desnudArte | Albalia

By cuestiondepiel

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Natalia Lacunza es la modelo perfecta. Alba Reche es una fotógrafa peculiar experta en desnudar a las modelos... More

Prólogo
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Epílogo

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By cuestiondepiel

- Hola, Nat – saludó Alba al otro lado del teléfono.

- Hola, Albi. Dime, por favor, que tú también estás histérica.

- ¿Histérica? Eso es un eufemismo, no he estado más nerviosa en mi vida.

- Tengo ocho kilómetros de ojeras porque no he podido dormir nada. Pobre la que venga a maquillarme.

- Lo mismo digo. ¿Qué te vas a poner?

- No te lo voy a decir – se hizo la interesante.

- ¿Cómo que no?

- Es mejor que sea sorpresa.

- ¿Y no quieres saber cómo voy a ir yo?

- Espectacular – le aseguró.

- Idiota. ¿Y si vamos mal conjuntadas? ¿Y si quedamos fatal juntas?

- Eso es imposible, Albi. Además, ¿qué más da? Si vamos separadas...

- De eso quería hablarte.

- ¿Me quieres cambiar la hora? No, ¿eh? Tú primero, que me da vergüenza llegar y que no estés.

- Quiero vayamos juntas, Nat. Juntas en el coche, juntas en el photocall. Juntas – dijo, de carrerilla.

Y cerró los ojos para recibir la respuesta.

- ¿En serio?

- Sí.

- ¿Pero estás segura? Van a hablar de eso, de nosotras.

- Y más van a hablar cuando vean las fotos. No quiero estar incómoda cuando presente el proyecto. Quiero sentirme libre de no tener que medir mis palabras o ir de puntillas por si la cago diciendo algo de más, en una noche tan importante.

- Ay, Alba – suspiró.

- Si no quieres, no hace falta – le aseguró la rubia.

- Voy de negro, bonita. Tienes suerte, porque pega con todo.

- ¿Eso es que quieres ir conmigo?

- Sí.

- ¿Sí?

- Quiero muchísimo, Albi – sonrió, a todo lo que daba, aunque no pudiera verla.

Natalia esperaba impaciente en el asiento de atrás del coche a que la fotógrafa saliera de su portal.

La rubia lucía un vestido rojo que le quedaba espectacular.

Menos mal que ya estoy sentada, pensó Natalia.

Alba entró al coche y la modelo seguía abriendo la boca para decir algo, sin llegar a pronunciar ni media palabra.

- Estás impresionante – pudo decir, finalmente.

- Y tú, bonita – se mordió la rubia el labio, para no morderle los suyos.

Apenas quince minutos más tarde, llegaron al lugar donde se llevaría a cabo la presentación. El evento reunía a lo mejor de la industria y ellas caminaban, de la mano y atacadas, hacia el photocall lleno de prensa.
Se hicieron fotos por separado y, después, posaron juntas.

Abrazadas, cómplices, sonrientes.

Obvias.

Respondieron cada una a un par de preguntas sobre el proyecto, funcionando básicamente como un club de fans de la otra. Hubo comentarios sobre ellas, sobre la relación que las unía, sobre lo compenetradas que las veían. Ellas, sin entrar en detalles, no dudaban en deshacerse en halagos, con la sonrisa a juego con los ojos brillantes.

No hemos podido ser más evidentes sin ser explícitas y ponerlo en palabras.

Palabras que nunca se habían sentado a elegir, a decir verdad.

- Lo vas a hacer genial – animó Natalia a la fotógrafa, que tenía que subir al escenario a presentar el proyecto.

- Estoy temblando – se lo mostró.

- Disfrútalo y no pienses en nada que no sea lo que buscamos transmitir con esto. Le va a encantar a todo el mundo. Son fotos mías, Albi, ¿a quién no le van a gustar? – trató de destensar el momento, tirando de humor.

- Imbécil. Dame un beso de buena suerte.

- Buena suerte, bonita - Natalia besó su mejilla.

- No, un beso, beso.

- Pero Albi… ¿Seguro? – miró a su alrededor, repleto de butacas ocupadas.

- Seguro.

Fue ella misma la que la besó, dejándola con cara de tonta, antes de desaparecer hacia el escenario.

Minutos después, estaba subida a esa tarima explicando con absoluta pasión cada una de las sesiones de A Oscuras, que estaban suscitando los murmullos cargados de admiración y respeto por parte de todos los presentes.

- Este proyecto me ha cambiado la vida y espero que pueda cambiar cosas también en esta industria, en el mundo de la fotografía. A Oscuras es una oda a la verdad, a lo genuino… Al respeto por el que se expone sin artificios, sin trucos. No hacen falta.

Tras esas palabras, en la pantalla, por último, apareció una foto de Natalia mirándose al espejo y, en el reflejo, a su lado, Alba cámara en mano.

- He aprendido que una buena foto es aquella que desnuda al que la hace, no al que la posa.

La modelo, que escuchaba atenta y orgullosa, sonrió a todo lo que daba.

Esa es mi chica, quiso gritar con todas sus fuerzas.

- Y, ya para terminar, no me puedo despedir sin agradecer una vez más a Natalia Lacunza. Sin ti este proyecto no existiría y la Alba Reche que está aquí subida hoy, tampoco. Muchas gracias por tu talento, por tu valentía, por tu generosidad infinita. Eres un ser de luz, esto no ha hecho nada más que empezar para ti, estoy segura…

Natalia, emocionadísima, le pedía con gestos que cortara el discurso porque se iba a morir ahí mismo.
 

- Pues ya está – suspiró Alba, dejándose caer en el sofá de su casa, con Natalia haciendo lo mismo justo al lado.

- ¡Qué locura de noche, Albi!

- Ha salido bien, ¿no? – cuestionó la rubia.

- ¿Bien? Se ha quedado todo el mundo flipando, no paraban de felicitarme.

- A mí también, me han gustado mucho todas las cosas bonitas que me han dicho. Nunca me habían hablado así, ¿sabes? Ha sido totalmente distinto a mis proyectos más… - buscó la palabra.

- ¿Especialitos? – propuso Natalia, con una risita.

- Especialitos, sí – rio cómplice la rubia.

- Este es el reconocimiento que te mereces, Albi. Uno bonito. Esas fotos son una genialidad, van a ser referente de todo.

- Pensaba que me iba a sentir un blanco fácil por exponerme así, por la fama que tengo. Y no… Se siente genial, Nat.

- Me alegro mucho. Ha sido todo muy bonito. Lo que has dicho de mí…

- Querías que me callara – apuntó.

- Porque no me cabía tanto… - se calló.

- Tanto amor – completo Alba la frase.

Natalia suspiró y pegó su frente a la de la otra.

- Tanto amor – repitió, para dejar un beso en sus labios.

Se hizo el silencio entre las dos. Se miraban, de cerca, leyéndose.

Desnudándose, una vez más, con los ojos.

La rubia fue la que rompió el silencio, después de tragar saliva y suspirar, como para coger impulso.

Dispuesta a hablar claro.

- Te quiero, Nat. Y no solo eso, te quiero bien y te quiero muchísimo.

- Albi…

- No, escúchame – atrapó una de sus manos y, con la otra, alzó su mentón-. Ya me he cansado de esperar, de estar contigo sin estar oficialmente. Quiero intentarlo, quiero que estemos juntas. Quiero cuidarte y que me cuides. Seguramente vamos a seguir necesitando ayuda, pero ahora estoy convencida de que puedo hacer las cosas bien. Ser feliz yo para contribuir a que tú también lo seas.

- Yo también te quiero. Ay, Alba… - cerró los ojos, para no dejar rodar las lágrimas y poder seguir hablando-. Te quiero muchísimo. Y lo quiero todo contigo. Yo también me muero porque lo intentemos. Sé que va a salir bien, es que no puede ser de otra manera...

- Va a salir bien – asintió Alba, acariciándole la cara con ternura.

- Eres tan bonita…

Natalia la besó, lo necesitaba. Las palabras, si bien eran importantes y una caricia al alma, no se comparaban con lo que se respiraba entre las dos cuando hablaba la química.

- Déjame desnudarte, Nat. Necesito sentirte – le susurró Alba.

- Desnúdame – asintió, diciéndole con la mirada que no solo tenía permiso para entrar, sino que le daba también una copia de la llave para que lo hiciera cuando quisiera.

La miel en los ojos de Alba reflejaba exactamente lo mismo.

Con amor y ternura, se deshacían de los trajes de gala, para mostrarse una vez más sin artificios ante la otra. El sonido de las cremalleras entremezclándose con el de los besos. Los suspiros acompañando al despertar de la piel erizada por caricias que lo significaban todo.

Y encajaron sus cuerpos libres de ropa, de barreras, de escudos y corazas infranqueables.

Desarmadas y desnudas.

Desarmadas, desnudas y sin miedo a estarlo.

Se quedaron abrazadas. Piel con piel, como los bebés que buscan casa en brazos ajenos.

Alba se escondía en el pecho de la modelo y esta disfrutaba de los patrones aleatorios que la rubia dibujaba en su espalda, sin intención de ir a más.

La fotógrafa se sentía feliz, plena y segura entre sus brazos.

Encontraba en ellos una calidez y un amor al que se sentía capaz de corresponder. Por fin.

A Natalia se lo entregaba todo, la munición entera, desinteresadamente. Sabiendo que cuidaría de sus armas.

Se separó de su abrazo para poder mirarla a los ojos de nuevo.

- Sigo sin asimilar todo lo que ha pasado esta noche, Nat – murmuró.

- Muchas cosas, ¿no? – dejaba la morena caricias en su costado.

- Muchas cosas. No me puedo creer que ahora todo el mundo sepa lo nuestro. Que nos hemos besado en un teatro repleto de gente. Que existe un “lo nuestro".

- Que somos novias – pronunció Natalia todas las letras de esa última palabra.

- Que somos novias, Nat. Que soy tu pareja y eso ya no me da miedo.

- ¿Y lo que puedan decir de nosotras a partir de ahora? ¿La exposición?

- Tampoco – negó con la cabeza y se giró para mirarla-. Siento que me he desnudado del todo.

- ¿Sí?

- Sí. Siento que soy yo, que me atrevo a serlo. Que me he deshecho de todas las capas que no me aportaban nada bueno. Y al fin estoy desnuda.

- ¿Y no te da cosa estarlo?

- No. Siempre pensé que desnudarse era signo de vulnerabilidad. Y no. Desde que apareciste en mi vida he ido aprendiendo que para nada es así.

- Todo lo contrario.

- Desnudarse es el mayor acto de valentía que existe.

- Y el más liberador – añadió la modelo.

- Gracias, Nat, de verdad.

- No me las des más – esquivó un momento su mirada, con cierta vergüenza.

Alba atrapó su mentón para que volviera al contacto visual.

- Te las quiero dar todo el rato. No eres consciente de lo que me has ayudado a conocerme, a quererme, a reconciliarme conmigo misma y con el mundo. Eres un regalo y te prometo que voy a estar a la altura.

Natalia se retiraba como podía las lágrimas, que caían incontrolables y en cascada.

- Pero no llores... - le sonrió con ternura en los ojos.

- Es de bonito...

Natalia se recompuso para volver a decirle cuánto valoraba y admiraba su camino hasta ahí.

Y lo que nos queda.

- Estoy muy orgullosa de ti, Albi.

- Te quiero mucho, Nat.

- Te quiero mucho, bonita.

Esa mirada emocionada color chocolate de Natalia reflejaba la de Alba.

En igualdad de condiciones, de verdad, de respeto, de admiración.

En eso consistía el amor.

La fotógrafa lo tuvo claro.

Un placer desnudarme.

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Y así, desnudxs, nos despedimos de esta historia 📷💔

Ha sido un placer y un reto para mí escribirla, espero que hayáis disfrutado del viaje tanto como yo.

Muchas gracias por acompañarme en el one shot más largo del mundo 🤣

Tengo ideas para el epílogo y trataré de escribirlo relativamente pronto.

Espero que 2021 nos deje seguir leyéndonos ❤

Y que os desnudéis mucho con quien merece la pena hacerlo 💫

P.D.: No quería terminar sin compartir con vosotrxs esta maravilla que hizo pollitoencrisis hace un tiempo, que no la puse por aquí en su momento. Gracias de nuevo, me encanta 😍

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