22 - Idiotas.

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THOMAS:


Cualquier tipo de sonrisa desapareció de su rostro en cuanto me vio, traté de mantener mi faceta de idiota, pero por más que quiera, enfrente de ella no era posible. Y nunca lo iba a ser.

Ángel procedió a seguir en donde la interrumpí, mi error y no pienso retractarme.

Caminé unos pasos hacia ella, pero levantó su mirada y me fulminó con ella. Cielos, alguien se levantó del lado equivocado de la cama. Sonreí con descaro, no importaba lo que haga Loyce para alejarme, era imposible y ella a estas alturas ya tiene que empezar a metérselo en la cabeza.

— Déjame en paz, Thomas —susurró, casi escupiendo aquellas palabras—. ¿Por qué no te vas a ver que está haciendo tu amiga? —preguntó con ironía.

Así qué ella está celosa, me entraron ganas de reír. Loyce lo notó, y de nuevo me fulmino con la mirada.

Si vamos a jugar, yo quiero ganar.

— ¿De quién estás hablando? —le pregunté—. Qué yo sepa tengo muchas amigas.

Increíble, estoy siendo un idiota total.

— ¡Qué bien! ¡Me alegró por ti!

Loyce tenía el rostro completamente rojo, a causa de sus estúpidos gritos. Estaba celosa, yo sólo la estaba provocando más. Odiaba cuando usaba el sarcasmo en su voz. No le quedaba para nada bonito. Pero, también sabía que sólo lo usaba cuando estaba muy, pero muy enojada. Y Loyce estaba más allá del enojó conmigo.

— Ángel, yo... —traté de acercarme a ella. Pero Loyce fue más rápida y alzando los brazos, me fulminó con la mirada. Levantó su mochila, y tomando más distancia de la que había conmigo, se dirigió a la puerta. Alzó con orgullo su mano, y mostró su dedo de medio.

Antes de que siquiera diga una sola palabra, ella ya se había ido. Me había dejado.

Gruñí, me merecía el premio al más idiota del universo. Bufé, y caminé hacia la puerta. Cuando salí, di con el pasillo y la multitud de personas por todos lados.

Chicos caminando en grupos, y mirando desafiante a cualquiera que se presente en su camino. Quería reírme. Estos eran los típicos idiotas que le gustan causar problemas y cuando los obtienen, lloran como mujercitas.

Después estaba el grupo de las porristas zorras. Rubias oxigenadas que parecían más plásticas, que comunes, o sea, sin sentimientos y piel. Varias me guiñaron el ojo, en cuanto caminé por su lado.

No les di mi atención. Tenía mi reputación de quarterback que debía cuidar, y si quería como mínimo, que mi ángel me vuelva a dirigir la maldita palabra o al menos una frase... Tenía que comportarme, y aclarar ese mal entendido.

Caminando en el pasillo, varios me saludaron y recibí varios asentimientos. Era agradable ser conocido por todos. Me encanta la popularidad, casi nunca me quejo por ello. De vez en cuando me quejo, pero es porque soy un idiota. Y hoy lo terminé de comprobar.

Cuando estaba por llegar a la cafetería. Visualice a Adam y Andrew charlando animada mente. Adam se encontraba como siempre con su cabello negro azabache despeinado y sus ojos azules dilatados, vestía su camiseta favorita de Tom y Jerry, unos vaqueros negros y zapatos blancos. Andrew, en cambio, su cabello negro estaba, al igual que Adam, despeinado. Debajo de sus ojos se encontraban dos bolsas enormes de color negro, sus ojeras parecían más espeluznantes ante la fría mirada que me dedico mientras avanzaba hacia ellos. Andrew se encontraba vestido de pies a cabeza de negro, ni un solo color, nada. Chaqueta de cuero negro, camiseta, vaqueros y zapatos del mismo color.

Rebel Souls © [Editado].Where stories live. Discover now