XXXII

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Vanessa

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Vanessa.

Los ojos de mi hermana se fijaron en mí mientras terminaba de organizar el maniquí frente a ella. La blusa holgada que diseñó hace un par de meses siendo el principal atractivo del lugar junto con el vestido rojo del otro lado.

— ¿Por qué sigues aquí? —miró el reloj en su muñeca para luego volver sus ojos a mí. —Son las dos, siempre te vas antes.

— Te estaba esperando. —entrecerró sus ojos azules en mi dirección. —Necesito que te quedes con Emily está noche. —silencio total por su parte. —Voy a salir y creo que Elijah tiene una reunión importante, lo escuché hablando con Tam hace un par de noches.

— ¿Para donde vas?

Me tensé, no quería decirle, pero sabía que no me dejaría en paz si no cedía. —Tengo una cita.

Elijah.

Marqué por tercera vez el numero de Vanessa, suspirando aliviado al quedar la línea descolgada al tercer timbre. —Hola. —su voz se escuchaba algo agitada y supe que no estaba en casa. Seguía en lo de Valentina probablemente.

— ¿Me llamabas? —al encontrar las dos llamadas perdidas tras salir de esa reunión dejé a Tam con la palabra en la boca y salí del edificio solo para llamarla temiendo lo peor. Ella nunca llamaba.

— ¿Puedo llevarte a Emi? —mi ceño se frunció. —Tengo un par de compromisos esta tarde. —y en la noche también los tendrás.

Desde la visita de Derek ayer planeé todo para poder hablar con ella. Le pediría a Gaia que se quedara con Emily durante la noche y me iría con ella a la villa donde no había ido en un tiempo. Le pediría perdón a la luz de las velas que sabía le encantarían y esperaba que me lo diera. No podía seguir viviendo sin ella. No quería seguirlo haciendo.

— ¿Y por la noche?

— Volveré por ella a tu departamento. —dijo con rapidez haciéndome soltar un suspiro. Bien. Podía hacer esto. Pasaría la tarde con mi hija y por la noche tomaría a su madre para llevarla a nuestro lugar.

¿Qué podía salir mal?

Solo esperaba que mis nervios no tomaran el control porque durante toda la noche solo pude pensar en las palabras que diría. No podía mentirme a mí mismo y vaya que tenía miedo a su rechazo, no por el no en sí mismo, sino porque significaba que la perdería para siempre.

— ¿Dónde estás? —el sonido de un claxon se escuchó del otro lado y una pequeña maldición salió de sus dulces labios.

— En la boutique. —espetó, deteniéndose luego. —Pensé en llevarla a tu oficina, pero no hay taxis por aquí.

Eso se llama no aceptes el auto que te regalé.

— Voy por ella, solo mándame la ubicación. —miré mi reloj, anotando que tendría que pedirle a Tamara que cancelara mis reuniones de la tarde.

HALFTIME SHOW (Kings Of The Game 4.5)SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora