Ese no es realmente su estilo

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"Dime que es lo que ella tiene, que yo no lo tenga."  -she gets the flowers. 

Capítulo 1

—¿Levi estás escuchándome?

Siempre tuvo problemas para lidiar con el amor, es bastante fácil de entender; nunca pareció ser para el.

Intento obtenerlo de todos a su alrededor, de su madre que no podía dárselo, de su hermana a la que no le interesaba, de su padre que prefería ignorar su existencia e inclusive de su tío con problemas de alcoholismo, pero el amor nunca quiso nada con el, como si su simple existencia le produjera asco. Y cuando el amor pareció interesado en el, cuando le sonrió y todos parecían amarle tanto, lo arruino.

Había pocas cosas que disfrutaba hacer, y siempre pareció que no era muy talentoso en nada, era promedio y normal para la mayoría de las cosas. Pero había algo, un solo algo en lo que era realmente bueno, una sola cosa de la que podía estar seguro de decir "Soy bueno en esto" a sabiendas de que nadie podría contradecirle.

Levi amaba la música, pero aún más amaba el piano y tocar, tocar una y otra vez, deshaciéndose entre teclas, sentir sus oídos inundarse como sumergido bajo el agua, entre olas saladas, el precioso sonido de las teclas aislándole de la superficie que representaba su vida.

Siempre pensó que si todos al nacer tenían un propósito, el suyo era el piano y sus dedos deslizándose por las frías teclas, nunca lo dijo a nadie porque sonaba pretencioso, pero lo pensaba seriamente, el había nacido para tocar el piano. Quizá porque mientras otros grandes artistas dibujaban desde niños o escribían desde pequeños, y cualquier otro arte, Levi tocaba, en su memoria no existía un solo momento de su vida donde no tocara el piano o siquiera lo intentara, ¿no sonaba a que sería un gran interprete?

Era hermoso, era adrenalina y calma, belleza. Le hacía sentir especial, ninguna otra cosa lo lograba. Y era lo único en lo que nadie podía hacerle malos comentarios, en que nadie podía decir que no era bueno, y cuando la gente preguntaba que hacia de provecho en su vida cuando en la adolescencia dejó la escuela, el siempre se escondía detrás de las teclas y nadie tenia mas nada que decir.

Parecía que iba a llegar muy alto, de joven Levi quería ser concertista de piano, la gente decía que tenia talento, aunque él sabia que no era eso, era que desde niño se pasaba horas sobre el piano. Había ganado algunos concursos importantes y daba por hecho que entraría a una gran escuela de música. Levi ensayaba mucho para sus concursos, tanto que a veces no iba a clases, pasaba esas horas ensayando porque era un perfeccionista y quería asegurarse de que cada tiempo fuera exacto.

Lo fue, el fue perfecto, segundo a segundo él fue impresionante.

Pero una mañana mientras practicaba intentando ignorarlo todo, estaba tocando especialmente fuerte y sus oídos se inundaban violentamente como en una tormenta. Y entonces a media canción uno de sus dedos no se movió, simplemente paro como muerto de un balazo, como si no existiera mas, no lo sentía tampoco y pareció no estar, se asusto y paro de tocar. Salió de la habitación y camino por el pasillo, gritando que se callaran, estaba muerto de miedo, los próximos días intento de todo, dio masajes, lo sumergió en agua, dejó sus manos descansar y en desesperación lo golpeo también, pero simplemente se había ido.

Nunca supo que había sido, los médicos dijeron que todo estaba bien y según ellos podían ser causas psicológicas, pero Levi no lo creía, ¿Por qué el querría dejar de tocar?

Si el tenia algún problema psicológico, eso lo quebró por completo.

—Te escucho Hange. —le respondió, alzando la mirada de su tasa de té hacia ella.

Falsa confianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora