desnudArte | Albalia

By cuestiondepiel

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Natalia Lacunza es la modelo perfecta. Alba Reche es una fotógrafa peculiar experta en desnudar a las modelos... More

Prólogo
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Epílogo

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By cuestiondepiel

Alba no soltaba su cámara de turista, centrada en retratar la belleza de Roma. O más bien, lo maravillosa que le quedaba a Natalia la ciudad.

- No sabía que la Vogue me había puesto un paparazzi – vaciló la modelo.

- Es que estás guapísima, Nat. A ver, ponte ahí – señaló un cartel roto de un restaurante para que la morena posara debajo.

- ¿Aquí? Me encanta saber que eres la típica que turistea sin soltar la cámara y fijándose en lo que nadie se fija.

- ¿Y te sorprende? – dejó caer la cámara para alzar una ceja.

- Para nada – se acercó Natalia a darle un pico.

- ¿No podemos quedarnos paseando y comiendo helado y pizza todo el fin de semana? – puso un pucherito la fotógrafa, antes de entrelazar su mano con la de Natalia.

- Se supone que esto es un viaje de trabajo – se encogió de hombros-. Además, no me digas que no te apetece hacerme fotos, porque a la vista está que no es así.

- Lo que no me apetece es el set. Todo lleno de gente estresada, agobiante, que me den órdenes…

- Esas cosas de fotógrafa especialita.

- Exacto.

- Siempre puedes ponerte firme y echarlos a todos del set. No sería la primera vez…

- ¿Me estás incitando a volver a la Alba insensible?

- ¡No, no! – alzó las manos-. Solo si, por temas de concentración, necesitáramos intimidad. Algo totalmente justificado por el bien de la sesión.

- Por el bien de la sesión… - imitó su tono de voz, negando con la cabeza.

Fue ya en el estudio de fotografía, cuando ambas se enteraron de que la sesión no era de Natalia sola. De hecho, Marco, el modelo italiano digno de ser comparado con el David de Miguel Ángel por lo menos, se acercó a saludarlas en cuanto entraron a las instalaciones.

Con sonrisa de anuncio y un inglés de acento marcadísimo, les dio la bienvenida con excesiva amabilidad.

- ¿Tú sabías esto? – le susurró Alba a la modelo, cuando Marco se alejó.

- No tenía ni idea. Parece simpático, ¿no?

- Simpatiquísimo. Voy a matar a Julia – musitó entre dientes.

- ¿No te hace gracia hacerme fotos con un italiano cañón? – se lo tomó con humor.

- Me apetecía más echar a todo el mundo y estar a solas.

- ¿Has hablado con el director para saber qué quieren exactamente? - se interesó Natalia.

- Ahora nos vamos a reunir, pero no sé por qué me da la sensación de que ya sé por dónde van a ir los tiros…

- Yo también intuyo algo… Italia, l'amore... - gestualizó exageradamente.

- Por lo menos vais a quedar muy bien en cámara - suspiró.

- Así me gusta, Alba Reche, viendo el lado positivo – le pellizcó un moflete.

Natalia entró al set ya cambiada con el primero de los outfits y tardó poco en localizar a su rubia favorita, que no paraba de dar indicaciones a los técnicos de luces.

- ¿No será esto el set de Romeo y Julieta? - le susurró Natalia, haciendo que volteara hacia ella.

Alba no pudo evitar hacer un minucioso escaneo de su vestuario, en tonos rosas. Le quedaba increíble, como siempre.

- Espero que estés preparada para una sesión intensa de contenido hetero básico.

- No me creo que tú te vayas a conformar con simple contenido hetero básico, por más que sea eso lo que te pidan...

- Me encanta que me conozcas tanto – se mordió el labio inferior, para evitar la tentación de hacer lo mismo con el de la modelo-. Algo trataré de inventarme.

- Ahí viene mi Romeo – se puso la mano en el pecho Natalia, en un gesto cómico que Alba recriminó con un sutil codazo.

- Natalia, sei bellissima - admiró Marco lo guapa que estaba la modelo.

Sii bilissimi.

Alba inspiró y expiró tratando de armarse de paciencia para lo que les esperaba a las dos con la presencia de ese latin lover.

- Tú también - le contestó la morena al italiano, batiendo las pestañas exageradamente.

