Capítulo 20

949K 80K 362K
                                    


20 - LA MISIÓN SECRETA


(Falling - Harry Styles)


Seguí mirándola, algo pasmada, durante unos segundos antes de reaccionar y apartarme para dejarla pasar. La madre de James me sonrió un poco y entró en la casa con aspecto nervioso.

En realidad, cada vez que la había visto tenía aspecto nervioso, como si le diera miedo que la otra persona se enfadara con ella por decir algo mal.

—Siento haber aparecido así —comentó, sentándose en el sillón—. Pero... bueno, no tenía tu número de teléfono. Solo tu dirección. Me la dio Grace cuando se la pedí para hablar contigo, como iba a pasar por la ciudad...

Seguía tan pasmada que no sabía ni qué decirle, así que al final señalé torpemente la cocina.

—¿Quiere algo para beber o...?

—Estoy bien —me aseguró—. Solo quiero hablar contigo.

Me senté en el sofá, yo también un poco tensa, y vi que ella se miraba las manos y dudaba durante varios segundos antes de girarse por fin hacia mí.

—Siento las cosas que mi familia ha provocado —me dijo en voz baja, sincera, como si se avergonzara de ellas—. Ojalá pudiera decir que no lo he sabido hasta hace poco, pero... mentiría. Simplemente... no quería verlo. Pero por suerte para ambas ahora sí lo afrontaré. De una vez.

Parpadeé, confusa, cuando ella repiqueteó los dedos en sus rodillas.

—Yo también tengo motivos para no querer a mi marido cerca —añadió en voz baja.

Solo con mirarla una vez, pude imaginarme los motivos, así que no dije nada al respecto. Había ciertas cosas que, si la otra persona no te ofrecía, era mejor no intentar sonsacar.

—Sé que lo viste hablando con... —hizo una pausa, intentando recordar el nombre—. No lo sé. El hombre rubio que se encarga de la liga profesional de boxeo.

El padre de April, sí. Los había visto hablando en esa cafetería cuando había ido a desayunar con mamá.

—Mi marido me dijo que los habías visto —siguió ella—, pero no le preocupó mucho. Después de todo, no puedes demostrar mucho con haber visto una conversación, supongo.

—Depende de la conversación —murmuré.

—A lo que quiero llegar... es que yo sé cómo podrías encontrar pruebas para ayudarte.

Eso sí hizo que me inclinara un poco hacia ella, interesada.

—¿Qué clase de pruebas?

—Sobornos, favores personales... esas cosas.

—¿Las tienen documentadas?

—Por supuesto. En un lugar seguro.

—Y... supongo que usted sabe cuál es el lugar seguro.

—Supones bien.

Estuve a punto de sonreír, pero me detuve cuando vi que ella me dedicaba una mirada bastante nerviosa, como si estuviera a punto de decirme algo que no me iba a gustar.

—¿A cambio de qué? —pregunté directamente.

—Yo te daré todo lo necesario para que tú puedas proteger a tu novio... a cambio de que yo pueda proteger a mi hijo.

Tardes de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora