Drarry OneShots.

By amorsaturno

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Diversos OneShots de Drarry. Enjoy. -TheSophiePotter More

aviso
el príncipe en venta.
Del amor al odio.
El novio de Lily Potter.
Juego de muggles.
Apuntes.
¿Drarry?
¡Aco, Aco!
Preguntas para Drarry
¿Chileno?
Pierrot.
Me gustas, Potter.
Te amo.
Pierrot.
Para las curiosas...
Preguntame.
Poción.
Explicación y Agradecimientos

Dejando el orgullo atrás.

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By amorsaturno

Recomiendo leer con la canción This is not the end de Krewella

-¡Rápido, rápido! ¡Es Harry Potter! -Grita uno de mis compañeros de trabajo, John, quien me trajo a cuestas a San Mungo por una estúpida herida que me hizo un ex-mortífago.

Bueno, al parecer no era tan "ex".

-¡Merlín! -Jadee de dolor.

Una estúpida herida desde pecho hasta el costado de mi cadera. Claro, el Avada Kedavra de Voldemort no me mata, pero una heridita si ¿No? Dios. Mientras traen a los medimagos y me acuestan en una camilla y me hacen preguntas. No las puedo responder; me zumban los oídos. El olor a hospital -que, por cierto, odio- y las voces de fondo no me ayudan mucho a tranquilizarme. Me ponen una mascarilla y sólo percibo que uno de los medimagos dice "1...2...3...".

Y luego, me hundo en la oscuridad.

Me despierto y no sé si han pasado horas, minutos o segundos. Al parecer, lo primero, porque mi herida está completamente curada. Qué suerte. Si hubiéramos ido al hospital muggle más cercano, como dije yo, hubiera tenido puntos y una horrible cicatriz.

Bueno, dos horribles cicatrices.

-Vaya, vaya... Miren quién despertó.

Ay no. Díganme que estoy soñando.

-Son las 8PM, Potter. Requeriste de diez hechizos de cicatrización, dos de invisibilidad (obviamente me refiero a que la herida no sea visible) y tres para aumentar tu sangre. Para tu mala suerte, eres 0 negativo.

Estupendo. Draco Malfoy es mi medimago. La suerte no está de mi lado hoy. Me obligo a escucharle y no hacer caras ni de dolor, ni de asco. Encuentro mis lentes en la mesita de noche y me los pongo, para encontrar que el chico ya no es un chico. El chico ahora es un hombre. Hombros anchos, mirada profesional, cuerpo fornido que aún se ve bajo la bata... Vaya. Cómo la gente cambia luego de tan solo dos años en Hogwarts.

-... Perdiste demasiada sangre, Potter, los hechizos tan sólo te mantendrán con vida. Lamentablemente no se sabe cuándo vas a necesitar otro, así que me tendré que quedar contigo haciéndote hechizos hasta que el suero Sangrefilis llegue. Se nos ha acabadojusto hoy con otro de tus compañeros que casi pierde la vida.

Silencio.

-¿No se puede quedar otro medimago? -Pregunto, girando los ojos.

-Muchas gracias Potter, tu compañía también es muy grata para mí -Gira sus ojos. Odio cuando es sarcástico.- No. Lamentablemente todos están ocupados y tú me sirves como rata de laboratorio.

-¿De qué estás hablando?

-Verás Potter, yo no soy exactamente un medimago con todas sus letras. Estoy terminando mis estudios y debo escribir mi tesis.

-Ah.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

-¿Cuánto demorará el suero?

-Dos horas. Así que desde ahora empieza a disfrutar mi placentera compañía. Si sientes unas punzadas en el antebrazo es porque necesito hacerte el hechizo.

Van a ser unas largas dos horas.

Me decido por no hablarle. Me voy a dormir y me despertaré por las punzadas en las muñecas, el me hará un hechizo y ya está. Fin del cuento. Dejo mis lentes en la mesita de noche y vuelvo a arroparme con las suaves sábanas del hospital, para luego suspirar y poder cerrar los ojos. La mirada de Malfoy me quema por todos lados. Puedo sentir cómo se ríe burlonamente. Gruño por lo bajo.

-Oh, vamos Potter. Para hacer las horas más cortas debemos hablar. Te creí más que eso.

Trato de ignorarlo, pero el maldito me mueve muy levemente para poder sacarme del poco ensoñamiento que pude tener en estos ¿Tres segundos? Vaya. Me siento en la cama y me conformo con verlo borroso y confundirlo con el Malfoy que conocí en Hogwarts. Él, por su parte, se sienta en una silla a mi lado. Giro los ojos y, tenso, le devuelvo la mirada. Parece divertirle todo esto. Me muerdo la mejilla interna.

-¿Y de qué podemos hablar? -Pregunto, enojado.

-De lo que sea. Como el-niño-que-sobrevivió-y-venció debes tener muchos temas a coinciderar ¿No?

Odio que me digan así. Todo el mundo lo sabe. Si alguien me dice así es para fastidiarme ¡Ah, pero qué sorpresa! Malfoy tiene esa intensión. Aunque me cueste admitirlo, el hurón tiene razón. Si hablamos se nos harán más cortas las horas. Pienso en qué hablar...

...Y se me viene a la mente aquella vez cuando estaba saliendo del Salón de Menesteres, en quinto año, y me besó de sopetón. En esos entonces él me gustaba y estoy casi seguro que el sentimiento era mutuo. Bueno, no tanto, pero la tensión sexual que irradiabamos era como un fuego que no pensaba extinguirse. Ahora se extinguió.

-Diez puntos menos para Gryffindor. -Me había susurrado al separarse de mí. Con una sonrisa burlona y un aire autosuficiente abandonó la estancia para luego encontarse con sus amigotes.

Me sonrojo un poco al recordar eso, pero al hablar procuro que mi inseguridad no se note.

-¿Qué te llevó a hacer esto, Malfoy? Me refiero a ser un sanador.

Me pongo de nuevo los lentes, para que se aclare la vista de un Malfoy pensativo, con los ojos entrecerrados y endemoniadamente sereno. Esa postura me lleva a pensar que es atractivo. Siempre lo ha sido, pero en este punto se culminó su belleza. Su elegancia no se ha ido, pero no parece exagerada como cuando eramos niños, ahora es tan natural como el respirar.

-Cuando acabó la guerra me encontraron unos de tus fans, Potter. Me hicieron tres Crucios cada uno. Eran cuatro. -Me explicó, y no pude evitar hacer una mueca- Me ingresaron aquí y no tenían ni un cuidado conmigo. -Hizo una voz chillona, imitando a una de las enfermeras- "¿Ya son las seis? ¿Que te toca tu poción? ¡Bah! Eres un mortífago, bien puedes esperar hasta mañana"... -Volvió a su voz normal- Eso me enojó bastante. Me prometí ser un medimago y tratar a todos por igual, y que no importe ni el pasado de la persona ni que hizo, tan solo que la debo liberar de su dolor. Como no hicieron conmigo.

Me quedo callado por unos momentos. El siguió hablando.

-Por eso estoy aquí hablándote en vez de alegarte o Cruciarte, principalmente.

Otro silencio, en el que él se dedica a ver lo interesantes que son los detalles de la ventana. Está igual de incómodo que yo, y lo sé. Algo vibra en su bolsillo y saca un ¿...Celular? ¿...Muggle? El sonríe con cierta ternura en sus ojos y golpea levemente el posabrazos, pero no deja de sonreír. Es como si se hubiera perdido algo. Mi curiosidad le gana mi orgullo y pregunto.

-¿Y esa sonrisa por qué?

-Mi padre está en Askaban ¿Recuerdas? -En su voz no encuentro ni un grado de enojo, tristeza ni que me quiera echar algo en cara. De hecho, percibo amistad, lo que me hace sentir peor aún- Bien. Mi madre salió inocente y pues... Rehizo su vida. Encontró a otro hombre y pues... -Le mostró una foto en donde él cargaba a una pequeña, de cabello castaño y ojos platinados, no más de dos años- me dieron una hermanita. Mi madre me decía que ella quería estar conmigo, pero... bueno. Estoy trabajando.

Miro la imagen con ternura. Ahora realmente parece feliz. La pequeña tiene un mundo mejor en el que vivir a diferencia de su hermano. Luego devuelve el pequeño aparato a los bolsillos de su bata para luego sonreír.

-Gracias, Potter.

-¿A qué te refieres?

-Me refiero a darte las gracias por darle a ella un mundo mejor en el que vivir. No podría... No soportaría verla mal. No sé qué haría si ella hubiera estado viviendo para cuando estuvimos en sexto -Se estremeció un poco. Yo también. No fue uno de los mejores años para los dos.- Gracias.

No evito hacer una sonrisa burlona.

-¿Ser amable? ¿Ayudar a los otros sin importar su pasado o sus antepasados? ¿Me das las gracias? ¿En dónde quedó tu orgullo, Malfoy?

El se ríe junto a mí. No evito pensar que es una risa muy bonita. El ver que se le achinan un poco los ojos que se ríe me produce un no-sé-qué en el pecho.

-Estoy dejando el orgullo atrás, Potter. Mi orgullo está descansando junto al chico que no le daban la poción anti-dolora por los Crucios.

Veo la hora. 8:30PM.

Vaya.

-Pues me gustas más sin ese horrible orgullo. Algún día iba a ser más grande que tú y te iba a comer. -Digo como si fuera lo más normal del mundo.

Y estallamos en carcajadas.

Y pasamos hablando de trivialidades, riendonos. Las horas se fueron volando ¿Por qué rechacé la mano de este chico en el tren en primer año? ¡Qué tonto fui! Tengo muchas cosas en común con él. Y es guapo. Nos pasamos coqueteando y así. No es que fuera alguien que sepa coquetear, de hecho, el se burló de mi de eso muchas veces. Cada vez que intentaba hacerle alguna cosa o así. Era terrible. Lo más vergonzoso de todo era pedirle que me haga el hechizo. Me sentía como un niño pequeño, y odio sentirme así.

Tocaron la puerta mientras el y yo estabamos llorando de la risa.

-¿Sí? -Preguntó Draco con la voz más tranquila que pudo, pero le tembló un poco la voz. Me mordí el labio para no reír.

-El suero -Responde la voz, y luego Draco deja entrar al hombre.

No alcanzo a ver al hombre, pero cuando el rubio cierra la puerta educadamente volvimos a estallar en risas. Deja el pequeño frasco en la mesita de noche antes de doblarse sobre si mismo. Yo echo mi cabeza hacia atrás. Ya cuando nuestras respiraciones se regulan -no mucho- por fin puedo tomarme el suero. Bueno, un tercio del suero, lo otro lo fui botando poco a poco mientras el imbécil de Draco hacía caras extrañas para que pase exactamente eso. De todas maneras, ahora me siento mejor.

Me levanto totalmente y veo que tengo puesta una camisa lisa y los pantalones negros del uniforme de auror.

-¿Y esto? -Pregunto, refiriendome a la camisa- ¿De dónde salió?

Volvemos a estallar en risas.

-Bueno, se las damos a los pacientes que de alguna u otra manera no pueden salir del hospital con la misma ropa con la que ingresaron.

-Oh. Okay.

Al pararme no me mareo. Buena señal. Me pongo las zapatillas con las que salí a trabajar.

-¿Esto es el fin, Potter? -Pregunto Draco, con evidente tristeza.

-No. Puedes verme cuando quieras.

-¿En el Caldero Chorreante. mañana, a las seis?

-Es una cita, Malfoy.

Él se sonrojó.

-¡No me refería a eso! ¡Escúchame, Potter! -Pero ya me había dado media vuelta para salir.

Y abandoné el lugar con una sonrisa.

Con ayuda de Hermione me vestí bien para la cita.

Bueno, primero que todo se enojó. Me miró feo y negó con la cabeza. Estuve casi seguro de que no iba a dejarme salir de Grimmuald Place si mi destino era el Caldero Chorreante. Luego de explicarle aproximadamente quince veces que Draco Malfoy es una buena persona me entendió y se entusiasmó para ayudarme a hacer todo. Luego, por el amor de Dios, Merlín y quien fuera que está arriba, pude estar bien vestido para la cita.

Estoy en frente del Caldero Chorreante. De pronto pienso que lo estoy haciendo todo mal. El Harry pequeño, el que sigue dentro de mí, me grita que estoy haciéndolo todo mal. Pero la voz de Dumbledore, extrañamente, me llenó la cabeza. Como si en este mismo momento estuviera a mi lado, diciendo sus frases que aún doy vueltas en mi cabeza.

-"Haz lo que creas que te haga feliz" -Me dice, y me lo repito como un mantra hasta llegar a una mesa, en donde me siento y espero a Draco.

Cierro los ojos y pienso en la guerra de Hogwarts. Lamentablemente no puedo dejar de pensar en las personas que murieron por mí. Lupin, Tonks, Fred, Dumbledore, Colin... gente que no sé su nombre. Una punzada de culpa atravieza mi cuerpo. Todo es mi culpa. Es mí culpa que George no tenga a su gemelo, que Teddy no tenga a sus padres.

Pero lo hice por bien.

O, por lo menos, eso trato de pensar para mantenerme cuerdo

-Hey, Potter, despierta -Me dice una voz dulce, y se ríe.

Abro los ojos. Me encuentro con Draco. Está vestido con un abrigo largo que le llega hasta un poco más arriba de las rodillas y unos jeans muggles -eso me desconcierta un poco-. Por mi parte, visto de unos jeans oscuros y una camisa simple. Nos saludamos bien y él se sienta a mi lado. No puedo evitar notar que sus ojos brillan más que nunca, que sus expresiones son relajadas, que se siente más feliz de lo que jamás se ha sentido. Que su serenidad le hace parecer mucho más guapo, que sus movimientos tienen gracia. Que, por fin, su sentido del humor no se basa en burlas y sarcasmo.

-Dime, Potter ¿No estabas con la Comadrejilla esa?

Me mordí el labio, pensando.

-Bueno, sí. La verdad es que las cosas no funcionaron muy bien. Digamos que se enamoró de el-niño-que-vivió y no de Harry ¿Y tú? ¿Con Greengrass?

El gira los ojos.

-Mi padre me había emparejado con Astoria para mantener la línea de sangre pura. No era una relación de verdad. Confundimos la amistad con el amor y... -Suspiró- pura mierda, Harry.

-Oh.

No sé qué decir a eso. Cuando estábamos en sexto o en lo que fue mi séptimo lo único que me mantuvo cuerdo a mi enamoramiento hacia Draco había sido que salía con Astoria y que parecían muy felices juntos. Todo lo que me hice creer se fue a la mierda. Se me seca la garganta, pero trato que al llamar a la persona que nos atenderá no se note. Pedimos cervezas de mantequilla, tan solo para estar lo suficientemente cuerdos para cuando lleguemos a nuestras casas.

-Entonces Potter, en resumen, me invitaste a salir ¿Por qué? -Pregunta él con un aire divertido.

-¿Cómo explicas algo que ni tu entiendes?

-Explicándolo, muy simple, Potter.

Y reímos.

-Ni idea. Me caíste bien, hice un muy mal intento de coqueteo, y te invité a salir. Lo demás ni puta idea.

-Y vaya que mal coqueteo.

-Admite que te gustó.

-No mucho.

-A que sí...

-Un poco. -Pausa- Un poco mucho.

Y nos volvimos a reír.

No sé cómo, pero mientras pasa el tiempo puedo sentir como me enamoro de él. De su sonrisa, de su cabello rubio, de sus ojos celestes platinados, de su forma de coquetearme tan sutil. Fue... Como en aquel libro muggle Bajo la Misma Estrella. Fue como quedarme dormido; poco a poco y, luego, de golpe. Y entre más siento esa extraña sensación, más nervios me dan al pensar si él sentirá lo mismo.

Pero un no-sé-qué le delata.

-Draco.

-¿Sí, Harry?

-Me gustas.

Silencio.

-¿Estás seguro que a tu cerveza de mantequilla no le echaron algo de Ron?

Y, en medio de la seriedad, nos reímos a carcajada limpia por su estupidez.

-RON. MERLÍN. ME REFERÍA A EL ALCOHOL. -El exclama.

-DIOS. ME IMAGINO A UNA CERVEZA DE MANTEQUILLA NARANJA CHILLÓN.

-POTTER, BASTA, ESTAMOS SIENDO EL CENTRO DE ATENCIÓN.

-MI QUERIDO MALFOY, SIEMPRE LO SOMOS ¿NO VES QUE SOMOS GUAPÍSIMOS?

Es que no podemos dejar de reír, joder. Empezamos a llorar de la risa. Todo el mundo nos ve, y cuando se aburren, nos ignoran. Cuando nos vamos calmando al fin los magos nos quitan los ojos de encima. Mi corazón aún late rápido por mi confesión, y algo se aprieta en mi pecho al pensar en que no me responda lo mismo.

-¿Y qué dices? -Pregunto- ¿Sientes lo mismo?

-Desde cuarto año, Potter.

Me desconcierta.

-¿Cuarto?

-Sí.

Silencio.

Cierro los ojos sintiéndome una mierda por milésima vez en el día. No me doy cuenta, pero de pronto, sus labios están sobre los míos. Me sorprendo, pero no dejo que tome el control. Lo apego a mí y pido la entrada a su cavidad bucal, y el me la da. Mi lengua recorre territorios que no había recorrido hacía años atrás, saboriando la sensación de estar así. Con él. Me pasa los brazos alrededor del cuello, y sus manos desordenan más -si es posible- mi cabello.

No hay tiempo para hablar más. Las pasiones y los sentimientos nos ganan.

Ambos, al separarnos por aire, con la respiraciones agitadas. Dejamos unos cuantos galeones para pagar la cuenta, y cuando estamos afuera, me pregunta:

-¿A dónde?

¿Soy así de fácil?

Bueno. Soy así por él.

-Mi casa.

Nos volvemos a besar de la misma manera para que luego aparecernos en Grimmuald Place. La horrible sensación de la aparición se esfuma.

Rápidamente habíamos entrado a la casa, el pasillo que alguna vez fue oscuro y bastante polvoriento se encontraba limpio y decorado con tonalidades verdes con doradas y rojas con plateadas, supongo que inconscientemente algo en mi interior decía que terminaría con un Slytherin, con mí Slytherin, con Draco Malfoy.

Con un Kreacher escondido en el pasillo mirándonos con vergüenza, avanzamos sin despegar nuestras bocas, nuestras manos ansiaban tocar la caliente piel del otro.q

Nos deseábamos, hacía mucho tiempo que lo hacíamos y, por fin el glorioso momento llegó.

Al entrar a la habitación dejando que mi león interior saliera rompí la camisa que traía puesta, había quedado hipnotizado, su abdomen plano y levemente marcado por el ejercicio, blanco, ¡Merlín! Tan malditamente blanco y delicioso a la vista. Notaba el hermoso sonrojo que traía gracias a mi inspeccionadora mirada, le sonreí y me acerque a besarlo nuevamente.

Mis manos viajaban por su cuerpo, acariciando con las llenas de mis dedos la línea de si columna, sentía como se estremecía ante mi tacto. Mis besos bajaron a su cuello, aspiraba su dulce olor, tenía un aroma de fresas y también de chocolate, un aroma que en verdad me volvía loco.

Su sabor ¡Por Godric! Su sabor era exquisito, mordía su fino y largo cuello para después lamer aquella zona, escuché glorioso jadeo que salió de sus labios y su cuerpo temblando bajo mí.

Mis manos viajaron a sus pantalones deshaciéndome de ellos, me separé un poco liberándome también mi cuerpo de los ropajes, ambos desnudos solo con nuestras ropas íntimas empezamos a besarnos con salvajismo, lo guié a mi cama y suavemente lo tiré subiéndome sobre él.

Admiré su rostro, sus mejillas hermosamente sonrojadas, su cabello levemente despeinados, dándole ternura y erotismo, sus ojos brillantes de deseo, de pasión pero sobre todo... Sobre todo allí había amor, cariño, ternura, se estaba entregando con todo su ser a mí.

Me descubrí acariciando su mejilla susurrando las palabras que siempre quise susurrarle, decirle, gritarle.

-Te amo - su cuerpo entero se estremeció con aquellas palabras y no le di tiempo a responder.

Lo besé, con mucha ternura mientras acariciaba sus caderas, subiendo a su cintura donde había dejado mi mano descansar.

Ambos movíamos nuestras pelvis en busca del delicioso contacto de nuestros miembros, ambos empezábamos a jadear y ambos queríamos empezar.

En un rápido movimiento, tomé mi varita y con un sencillo movimiento lo dejé desnudo como a mí, murmuré muy bajo un hechizo de lubricación en mi miembro y en mis dedos, mientras besaba su pecho metí el primer dedo, notando lo apretado y caliente de su interior.

Un jadeo de dolor salió cuando inserte el segundo dedo, con movimientos lentos y profundos, tratando de expandir aun más su esfínter.

Gimió con el tercer dedo pues había rozado aquel punto en su interior que lo hacía enloquecer, apretada entre sus manos las sábanas blancas que estaban bajo nosotros.

Sentía que podría correrme solo con la imagen, cuando abrió los ojos, esos ojos que ahora eran como mercurio, me vi reflejado en ellos, supe que lo que le había dicho también era correspondido por él.

Y me adentré a su interior, encontrándonos de la forma más íntima en la que dos seres humanos pueden estar, unidos en cuerpo, alma y corazón.

Mis movimientos comenzaron lentos, evitando así que no sintiera dolor, sólo el placer el cual yo, y sólo YO le causaba.

A medida que avanzaba el tiempo, mis embestidas iban más y más rápidas, sus gemidos eran la cosa mas hermosa que alguna vez escuché, con la mano que no usaba como soporte de mi cuerpo, comencé a masturbarlo al ritmo de mis embestidas.

Sentía su aliento en mi cuello y en mi oreja, sus gemidos llegaban a lo más profundo de mi mente, y se corrió en mi mano, manchando nuestros abdómenes con ese blanquecino líquido.

Gimió mi nombre y entrecortadamente dijo un 'Te amo', eso bastó para que yo también eyaculara dentro suyo, fundiendome con él en un tierno beso.

No supe como habíamos terminado así, él sobre mi pecho, completamente dormido y yo aún despierto, acariciando sus ahora largos cabellos platinados, protegiendo su sueño y pensando que tal vez todo esto había ocurrido por dejar nuestro orgullo atrás.

-¡Ayuda! ¡Alguien que traiga a medimagos expertos! ¡Por favor!

Todos mis compañeros de trabajo circulaban alrededor mío. Dos Crucios, tres Imperius y un Avada Kedavra rozando. Estaba en una camilla, en San Mungo. Cuando trajeron al medimago quería decir que no, que quería a Malfoy, que quiero que el me ayude, pero... Pero no. De hecho, al jadear me duele más la garganta. El dolor es como corrientes eléctricas que me corren por todo el cuerpo, haciéndome sentir como una mierda en todos lados.

Y me vuelven a sedar.

Por unos momentos siento que me voy. Que me están esperando arriba papá, mamá, Lupin, Sirius y Fred. Que la operación salió mal. Estiro un brazo hacia ellos, pero inmediatamente lo retiro.

Malfoy.

No se sí el pueda seguir sin mi. Y yo no se sí pueda seguir en otra vida sin el. Fue mi obsesión, mi amor platónico, y finalmente, mi romance. Todo fue muy rápido. Todo fue muy hermoso. Como un sueño.

Quizás nuestro amor fue rápido porque sabía que nuestra historia sería corta.

***
Bueno. No son 6000 palabras, pero es hermoso ;-;

Y tiene lemmon, como pidieron.

Haremos un juego.

¿Conocen a mi personaje, Sophie? -Todos asienten- Bien. Deben adivinar quien es. En cada OS he puesto a mi querida Sophie, excepto en El Príncipe en Venta. Por ejemplo; en Del Odio al Amor es la chica que atendía a Harry -porque se apuró al atenderlo para que esté con Draquito <3-, en El Novio de Lily Potter es Lily Potter xD y en este ¡Adivinen! La que adivina le dedico el capítulo siguiente <3

Eso.

Vaiz.

-TheSophiePotter

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