- Bueno, empezamos - cortó el rollo la fotógrafa, empujando suavemente a Marco hacia los focos y haciendo lo mismo con Natalia, no sin antes retenerla para susurrarle-. Así me gusta, que te metas en el papel desde el principio. Tira, Julieta.

Las órdenes de Alba a los modelos no se hicieron esperar. Sugiriendo posiciones y expresiones, pidiendo dinamismo, cambiando la música del set, y disparando el flash como una loca, tratando de capturar una química apenas incipiente.

Muy a su pesar, Alba necesitaba mucho más que esa interacción tan artificial que le estaban dando.

- Marco, acércate más. Lo que tratamos de conseguir aquí es que el que vea esas fotos sienta que está invadiendo vuestra intimidad de alguna manera. Necesitamos más compromiso, más implicación. Que no os de miedo tocaros, miraros... ¿Entendido?

Ambos asintieron a sus órdenes en inglés y le faltó tiempo a Marco para aferrarse a la cintura de Natalia y pasear sus manos por sus costados. La morena, tras comprobar la determinación en la mirada de la fotógrafa, atrapó con sus dedos la pajarita que llevaba el italiano, para recolocarla y después recorrer su torso, llegando a unos más que trabajados abdominales.

- ¿Te gusta Natalia, Marco? - empezó Alba su interrogatorio, la modelo se mordió el labio para no reírse.

Ya están aquí las preguntitas marca Reche. Esto es surrealista.

- Yo... - se trabó, ante la pregunta tan directa-. Natalia è bellissima.

- Sí, Natalia es bellísima, preciosa. Lo sabemos. Lo que quiero saber es si a ti te gusta.

- Bueno... Sí, sí que mi piace – le dedicó a la morena una mirada seductora.

- Bien. ¿Y a ti, Natalia, te gusta Marco?

Más me gustas tú, trató de decirle con la mirada y una sonrisa traviesa.

Céntrate, la fulminó Alba con la mirada.

- Me encanta Marco - exageró la efusividad en su respuesta.

El italiano sonrió mostrando una hilera de dientes perfectos y blanquísimos. También aprovechó esa información para tomarse un poco más de confianzas y bajar la posición de sus manos a una más peligrosa, entre la espalda y el culo.

Las manos donde pueda verlas, Romeo.

- Vamos a hacer un ejercicio, necesito que os soltéis y os pongáis frente a frente - reaccionó la rubia, tratando de evitar contactos innecesarios por parte del chico.

Natalia la miró alzando las cejas, vacilándola por el poco aguante y la manera tan obvia de cortar el avance de las manos curiosas de Marco. Alba negó con la cabeza, exculpándose.

- Ahora, Natalia, vas a poner tu mano en su hombro y Marco, tú la tuya en su otra mano. Quiero que, solo con el contacto durante el recorrido por vuestros brazos y con la mirada, conectéis. Voy a poner música, no dejéis de miraros, de sentir el contacto de la piel del otro, de intentar transmitiros todo lo que os gustáis solo con eso.

Los modelos obedecieron, sin encontrarle mucho sentido al ejercicio, mientras que Alba seguía dando indicaciones y sacando fotos.

- Imaginaos que estáis juntos, que tenéis una habitación reservada en este hotel y que estáis deseando que desaparezcamos todos para poder daros rienda suelta con libertad. Imaginaos que estáis pasando un fin de semana precioso en esta ciudad increíble, pero nadie lo sabe. Quiero que se noten las ganas, la impaciencia, la pasión contenida, el morbo que os da el hecho de estar ocultos.

A Natalia, los ojos azules del italiano se le volvieron de color miel. Los músculos marcados y duros de su brazo se le convirtieron en suaves y delicados. Casi flexionó las piernas, por inercia.

Marco, ante la mirada intensa de la morena, correspondió en implicación. El italiano tenía la respiración acelerada y el corazón a mil. Natalia Lacunza imponía y más cuando se había conseguido meter totalmente en el papel.

- Ahora vais a dar un paso adelante los dos. Tan cerca que no sepáis cual es el aire que respira cada uno. Quiero que os acariciéis como os salga de dentro. Que os dejéis llevar.

Alba apretaba el disparador de su cámara sin dejar de moverse para captar el mejor ángulo de semejante espectáculo. Admiraba la capacidad de Natalia de entrar al trapo con tantísima credibilidad, incluso ella sentía en ese instante que estaba invadiendo un momento privado entre los dos.

- Perfecto, ahora sin salir de este mood vamos a por las siguientes escenografías. Luces, por favor. Hay que mover ese sofá. Cambiamos de outfit y retocamos maquillaje. No perdáis la concentración, chicos.

Fueron un par de horas más las que pasaron en ese set, convertido en el retrato de una pareja idílica pero con bien de chispa. La química había aparecido y lo invadía todo, incluso la fotógrafa había podido llegar a creerse ese acting.

- Hemos terminado, chicos. Muchas gracias, ha sido una sesión espectacular. Buen trabajo.

Tras despedirse breve y amablemente de Marco, Natalia se dirigió a la fotógrafa. Sin mediar palabra, la tomó del brazo y la guio hasta su camerino, haciéndola chocar contra la puerta cerrada del mismo, una vez dentro.

Y le comió la boca con todas las ganas que había tenido que acumular y transformar en química con el italiano.

Alba se aferró a su cuello y correspondió al beso con toda la pasión que tenía dentro, bebiendo de la adrenalina del momento.

Las manos de la morena se anclaron al culo de la rubia para hacer que enredara las piernas alrededor de su cintura. Natalia conquistó el cuello de la fotógrafa a lametones, para luego volver a su boca, necesitada de su sabor. A Alba se le escapó un gemido, y en un acto de cordura, se separó de los labios tentadores de la modelo.

- Nat, nos van a venir a buscar en nada, no podemos - susurró, con la cara enterrada en el cuello de la otra, sabía que si miraba una vez más esos iris encendidos, no tendría fuerza de voluntad suficiente para echar el freno.

- No sabes... No sabes las ganas que tenía, Alba - gruñía, dejando caricias poco tiernas en la espalda de la fotógrafa y mordiéndose el labio.

- Y yo que pensaba que estabas encantada con tu Romeo... - rio, mirándola desde abajo.

- Siempre he sido más de Romeas – se encogió de hombros.

- Ha salido espectacular, te lo digo de verdad. Es lo que nos pedían pero, a la vez... Es un Julieta y Romeo, y no al revés, ¿entiendes? Nadie va a poder negar quién derretía a quién.

- La magia de Alba Reche - recalcó la morena, que fue interrumpida por unos golpes en la puerta-. ¿Sí?

- Natalia... Soy Marco, ¿puedes abrirme?

La morena abrió los ojos muchísimo y se apresuró en acomodarse la ropa y ayudar con lo mismo a Alba, que se peinaba para disimular los estragos de ese pequeño arrebato de pasión.

Y abrió la puerta.

- Hola... - frunció el ceño el modelo, ante la presencia inesperada de la fotógrafa, pero rápidamente devolvió su atención hacia Natalia-. Se me había olvidado decirte que conozco un restaurante de un amigo mío aquí en Roma y me gustaría muchísimo invitarte a cenar, para celebrar el éxito de la sesión.

- Eh... Muchas gracias por la invitación, Marco, pero yo... no puedo, porque tengo más compromisos y... – quiso rechazarlo con tacto, pero él insistió.

- ¿Y a comer mañana? ¿A desayunar? Vivo cerca del centro...

- Lo siento, Marco. No puedo - rodeó Natalia la cintura de Alba con su brazo, para acercarla a ella en un gesto más que significativo.

- Ah, no... No puedes. Okey. Benne. Yo... - musitó torpemente antes de salir por patas.

- ¡Nat! ¿Qué ha sido eso? - preguntó Alba entre carcajadas, que parecían haberlas invadido a las dos.

- Solo le he dicho que no podía quedar con él - alzó las manos, exculpándose-. No quería que se hiciese ilusiones.

- No te preocupes que no le habrá quedado ninguna - negó con la cabeza.

- Créeme que Marco no se va a chivar. ¿Dónde quedaría su orgullo de machito si le dice a la gente que le he rechazado por la fotógrafa más guapa de Roma?

- No me preocupa que se chive, solo me ha sorprendido tu gran sutileza - ironizó.

- Lo he hecho genial. Y digo yo... Para celebrar el éxito de la sesión, ¿quieres cenar conmigo en un restaurante que conozco?

- ¿Es de un amigo tuyo? - vaciló la rubia.

- De un amigo de un amigo, ya sabes. ¿Quieres o no? Mira que he rechazado a un príncipe azul italiano para comerme una pizza enorme sin lactosa contigo.

- Claro que quiero, billissimi - imitó el acento de Marco, antes de darle un pico.

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