese, y no mentiré, tengo poder y voz, he hablado varias veces con el príncipe y con el rey- recalco ambos puestos, esperando que se derritiera ante el como sucedía con prostitutas o con mujeres burguesas que ansiaban dinero.
Cuando escucho cuanto supuesto poder tenia, supo que había sido buena idea seguir su impulso de interrumpir en aquella cabina. Asintió con notable desinterés, aquella conexión le podría servir en un futuro, más si Thomas quería entrar en la política, podría desenvolverse con facilidad. Ahora, sabiendo bien como era aquel hombre, se relajó, James era territorio conocido, sabia donde pisar y donde no, como actuar para convencerlo con facilidad.
-¿Cómo esta tu esposa? Me entere que corre con los caballos, debe ser muy interesante hacerlo, ¿no? Me gustaría algún día poder hacer lo que ella hace, trabajar con caballos es liberador. ¡oh! Y el Derby que se viene, debe estar muy emocionada.
¡bingo! Una invitación a su casona cuando May no estuviese seria espectacular, la encerraría en sus paredes para hacerla su amante. No podría rechazar ante la presión social de no tener de quien sostenerse, el ser amante de un Sir reconocido como él la haría famosa entre las calles, ser deseada por más hombres era lo que cualquier mujer quería y necesitaba en aquellos tiempos.
-podrías venir a mi casa. Ambas lograrían conocerse y hablar mejor, aun recuerdo cuanto te gustan los caballos- aprecio su perfil, quien asintió observando con atención el paisaje que le proporcionaba la ventana.
-sería bueno, pero quizás en unos días más, estoy resolviendo unos problemas. Por lo que, ¿Cuándo usted ha de invitarme a su hogar?- James sonrío engreídamente, y Scar supo que ganó aquella conversación.
El estúpido Sir se comportó igual que el dios de los dioses, siendo un cretino que actuaba en base a su pene y no con su cerebro.
Era desagradable siquiera imaginar que quería de ella, la verdadera razón del porque cedió tan fácil, por lo que tendría que aplazar su encuentro lo máximo que pudiera.
Tendría que, como múltiples veces, caer en la boca del huracán para salir vencedora, cada vez con mas oportunidades de ser la merecedora del premio.
...
No esperaba que volver a ver a James fuese tan aburrido, escuchándole hablar sobre política y economía, esperaba que pronto dejase de hablar sobre el gran error del ministro y su presunta mala ejecución de poder.
-somos una potencia, tenemos poder sociopolítico sobre países tan bajos y pobres como irlanda, pero por gente como David Lloyd George- dijo su nombre con desprecio, entonando cada silaba de forma irónica, a su vez, Scar memorizaba los nombres que salían en los planes mal guardados del hombre- tendremos que esperar años nuevamente para volver a atacarlos y romper el estúpido acuerdo.
-es fácil decirlo si tu no estuviste en la guerra- puntualizo, queriendo alejarse lo máximo posible del hombre- Alfie fue y aun sigue recordando cada maldito día. Tu te quedaste en Londres sin hacer nada, es sencillo quejarte cuando no escuchas las bombas mientras duermes.
Se levanto esperando huir, Hopkins hizo una mueca, había olvidado totalmente aquel punto. Alfie fue a la guerra, sufrió por sus amigos, vio a gente morir; Scarlett vivía constantemente con un trastornado por las explosiones y su obsesión de golpear a alguien si no se hacia lo que demanda.
-lo sé, pero estoy viendo por la seguridad del país, por un bien mayor.
Volvió por unos segundos al dilema que vivía con Tommy cuando aún no se conocían bien.
-creo que llamaré a tu empresa, ¿podrías tener para mi dos Silver ghost's?- el rostro confundido le hizo suspirar con frustración, ¿en serio pensaba que no sabia del mundo real y sus evoluciones?
-no creo que pueda, por mas que te conozca bien, Scar. Aun no se sabe si es que son funcionales
-lo son, confió en eso y en las palabras que aparecen en tus planos. ¿Esta bien para la próxima semana?
-serán tres mil libras- su rostro volvió a tener una expresión cansada- seis en total, estarán para ti a primera hora del jueves.
-le diré a Harry que pase por ellos, te pagare el lunes. No me gustan los atrasos James, ya debes de saberlo- le sonrió coqueta, guiñándole un ojo por simple entretención- ¡nos vemos en unos días, Sir Hopkins!
Y sin llegar al River Granta, Zeus comenzó a coquetearle a Persephone, esperando que esta cayese bajo su natural encanto, grande fue su sorpresa cuando se dio cuenta que siendo él mismo no podría conseguirlo, debía de buscar la forma de que cediese ante él, sin importar que se disfrazase con la piel de Hades para conseguirlo.
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Me da gracias que cada vez estoy haciendo más largos los capítulos y es como "oh nooooo, no los hagas largos por si se demoran en leerlos, stop"
En fin, cosas que salen naturales
Que tengan un bonito fin de semana 🥵