14 - A veces puedo ser terrible gilipollas.

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Cuando todas se fueron, me relaje en mi silla y pedí otra bebida, de preferencia, una cerveza. Mientras todos se encontraban ligeramente borrachos, y bailaban animadamente en la pista de baile, escuché a mi lado la silla correrse y una voz, tan fina pedirle un tequila al chico de la barra.

— Hola —murmuró, aquella voz. Tuve que inclinarme más cerca de ella, porque no la podía escuchar... Y maldita sea que la tenía al lado mío.

— Hola.

Mi tono fue de todo menos amable. No venía a conseguir una maldita amistad, quizás una chica con la que pueda tener sexo, pero Loyce no se quitaba de mi jodida cabeza.

— ¿Qué tal? —preguntó la chica con voz de pajarito, me giré de mi asiento hasta que estuve cara a cara con ella.

— ¿En serio? —asintió—. Jodidamente en serio.

La chica rodó los ojos. — ¿Quieres una bebida? —preguntó.

Me encogí de hombros, mientras terminaba de un sorbo mi cerveza. — Me compraré una después...

Seis cervezas después, y la chica, el cuál su nombre era Katie, que era realmente atractiva... ¿O sólo la veía atractiva después de esas seis cervezas?

No importa. Me importa una mierda.

Salimos de esa fiesta horrible, y nos conduje a un hotel fuera de la ciudad con la lengua de Katie en mi garganta. Cuando llegamos a destino, por suerte intactos; sin ningún raspón, pagué la habitación de hotel y la alcé en brazos para conducirnos hacía la habitación.

Abrí la puerta, la bienvenida que nos dio la habitación era pésima. Estaba bastante acostumbrado a viajar y, obviamente, a alojarme en hoteles de cuatro o cinco estrellas. Una cama de dos cuerpos, bastante chica de tamaño, una televisión con pantalla blanco y negro, la pintura de la habitación era escasa, un color melocotón con el suelo de cerámica blanca percudida. Este lugar me pareció bastante insalubre, me encogí de hombros con Katie en mis brazos, y la lancé a la cama mientras me quitaba la camiseta.

Katie se mordió el labio, y batió sus pestañas hacia mí, la tensión sexual se sentía en el aire. Me acerque hacia ella y empecé a besarla, en realidad, desde marzo yo no venía teniendo acción por...

Dejé de acostarme con las chicas cuando conocí a Ángel... ¡Maldita sea! Estaba en abstinencia desde marzo, y ya estábamos en abril. Mierda.

De repente, el bello rostro de ángel se posó en la cama, donde estaba Katie. Usando una hermosa y corta falda blanca que remarcaba sus hermosas y perfectas...

— ¿Thomas?

Sacudí mi cabeza y el rostro de ángel se esfumó, con mi excitación y todo lo demás. Joder.

— ¿Qué pasa, bebé? —Maldita sea, odiaba cuando me llamaban de esa maldita forma. Yo no era ni mierda de su bebé, o mierda cualquiera.

— Nada, estoy distraído —murmuré, Katie asintió, levantándose de la cama en donde los dos estábamos besándonos, y busco alguna mierda de su bolso.

Katie empezó a quitar demasiadas baratijas de ese bolso, que, a decir verdad, parecía que había un universo ahí mismo.

— Toma —me tendió una píldora de color arco iris, fruncí el ceño ¿qué mierda...? —. Te ayudará a relajarte —dijo, mientras se quitó la falda y sus bragas con ella.

La acepté y Katie, ya desnuda, me tendió un vaso de agua, y me tomé la píldora arco iris.

Despertador infernal, la resaca era el infierno, y más la música de los malditos altavoces, quería romper algo.

Rebel Souls © [Editado].Where stories live. Discover now