Minhyuk

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He oído muchas historias acerca de mi padre: los posibles secretos que ocultaba sobre la familia presidencial y las miles de teorías erróneas sobre su muerte que sólo despertaba una increíble angustia y rabia en mi podre madre que no conseguía superar el duelo de su marido. La verdadera causa de su partida de este mundo sigue siendo un completo misterio incluso para los integrantes de su familia cercana. Todos somos fieles a la creencia que no fue un suicidio a pesar de que los medios, peritos y médicos forenses así dijeron que fue cuatro años atrás de los sucesos por toda la escena en donde se encontró el cadáver. Nosotros, más que nada, no creíamos para nada en esa historia que vendían en las noticias, en los periódicos y en las redes. Papá era un hombre hecho y derecho, de carácter fuerte y bastante de hacerse respetar, todo lo contrario a esa supuesta depresión que dijeron que tenía. Existía la posibilidad de que esta versión fuera real, el trabajo de mi padre era bastante estresante y siempre se movió en un ambiente no muy agradable para cualquiera. Le gustaba meterse en casos de suma delicadeza. Sin embargo, no creíamos que fuera cierto sobre su supuesto trastorno depresivo, lo hubiéramos sabido en dado caso.

Pero a pesar de que ya había pasado cierto tiempo desde esa tragedia en mi familia tan fuerte que hasta el día de hoy nos afecta, a mi mamá más que a nadie, no había ningún otro indicio de que la historia hubiese sido distinta. Toda la investigación que se hizo en el departamento aquella catastrófica tarde, era lo que indicaba y no había manera de cuestionarlo. La mujer viuda decidió quedarse con la versión de los hechos que los profesionales se habían dedicado a difundir por el bien de su vulnerable salud mental, mientras que yo no me quedé de brazos cruzados. El fiscal Lee, mi papá, siempre se mostró en contra del gobierno actual de nuestro país por ser supuestos corruptos que no hacían más que dañar a la nación coreana. Su postura fue firme en todo momento frente a las cámaras de los noticieros, no quería que el presidente Yoo, nuestro actual presidente, ganara las elecciones.

Fue un revuelo total las palabras de un hombre tan conocido en el país debido a su fuerte influencia en casos tan importantes como el de un burdel clandestino, como era de esperar. No obstante, a medida que iban pasando las entrevistas y notaban que no había información contundente sobre esa supuesta información que llevaría a Yoo Heejae a prisión, la gente le perdía credibilidad a aquel fiscal. Pensaban que era un difamador de un hombre carismático ideal para dirigir toda una nación cuyas ideas y propuestas eran tan claras como el agua para ganarse la mayoría de los votos, sin saber que mi papá no podía dar detalles de lo que sabía porque podrían denunciarlo por calumnias. Ni siquiera nosotros, su propia familia, sabíamos cuáles eran esos secretos del presidente Yoo. Al menos yo no lo supe hasta que decidí meterme en las investigaciones de papá, ocupando su lugar con la intención de llevar ese trabajo que había comenzado a concretar.

—No hay mucho que decir, resulta que el tipo va todos los sábados por la noche a un bar de BDSM—Changkyun, mi primo y quien me ha estado ayudando este tiempo, habla desde el otro lado de la línea.

Son cerca de las doce de la noche, yo estoy solo en mi departamento bastante cerca de la casa de mi madre comiendo ramen instantáneo sentado en el sofá. Toda mi casa se encuentra en total silencio, incluso la sala de estar mantiene una iluminación tenue. Cansado luego de un día entero de la universidad hacia el hospital. Estoy en el último año de medicina forense, desde niño quería seguir un camino similar al de mi padre, y lo encontré en mi carrera actual. No podía aguantar las clases cuando comencé a estudiar Derecho, sin embargo sabía que lo relacionado a la criminología era mi lugar.

Unos meses después de la muerte de papá, di con la inesperada sorpresa de que su portátil aún estaba en la casa, en uno de los cajones de su escritorio en un cuarto que tenía para él solo y donde realizaba algunos trabajos en casa. Pensábamos, como era de costumbre, que había quedado en su oficina debido a que rara vez él solía traer ese aparato a casa. Lo prendí, con la poca esperanza de poder saber qué hay entre sus archivos porque era muy posible que el portátil tuviera contraseña. Estaba muy equivocado, para mi sorpresa no necesitaba ninguna clave de seguridad. Accedí y lo primero con lo que me había encontrado fue con una carpeta que de forma literal decía caso candidato Yoo. Expuesta allí, delante de mis ojos, como si quisiera que yo supiera sobre eso debido a que no había ningún otro acceso directo en el inicio de la computadora.

Fiscal Lee [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora