8. Todo el día junto al chico de mis sueños (II)

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Bajemos abrazados las escaleras y nos dirigimos a la cocina y entre los dos preparamos el desayuno. Durante el desayuno:

Puse mi dedo en la mermelada y la que cogí la puse en la nariz de él.

Melendi: ¿Pero qué te pasa a ti hoy?

Yo: Me he levantado con ganas de jugar.

Melendi: Ya veo, pues toma. Él puso su dedo en la nocilla y me la puso en mi nariz.

Yo: Pero bien que te gusta que juegue contigo ya que me sigues el royo.

Melendi: Es imposible de no hacer lo que quieras con las caritas que pones.

Yo: Ay, que te como, madre.

Melendi: Pues hazlo.

Nos levantemos y empezamos a desnudarnos entre besos y caricias. Luego me levanto y me sentó encima del mármol y abrí las piernas y se adentro en mi y juntos llegamos a la meta.

Y después volvimos a la mesa acabar de desayunar mientras hablábamos:

Melendi: Ha sido increíble, nunca he hecho tantas veces seguidas el amor.

Yo: Ni yo, pero me encanta.

Nos fundimos en un beso.

Finalmente acabamos de desayunar y después le ayude a recoger.

Melendi: Lula, ¿qué te parece si me ayudas a pintar la habitación donde hace poco que monte una sala de juegos para cuando vienen Carlota y Marco?

Yo: Vale.

En la cocina hay una puerta corredera, la abres y bajas tres escaleras y delante hay dos puertas una es donde guarda la comida y la bebida y en la otra es donde tenie la sala de juegos. Ambas habitaciones tenien una ventana.

Entramos y la habitación ya estaba preparada para pintar.

Yo: Veo que ya tenías claro que hoy pintarías.

Melendi: Si ya que tenía el día libre pensé en hacerlo.

Yo: Pues yo te ayudo al igual que hice con las habitaciones donde duermen tus peques.

Melendi: Pues sí. Ah, por cierto aquí tienes unas pegatinas para ponerlas en la pared como las que pusistes en sus habitaciones pero con diferente dibujo.

Yo: Perfecto.

Ya llevábamos un rato pintando cuando de repente…

ContigoWhere stories live. Discover now