• Unidos •

By CIP_18

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Tadashi amaba a Kei, su hermana también lo amaba. Se trago sus sentimientos por la felicidad de su hermana, p... More

Capitulo I
Capitulo II
Capitulo III
Capitulo IV
Capitulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capitulo IX
Capitulo X
Capitulo XI
Capitulo XII
Capitulo XIII
~ Navidad ~
Capitulo XIV
Capitulo XVI
Capitulo XVII
Capitulo XVIII
Capitulo XIX

Capitulo XV

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By CIP_18

Estaba durmiendo tranquilamente.

Su cama era espaciosa, mas no era grande, simplemente, había espacio para dos personas en la misma, aproximadamente, pero como él solo era una, todo ese espacio no sería para nado más que él.

No tenía idea de que día era sin embargo, sabía que no tenía nada que hacer ese mismo, por lo cual decidió seguir durmiendo hasta tarde. Quería iniciar el día bien, con sus horas de sueño completas, o incluso hasta más, pero no todo en la vida es como lo planeas.

Los fuertes golpes a su puerta, y el pitido del timbre lo hicieron despertar forzosamente.

Era una persona con el sueño pesado, muy, pesado, además de que ama dormir, por eso cada vez que caía en la cama se dormía casi enseguida y no sé despertaba hasta el día siguiente, ya sea por sus alarmas o su propio horario orgánico, pero pese a ello, aquellos ruidos fueron demasiado estruendosos que no vio más opción que levantarse a atender a quien fuera que estuviera golpeando su puerta.

Salió de su habitación dirigiéndose hacia la entrada, al estar frente a la puerta acercó su ojo a la mirilla que ésta tenía y así saber de quién se trataba. Al mirar en ella pudo observar la silueta de tres personas que reconocía más que bien, en el pasillo. -- ¿Qué es lo que quieren? -- Murmuró mientras abrir la puerta de par en par dejando ver así a una chica, baja de estatura, rubia, con un aura y aroma agradables, acompañada de dos chicos, uno de ellos con cabellera naranja, altura promedio y con un semblante que demostraba energía, y el otro de cabellera negra, el más alto de esos tres y mirada intimidante. -- No es por ser grosero pero ¿Qué hacen aquí? -- Cerró la puerta tras ver qué los tres "intrusos" entraban a su residencia.

-- Antes que nada, buenas tardes. -- Shoyo pronunció aquello con algo de molestia, recibiendo un gruñido por parte de Tadashi.

-- Nosotros deberíamos ser los que estén molestos Tadashi-kun, llevamos varios minutos llamando y no respondías. --

-- Estaba durmiendo, y quería seguir así hasta más tarde. -- El pecoso era una persona amable, cordial y respetuosa, simplemente era ese tipo de persona que cree en la frase de "cosechas lo que siembras", pero si había algo que lo sacaba de sus casillas era que su ciclo de sueño fuera interrumpido por algo, o alguien más fuera de sus despertadores y su organismo, o que lo despertarán para cosas que no parecían ser importantes.

-- Pues que mal, ya es muy tarde para que sigas durmiendo. -- Hitoka lo reprendió con seriedad.

Yamaguchi era muy irritable por la misma razón, y cualquier cosa que pareciera "ser en su contra" solo lo molestaba más. -- No es tan tarde. --

-- Son casi las dos de la tarde. -- Tobio, quien se había mantenido en silencio, observando el departamento de su amigo, decidió hablar por fin.

-- ¿Qué? -- Hitoka y Shoyo asintieron, a lo que Tadashi procedió a buscar un reloj, o su celular, para comprobar, y efectivamente, ya pasaba de la 1:40pm.

Suspiró rendido. -- Te lo dije. -- Y las palabras de Tobio no ayudaron.

-- Bueno, bueno, bueno, dejando eso de lado ¿Qué hacen aquí? -- Decidió cambiar de tema mientras se dirigía al baño.

-- ¿Cómo qué que hacemos aquí? -- La rubia fue la primera en responder.

-- ¿Olvidaste que día es hoy? -- Ahora era el naranjo.

-- ¿Jabado? -- Salió del baño, con un vaso y cepillando sus dientes. Sus amigos lo vieron mal, excepto Tobio, él estaba en su refrigerador. -- La leche está atrás de la mantequilla. En la segunda. -- Dijo tras escupir en el vaso.

Volvía al baño, debía enjuagar su boca, sabía a pasta. -- Sin ofender pero, tu vida es un desastre Tadashi. -- Shoyo y Hitoka lo vieron irse, Tobio, Tobio volvía a servirse otro vaso de leche.

-- Gracias. -- Respondió desde el baño. Pasaron unos minutos, durante esos termino con su rutina de aseo, y al terminar regresó a la sala dónde sus amigos estaban. -- Bueno ¿Qué día es hoy? ¿Me van a decir o no? -- El azabache seguía en lo suyo, mientras que los otros dos suspiraron pesado ante sus palabras.

Las malas miradas que le dieron le molestaron un poco, y es que, ¿No era más fácil decirlo que esperar a que adivinara? -- 10 de Noviembre. -- Los presentes miraron al ojiazul. -- Hoy es 10 de Noviembre, o sea que... --

-- Es mi cumpleaños. -- Concluyó, Shoyo y Hitoka pronunciaron un "al fin" tras escuchar eso.

-- Sip. Hoy es tu cumpleaños. --

-- ¿Y..? --

-- ¡¿Cómo que "y" Tadashi-kun?! --

-- Vamos, no es como que sea muy importante, es solo, un día -... ¡¿Te acabaste mi leche?! -- Tadashi se le acercó molestó mostrándole el galón de leche casi vacío. Tobio solo lo miró mientras le daba otro sorbo a su vaso.

-- Aún le queda un poco. -- El pecoso no dijo nada, era inútil siquiera intentarlo.

-- Como les decía. -- Le entregó el galón a Tobio, éste se sirvió lo poco que le quedaba. -- Agradezco que vengan a celebrarlo, pero es un día más del montón. --

-- Nop, no lo es. -- Hitoka lo miró de forma seria. -- Es el día en que naciste. Vamos a celebrarlo. --

-- Chicos, en serio gracias, pero no quiero hacer nada. --

-- Vamos Tadashi. -- Shoyo le miró. -- Aunque sea vayamos a un lugar, el que quieras. -- Tadashi lo vió algo indeciso. Se quedaron en silencio, los dos más bajos de estatura miraban al propietario de esa residencia, esperando que les diera un visto positivo a su idea, querían festejar a su amigo, pero si se volvía a negar no tendrían otra opción más que aceptarlo y ya no intentar, después de todo no lo querían presionar más de lo que ya lo estaban haciendo.

El pecoso seguía indeciso además de que el silencio lo estaba molestando de cierta forma. -- No te hemos visto en 6 años. -- Tobio se metió a la charla, consiguiendo así las miradas de los presentes. -- Hemos estado felicitandote por teléfono todo este tiempo. -- Elevó su vista para así encontar la del peliverde. -- No es lo mismo hacerlo a través de una pantalla o dispositivo, a hacerlo en persona. -- Aunque Tobio fuese alguien de pocas palabras, era muy sorprendente que cuando hablaba su elección de las mismas era simplemente correctas. -- Además, queremos pasar tiempo contigo. --

Shoyo y Hitoka asintieron ante todo eso, miraron a su amigo para saber que diría. -- Bien. -- Dejo salir un suspiro acompañado de una ligera sonrisa. -- Denme unos minutos y nos vamos. -- Dicho eso se alejó yendo a su habitación mientras que sus amigos sonreían triunfantes. -- No será nada extravagante ¿Verdad? -- Cuestionó camino al baño.

-- No te apures. -- La única chica tomó la palabra. -- No tenemos los suficientes recursos para hacer algo lujoso. -- Rio nerviosa consiguiendo una risa del pecoso, luego de eso la puerta del baño se cerró.

Pasados unos cuantos minutos salió del baño, tomó un abrigo, sus llaves y salió de su hogar junto a sus amigos.

•°•

El frío se sentía un poco más aquel día, pero incluso con ese frío, el cielo estaba despejado, dejando ver así a los brillantes rayos de sol que habían. Se encontraba, en algo así como, una plaza central de la ciudad, en ese lugar se hallaban muchos locales concurridos, restaurantes, tiendas, cafeterías, pastelerías, entre otros.

No estaba haciendo nada en específico, simplemente fue a caminar un poco, estirar las piernas, ver el panorama, observar los cambios que, aunque fueron pequeños o casi imperceptibles, ahora tenía la ciudad, respirar el aire, incluso si era frío y que posiblemente le haría daño si aspiraba mal, que hacía en ese momento.

Detuvo su andar frente a un local, era una pastelería. Se acercó para de esa manera ver mejor a los diversos pasteles y postres que se hallaban al otro lado de la enorme ventana de cristal. Pasó su vista por varios pasteles.

-- El de fresa es muy bueno. -- Una persona se colocó a lado suyo mientras señalaba el pastel de dicho sabor. -- Aunque el de chocolate también lo es. --

-- ¿En serio? -- Mencionó divertido a la vez que volteaba a ver a la persona que le hablaba, que por cierto, supo al instante de quién se trataba. -- Hola Tsukki. --

-- Hola Yamaguchi. -- Respondió el saludo con una sonrisa, pequeña, pero una sonrisa. -- ¿Cómo has estado? --

-- Bien, gracias por preguntar. -- Miró al rubio. -- ¿Y...eso? -- Apuntó al ramo de flores que llevaba en sus manos.

-- Ah, nada importante. -- Tadashi lo miró poco convencido ante la respuesta que le dió, Kei supo de inmediato que esa mirada decía un "ajá, claro", y al pensarlo soltó una risita.

-- ¿Vas a algún lugar? -- Los dos empezaron a caminar, incluso si en un principio iban por caminos contrarios, se fueron en la misma dirección ¿Por qué? Simple, mera inercia.

-- Algo así. Pero más importante. -- Había visto el ramo por unos segundos, pero poco después regreso su vista al contrario, éste lo estaba mirando. -- Feliz cumpleaños. --

Fue ligero, pero sus mejillas se habían colorado un poco. -- Gracias. --

-- Se que ya pasaron varios días, pero mejor tarde que nunca ¿No? -- El pecoso negó como diciendo que no había problema.

-- Entonces, ¿Son para mí? -- Dijo señalando a las flores otra vez, Kei las volvió a mirar y poco después una risa había salido de ambos chicos.

-- No, no. -- Habló tratando de aminorar su risa. -- Perdón, pero no tengo ningún regalo. --

-- Tranquilo, solo bromeaba. -- Su risa se estaba apagando, pero su sonrisa no. -- No te preocupes por esas cosas, no me importan. --

-- Si tú lo dices. -- Aún seguían caminando, incluso, ya habían salido de aquella zona. Siguieron caminando, pero se detuvieron al ver el semáforo peatonal en rojo. -- ¿A dónde vas? --

-- ¿A dónde vas tú? --

Hubo un silencio entre ambos, al notarlo Tadashi pudo darse una idea del lugar al que iba. -- Al hospital. -- Y estaba en lo correcto.

Hizo una pausa antes de hablar. -- Ya veo. -- Miró de reojo a su amigo, el rubio miraba al frente, viendo a la nada realmente. -- ¿Quieres que te acompañe? --

-- Si no te molesta. -- Negó con la cabeza y empezó a caminar junto al de lentes al ver que el semáforo había cambiado a verde.

El ascensor se abrió, el peliverde y el rubio salieron del mismo, la puerta se cerró detrás de ellos mientras comenzaban a a caminar.

Tadashi seguía a Kei, ya que él no conocía el camino, luego de un rato llegaron a una puerta, el de lentes tocó y a los segundos se escuchó una voz del otro lado que pronunció un "adelante", giró el pomo y abrió la puerta, hizo un ademán para que el pecoso pasará primero.

Al entrar vio a los presentes, pero su atención se centro en la chica de cabello castaño sentada a un lado de la cama. Se perdió un poco pero regresó de inmediato al escuchar cierta voz.

-- ¡Tadashi! --

-- Akiteru-kun. -- Akiteru, el hijo mayor de los Tsukishima se acercó al moreno para rodearlo en un abrazo, realmente cálido, el cual fue correspondido al instante. El rubio ¿castaño..?, apretujo al pecoso provocando una risa de su parte, podrían ser de la misma estatura, pero para Akiteru, Tadashi seguiría siendo ese pequeño niño que su hermano menor llevó a casa cuando tenía como 8 años.

-- ¿Cómo has estado? ¿Cuándo volviste? -- Cuestionó aún sin soltarlo. El pecoso solo rio divertido.

-- Akiteru suélta a Tadashi-kun y déjalo respirar. -- Ante las palabras de su progenitora soltó al chico, él cual aún no dejaba de sonreír.

Al ser liberado, se acercó hasta la mujer rubia. -- Reiko-san. -- Habló bajo y con una sonrisa.

-- Tadashi-kun. -- Habló de la misma forma, el pecoso se había acercado más para abrazarla. -- ¿Cómo has estado? -- Dijo aún estando en el abrazo.

-- Eso debería preguntar yo, Reiko-san. -- Se separó hablando con gracia. -- Además, siento que ya he vivido está situación antes. -- La mujer y el pecoso soltaron una risa ante el comentario. Poco después se alejó de ella para colocarse a lado de la chica castaña que estaba en la silla. Kei se encontraba cambiando las flores del florero por las que trajo.

Akiteru se acercó a su madre para preguntarle cómo se encontraba entre otras cosas, mientras que Kei se quedó de pie a un lado de la cama, exactamente en izquierdo, entre el mueble con el florero y la misma, de vez en cuando se unos a la conversación que había entre su hermano y madre.

-- ¿Sabías esto sobre la mamá de Kei? -- El pecoso miró a su hermana al escucharle susurrar.

Se acercó más hacia ella para poder susurrarle. -- ¿Sobre su asma? -- Yukie asintió. -- Si. -- Respondió, en eso dió una mirada rápida a los rubios, para poco después apartarla. -- Desde que conozco a Tsukki. -- La chica asintió ante eso.

-- Tadashi-kun ¿Cuándo fue regresaste? -- El nombrado se enderezó para mirar a la mujer.

-- Como, mes y medio. -- Respondió, en realidad no recordaba muy bien la fecha exacta.

-- ¿Ya hace tanto? -- Tadashi asintió con una sonrisa.

-- Kei ¿Tú sabías? -- Akiteru miró a su hermano, éste respondió un "si" ante la pregunta. -- ¡¿Y por qué no nos dijiste?! -- Miró con resentimiento a su hermanito, el de lentes no le dijo nada.

-- Si Kei, ¿Por qué no dijiste nada? -- Ahora su madre también le cuestionaba. La risa de Tadashi no se hizo esperar, sin duda, Kei era la oveja negra de su familia.

-- Disculpen. -- Se escuchó la puerta abrirse y al hacerlo dejó ver a un señor, de unos 30-35 años de edad, vestido con una bata blanca, era el doctor. -- Wow. hay más personas que antes, es muy querida Reiko-san. -- Dejo salir una risa, tras haber cerrado la puerta se acercó a los presentes.

-- Para nada doctor. -- Reiko respondió con una sonrisa.

-- ¿Cómo está mi madre? -- Se apresuró a preguntar tan pronto el doctor se acercó hacia ellos.

-- Kei. -- Su hermano notó la impaciencia, y la brusquedad con la que habló.

-- Solo estoy preguntando lo necesario. -- Resopló algo molesto.

-- Tsukki, basta. -- Tadashi decidió intervenir en aquella conversación.

Kei guardó silencio, aún algo molesto. -- Tranquilos, es normal estar preocupados. -- El doctor también decidió meterse para de esa forma intentar aligerar el ambiente de alguna forma. -- Kei-san, tu madre se encuentra mejor. -- Habló mirando al nombrado.

-- Ves hijo, te-... --

-- Pero. -- Interrumpió a Reiko, eso llamó la atención de todos los presentes. -- No del todo. --

Tras escuchar eso se creo un silencio, Reiko se quedó algo seria. -- ¿Qué quiere decir? -- Akiteru fue quien preguntó.

-- Verán, he revisado el historial de Reiko-san. Específicamente los que tratan sobre la administración de medicamentos, revisiones obligatorias y de consultas. -- Pauso para dar una vista a las distintas hojas que habían en la tabla de documentos que llevaba en las manos. -- Para no hacer cuento largo digamos que, la frecuencia de estas últimas por así decirlo, no es normal. -- Todos se quedaron atentos ante esas palabras.

-- ¿Cómo qué "no es normal"? -- Kei miró fijamente al doctor.

-- Pues solo diré que se trata de algo serio, sin embargo, no es peligroso, por ahora. -- La seriedad de su semblante era igual al de los demás. -- Reiko-san, una pregunta. -- Llevó su vista hacia la mujer rubia sentada en la cama, quien al escuchar esa petición asintió. -- Debido a la clase de enfermedad que posee, sumada a, sin ofender, su edad, la medicación recomendada y revisiones constante son algo extensas ¿Me equivocó? --

Negó con la cabeza. -- Para nada. Desde que era más pequeña era algo así, y se agravó más debido a que fue avanzado junto conmigo. -- Respondió.

-- Comprendo. -- Hizo otra pausa. -- Bien, supongo que toma el medicamento de acuerdo a lo que se le indica ¿No es así? --

-- Por supuesto que lo hago. --

-- Ya veo. -- Dejo salir un suspiro poco después de escuchar la respuesta. -- Bueno Reiko-san, iré directo al grano. -- Todos vieron el como parecía hacer una clase de revisión a las hojas que llevaba, buscando tal vez alguna. -- A usted como a cualquier paciente que se le es dado de alta, se les marca cierto tiempo de descanso, ya sea por una cirugía, un recuperación, etcétera. Esto es para, evitar cualquier secuela, entre otro tipo de cosas. -- No sabía si aquello era una explicación cualquiera, o una explicación para relacionar a lo que diría, pero de todas formas asintió con la cabeza. -- A lo que quiero llegar Reiko-san, ¿Usted sigue, obedece  el tiempo que se le es establecido? --

-- Claro que-... --

-- No. -- Frío y seco. Kei acortó la frase de su madre para responder él.

-- Kei/Tsukki. -- Tadashi y Akiteru lo miraron con molestia.

Su irritación creció un poco ante eso. -- Solo digo lo que el doctor necesita, y esa es la verdad, así que no trates de cubrirla Akiteru. -- No lograba comprender el porqué su hermano mayor intentaba cubrir una barbaridad como esa.

-- Pero hay otras formas de decirlo Kei. -- Yukie, quien había permanecido en silencio la mayor parte del tiempo, dijo aquello como tratando de calmar a su novio. Kei chasqueó la lengua, tal vez exageraba pero a diferencia de su hermano él era quien mayor tiempo pasaba junto a su madre cuando sucedían cosas como esas. Entendía que era porque Akiteru tenía trabajo, aún así, algo le molestaba. Ya que cuando se quedaba con ella, su progenitora ni siquiera hacia el intento de quedarse en cama, haciendo caso omiso a las indicaciones que los médicos le daban. Comprendía un poco que era frustrante hacerlo, quedarse ahí sin hacer casi nada, sería algo que sin duda lo molestaría, pero aún así ella debía descansar, debía hacerlo o tendría que ser llevada al hospital, otra vez, por eso intentaba convencerla de hacerlo, pero vaya que esa mujer era terca, terquedad que él heredó.

-- Ya ya, basta. -- Reiko tomó palabra ante esa situación. -- ¿Eso que tiene que ver doctor? -- Cuestionó mientras miraba fijamente al nombrado.

-- Mucho Reiko-san, mucho. -- No tardó en responder. Aclaró un poco su garganta tras decir eso. -- Escuche, su asma ha estado con usted desde temprana edad ¿No es así? --

-- Así es. -- Asintió atenta.

-- Durante todo este tiempo, su condición ha ido, por así decirlo, empeorando, debido a diversos factores, uno de ellos es la edad que tiene actualmente. -- Un escaso período de silencio paso. -- Sabrá bien que el asma en un adulto es muy distinto a el asma que hay en un niño o adolescente. -- Miró a la mujer, ésta volvió a asentir. -- Debido a su historial, y la información que usted nos ha proporcionado, sabemos ha pasado por muchas recaídas, o cuadros asmáticos. Su asma ahora es mucho más severo que antes. -- Reiko solo se dedicaba a escuchar atentamente lo que el doctor decía. -- Cuando llegaba al hospital por alguna recaída, se le realizaban los análisis requeridos para poder ayudarla, y el descanso necesario para poder estabilizarse. Al darla de alta se le marcaban los días de reposo, para que de esa forma no hubiese ninguna secuela. -- Tomó un poco de aire después de decir eso. -- Pero las regulares vistas de su parte me hicieron entender una cosa. --

-- Que no tomaba el descanso necesario. -- Respondió se en voz baja, pero audible para todos.

-- Exactamente. -- Pronunció pasando su vista por los presentes. -- La falta de descanso, el polvo o tierra que levantan al limpiar, sobreesfuerzo al hacer cualquier cosa, en clima debido a la época en la que estamos, entre otros motivos, son los causantes que provocan sus cuadros asmáticos, especialmente el último que tuvo. -- Los ademanes de sus manos se detuvieron, dando a entender que ya había terminado con su explicación.

Se formó un silencio entre la explicación pasada y la respuesta de alguno de los demás. -- ¿Qué me recomendaría? -- Reiko fue quien rompió con aquello.

-- Tomar su medicamento, seguir instrucciones, y más importante, descansar el tiempo que se le sea establecido. -- Lo último lo dijo en un tono similar a cuando una madre regaña a su hijo por alguna travesura que hizo. -- Déjeme decirle que, si sigue de esta manera, pasará las festividades aquí. --

-- ¿Có-cómo? --

-- Creo que eso es algo obvio, Reiko-san. -- Fijo su vista en la nombrada para verla en silencio. La mujer solo se le quedó viendo con cierta, incredulidad en su semblante al oírle, se quedó en silencio. Cuándo iba a abrir su boca para decir algo, fue callada de inmediato por el médico frente a ella. -- Reiko-san. Entiendo que le frustré el hecho de permanecer en cama, o haciendo nada, pero esto es por su salud. -- Había evitada que las palabras por parte de la rubia salieran. -- Si vuelve a tener una recaída como la pasada resultará riesgoso para usted. -- La miró serio, no tenía duda de que ella era uno de sus pacientes más difíciles de tratar. Dejó salir un ligero suspiro, esbozando una sonrisita. -- Además que prefiere ¿Pasar navidad en casa con su familia y una deliciosa cena? ¿O aquí en el hospital? -- La comprensión que había en su mirada la hizo exhalar el aire que retenía.

-- Estar con mi familia. --

-- Entendido. -- Se enderezó, puesto que se había inclinado un poco para ver mejor a su paciente, y al hacerlo su sonrisa de hizo un poco más clara. -- Permanecerá unos cuantos días aquí, para asegurarnos de que ya no hay problemas, y al darla de alta descansará el tiempo que se le establezca. --

-- Comprendo. -- Asintió a las palabras del doctor.

-- Entonces, eso es todo de mi parte. Si necesita algo no dude en llamarme. Bien, me retiró. -- Sonrió y se dirigió a la salida.

-- Gracias doctor. -- Agradecieron y poco después escucharon a la puerta cerrarse. Se dieron unas miradas entre ellos para quedar en un silencio, no era pesado ni incómodo, simplemente era silencio.

Akiteru repasó su mirada, entre su madre y su hermano, dejo salir un suspiro, su atención se centraba completamente en su hermanito, pasó una última vista en el mismo, dejo salir un suspiro. -- Yukie-san. -- Habló llamando la atención de la nombrada, ésta volteó a verle. -- ¿Me acompañaría por algo de la cafetería? -- Sonrió con los ojos cerrados en dirección de la castaña.

-- Cla-claro, no hay problema. -- Respondió, con una sonrisa, un poco nerviosa.

-- Bueno, no nos tardamos. -- Le dió un beso a su madre, pasó por un lado de Kei y se dirigió a la salida, Yukie se levantó de su asiento yendo a dónde el rubio mayor. Abrieron la puerta y salieron de aquel cuarto, dejando solos a madre e hijo, junto al pecoso.

Ahora, el silencio que había era sepulcral, era tan tenso que se podía cortar como pastel, especialmente entre Kei y su progenitora, esto Tadashi lo notaba más que bien. Se estaba poniendo nervioso. -- Re-... --

-- Te lo dije. -- La voz del rubio llegó como filo para cortar sus palabras de manera brusca. -- Lo dije ¿No es así?, mamá -- Su mirada se fijó en su madre.

Tadashi notaba aquello.

-- Kei... --

-- Mamá, te lo dije mil y un veces, ¿No? -- No dejó terminar a su madre, la miró, y en sus ojos se podía notar una extraña mezcla de sentimientos. Reiko solo escuchaba. -- ¿Por qué? Solo ¿Por qué? -- Parecía que iba a explotar en cualquier momento, Reiko seguía sin inmutarse. -- Mamá, eres tan terca, que es todo un reto el hecho de-... --

-- Basta. -- Los ojos de Tadashi se posaron sobre su amigo, el cual había empezado a alzar un poco la voz. Kei dejo salir el aire y se apartó de dónde estaba para ir hacia la puerta, la abrió y salió de ahí. -- ¡Tsukki! -- No había duda, ese rubio de casi 2 metros aún parecía un niño. -- Reiko-san en serio, discúlpeme. -- ¿Debía seguirlo? Tal vez no, ¿Iba a seguirlo? Si, ¿Por qué? Ni él lo sabía. Pensaba aquello mientras volteaba a ver a su tía.

-- No te preocupes Tadashi-kun, no te disculpes por cosas que no necesitan ninguna. -- Le sonrió con calidez.

-- Claro. -- Respondió esa sonrisa con otra sonrisa. -- Iré por él. -- Se encaminó a la puerta.

-- Tadashi-kun. -- Antes de tomar el pomo escucho la voz de la contraria, se alejo de la puerta para verla. -- Es solo que, gracias. -- Se desconcertó un poco al escuchar esa palabras salir por parte de ella, y Reiko al notar esa confusión dejo salir una risa, un tanto suave. -- Se que Kei es alguien muy, difícil. -- Remarcó la palabra "muy" al decirlo. -- Después de todo, es mi yo de jóven. -- Sonrió con cierta nostalgia. -- Es difícil tratar con alguien así, y no cualquier persona su lado. Por eso gracias por permanecer a su lado. -- Su sonrisa se agrando un poco. -- Tal vez sea extraño decir eso, puesto que ambos son adultos pero, me hace feliz saber que siguen juntos. -- La sonrisa de Reiko era por mucho una de las más bellas y gentiles que Tadashi había visto nunca, se sintió cálido por todo eso, y a la vez algo ¿Incómodo..?, ¿Por qué?

Se había quedado quieto, pero avanzó para acercarse a dónde la mujer rubia, al estar frente a ella la abrazó, y ella correspondió. -- Así como yo no tengo que disculparme por cosas que no lo merecen, no agradezcas cosas que no necesitan agradecimiento. ¿Si tía? -- La contraria dejo salir una risa mientras asentía con la cabeza.

-- Si, si. -- Volvió a sonreír, ahora mostrando sus dientes. -- Ahora ¿Podrías ir por esa mula que tengo como hijo? -- Tadashi soltó una carcajada, abrazó de nuevo a la mujer.

-- No te preocupes. -- Sonrió y se alejo nuevamente hacia la puerta, antes de salir de despidió con la mano, Reiko correspondió y entonces, salió cerrando la puerta detrás de él.

Al estar fuera del cuarto volteó a ver a ambos lado del pasillo por si tenía suerte de encontrar al de lentes, y para su fortuna lo divisó luego de unos segundos, se hallaba sentado en una de las tantas sillas que había en el pasillo, específicamente en una a lado de los baños. Suspiró y se encaminó hacia allá.

Llegó, deteniéndose frente a él, no había rastros de la actitud relajada de hacia unos momentos en su rostro, lo veía serio, y Kei, él no le prestaba atención. -- Oye. -- Le llamó luego de un rato en esa forma.

El rubio dejo escapar aire. -- Lo sé. --

-- Entonces si lo sabes ¿Por qué te sigues comportando así? -- Como él estaba de pie, y Kei en la silla, podía verlo desde arriba.

Chasqueó la lengua al escuchar esas palabras. -- Podemos dejar esto de lado. -- De sus labios escapó un pesado suspiro.

-- ¿Dejar qué, de lado? -- Tadashi también había hecho lo mismo.

-- Esto. -- Se levantó de su asiento.

Al momento en que Kei se puso de pie pudo notar mejor la altura del mismo, pero a comparación de esa, su amigo no representaba nada -- No, al menos hasta que expliques tu bendito comportamiento. --

-- No soy un niño, Yamaguchi. -- Estaba frente a frente con el pecoso, pero al decir eso quiso pasarle por un lado para irse de esa situación.

Tadashi lo notó de inmediato. -- No lo eres. -- Lo sostuvo de la muñeca para que no se alejará. -- Pero pareces uno por tu forma de ser. -- Vio en Kei lo que buscaba, desesperarlo. Conocía al rubio como la palma de su mano, incluso aunque pasarán los años y cambiarán en ciertos aspectos, seguían siendo los mismos. -- Deja de hacer eso, mejor-... --

-- ¡¿Y qué quieres que haga?! -- Ahí estaba. -- ¿Cómo quieres que actúe? -- Clavó sus ojos en los de Tadashi, aún siendo retenido por la mano sobre su muñeca. -- ¿Cómo Akiteru? ¡¿Haciendo que no sucede nada?! -- Eso último lo dijo elevando la voz.

-- No estoy diciendo que no te preocupes. -- Kei resopló con pesadez por esas palabras. -- Mírame cuando te hablo. -- El rubio había apartado su vista de la de él, por ello tomó sus mejillas con su mano derecha, ya le había soltado la muñeca -- Lo que te trato de decir es que te preocupes, pero no de esta forma. -- Los ojos que lo veían eran filosos, demasiado para ser verdad. -- Pareciendo un niño malcriado e insolente. -- Kei era alguien venenoso, y ese veneno llegó al diccionario del pecoso. -- Y si tienes algo que decir dilo. -- Lo había provocado, y eso lo sabía muy bien, por ello esperaba cualquier cosa por su parte como respuesta, se esperaba cualquier cosa menos ese abrazo que los aprisionó de manera repentina. Kei se escuchaba agitado, más de lo que esperaba, notó aquello y dejo salir un suspiro. -- ¿Qué sucedió? -- Cuestionó rodeándo la espalda del mayor con sus brazos.

-- Fue distinta. -- Habló. -- Esta última que tuvo fue distinta a las anteriores, no solo fue distinta, fue peor. -- Tadashi se limitaba a escuchar. -- Ni siquiera su inhalador o el medicamento pudo ayudarla. -- Percibió como le tembló un poco la voz, precisamente por no llorar, el de lentes se guardaba todo y no lo soltaba. -- Fue trasladada a urgencias tan pronto llegamos al hospital, y tardó un par de días en reaccionar. -- Apretó un poco a su amigo al decirlo, Tadashi afirmó el abrazo, necesitaba confort. -- Yo solo, estoy preocupado. --

-- Si, pero estar preocupado no justifica el hecho de que puedas actuar como un patán. -- Dijo como un regaño y comprensión. -- Siento que esta no es la primera, y no será la última vez que te lo diga. Pero tu cabeza es tan dura, y por eso debo seguir haciéndolo. -- Exhaló aflojando un poco el abrazo.

Se separaron de a poco. -- Lo siento. -- Habló sin mirarle.

-- No. A mi no me debes la disculpa, es a Reiko-san, y quiero que vayas a dársela ahora. -- Nuevamente su semblante serio. -- Es tu madre, está en un estado delicado, ¿Cómo crees que se siente sabiendo que su hijo menor es tan cabeza hueca y no hace más que hacerla sentir peor? -- El reproche, tanto es su voz como en sus ojos era claro. -- Eres una persona adulta, pero te comportas como un adolescente inmaduro, como un niño. -- Y él como una madre enojada.

-- Ya, ya entendí. -- Respondió sin mirarle. -- No tienes que decírmelo tan directo. --

-- Si no lo hago yo, no vas a permitir que alguien más lo haga. -- Era verdad, Kei resopló puesto a qué era así. -- Ahora, entra ahí, habla con ella y discúlpate, de manera correcta y sincera. -- Apuntó en la dirección en la que estaba la habitación de Reiko, mirándole fijamente. -- Tú, mejor que nadie sabes que no te gusta estar así con ella. -- Todo en su persona se había relajado para decir aquello.

-- ...Si. -- Se quedaron en silencio, viéndose el uno al otro, poco después Kei giró en dirección a la habitación de su madre, abrió despacio la puerta y desapareció de la visión del pecoso debido a que había entrado. Tadashi suspiro para acercarse a los asientos a lado de la habitación de su tía.

Se quedó ahí durante unos minutos, no quería entrar e interrumpir alguna cosa que el rubio y su madre estubieran hablando, por ello decidió esperar afuera.

-- Tadashi. -- Levantó la vista al oír su nombre. -- ¿Qué heces acá afuera? -- Akiteru y Yukie habían llegado, ambos llevaba botellas de agua y jugo en las manos.

-- Tsukki está hablando con la tía, y no quise interrumpir. -- Sonrió, Akiteru le devolvió el gesto.

-- Ya veo, supongo que debemos hacer lo mismo. -- Volteó ver a la castaña, asintió y ambos fueron a sentarse en los demás asientos a un lado de Tadashi.

Estuvieron unos minutos platicando entre ellos hasta que el mayor decidió que ya era bueno entrar. Para asegurarse él fue quien tocó primero la puerta, y así ver si no había peligro, al saberlo le hizo una seña a los otros dos y de esa forma pasar los tres juntos.

Al ya estar en la habitación el pecoso pasó una mirada sobre el rubio, observando como no le dirigía la mirada a ninguno de ellos. -- No es por molestar a nadie, pero solo entré a despedirme. --

-- ¿Tan pronto Tadashi? -- Akiteru lo miró.

-- Si, en realidad no tenía planeado venir. -- Una risita nerviosa salió de sus labios.

-- Kei, ¿Trajiste a Tadashi-kun por la fuerza? -- Reiko miró a su hijo, el cual estaba a un lado de ella.

-- Él quiso venir. -- Tadashi asintió.

-- Bien, adiós Tadashi-kun. -- El nombrado se había acercado y ambos se habían abrazado.

-- En ese caso te acompaño. -- Todos giraron a ver al mayor de los hijos Tsukishima.

-- ¿Nii-san? --

-- Si. Tengo varias cosas que hacer y ya es algo tarde. -- Camino hacia la cama del cuarto. -- Y, me sentiré más seguro si te acompaño, Tadashi. -- Sonrió sin mostrar sus dientes.

-- Ya no soy un niño Akiteru-kun. --

-- No, pero yo te sigo viendo así. --

-- No se cómo tomar eso. -- Resopló al oír la risa del mayor.

-- Adiós mamá, vendré otro día. -- Rodeó la espalda de su progenitora con sus brazos.

-- Si hijo, adiós. -- Al separarse se sonrieron.

-- Kei nos vemos luego. -- Había extendido sus brazos frente al nombrado, pero éste ni se inmutó, soltó un suspiro y le dió una palmada en el hombro. -- Adiós Yukie-san. --

-- Adiós Akiteru-san. -- Abrazó de forma rápida al rubio, se separaron y fue junto al pecoso.

-- Ya nos vamos. -- El peliverde asintió, se despidieron con la mano de los demás y salieron de la habitación.

Cerraron la puerta y caminaron por el pasillo hasta el elevador. Llegaron a la planta baja y fueron en dirección a la salida, yendo hacia el estacionamiento, dónde estaba el auto del mayor.

Llegaron al vehículo y se subieron, Akiteru en el asiento del conductor y Tadashi en el del copiloto, encendió el auto y luego de unos minutos, el rubio empezó a avanzar. Pasó un rato en silencio y ya habían salido de aquel lugar. -- Gracias Tadashi. -- Al soltar eso de repente llamó completamente la atención del nombrado, miró al mayor con duda, éste lo vio con una sonrisa en el rostro. -- Sin ti, Kei sería alguien más cerrado. -- Respondió mientras volvía a avanzar, se había detenido en un alto.

Tadashi meditó esas palabras, Reiko le había dicho algo similar anteriormente. -- Es difícil de tratar, pero no imposible. -- Miró al hermano de su amigo, Akiteru soltó una risa.

-- Para ti es fácil decirlo. -- Habló aún con su sonrisa. -- Contigo no tiene esa barrera. -- El pecoso también dejo salir una risilla. Continuaron con su plática durante todo el camino, cosas sobre cómo les había ido a cada uno, algunas memorias que ambos tenían entre otros, luego de un rato llegaron al edificio del pecoso.

-- Gracias Akiteru-kun. -- Se quitó el cinturón de seguridad.

-- No hay de que Tadashi. -- Sonrió, el pecoso ya se había bajado del auto, y en ese momento estaba parado frente a la puerta del mismo, hablando con el rubio. -- Oye Tadashi. -- El pecoso lo miró al ser llamado. -- Se que aún falta tiempo pero, ¿Te gustaría venir a cenar con nosotros en navidad? Ya sabes, como antes, como hace años. -- Había una sonrisa en su rostro, esta parecía tener toques de nostalgia.

La familia Tsukishima formó una parte importante en su infancia, no, no solo en su infancia, en su vida en general, no solo Kei, también Akiteru, Reiko y Kaito, cada uno de los cuatro fue, es y será alguien importante para él, y su vida.  -- Claro. --

Sus pensamientos y sentimientos siempre se la jugaron en contra, y ya no iba a permitir eso, además, la familia Tsukishima fue más su familia que la propia.




°•°


Hey ;—;

No hay duda de que este fue el capítulo que más tarde en publicar, y escribir.

Bueno pues tuve varias "complicaciones" al estar escribiéndolo. Cómo notaron, en esta historia la mami de los Tsukishima tiene asma, y pues, hice una investigación sobre lo mismo, especialmente del asma en adultos, solo para que el capítulo tuviera un poco de sentido.

Otra cosa que pasó es que, la app se me trabó mucho, además de que mi teclado tiene la magia de ponerse lento cuando escribo mucho, al punto de trabarse, y eso junto no hizo más que darme sustos por miedo de que se borrará todo el capítulo, y estuvo a nada de pasar.

Bueno bueno, ya dejando de lado las excusas, este capítulo está ubicado en el mes de noviembre, 10 de noviembre, el cumpleaños de Yam's, y lo demás es unos cuantos días después.

Y, tal vez este capítulo no era lo que esperaban, pero créanme, estás cosas tomarán algo de sentido más adelante ;;

Así que, espero les haya gustado.

Si ven alguna falta de ortografía, error en la escritura o alguna cosa no se entienda/tenga sentido, no duden es hacérmela saber.

Eso es todo, tomen awa, tengan lindo día y, bye bye ~ ✨

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Poco más de 6000 palabras, wow

(Algo de spam)
Vayan a checar mi insta, subo mi intento de dibujos, no tengo muchos pero, aunque sea una pasada :³

Me pueden encontrar como: "valiendo_cheeto.uwu" o "cheetito.uvu"

Ahora sí, chao chao~ ✨

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