—¿Quién sabe? Quizá me habría apiadado de ti. Después de todo, nunca he tenido una demonio a mi merced. Tal vez me habría gustado —susurró pecaminosamente Lauren al oído del Diablo, sorprendiéndola y haciendo que se atragantara con su bebida.

»¡Ay, Camila! Parece que a ti tampoco te sienta nada bien la bebida —comentó Lawrence ante todos, golpeando con entusiasmo su espalda.

—¿Qué te pasa, amiga? ¡Tal vez este licor sea demasiado fuerte hasta para el propio Diablo! —se carcajeó uno de los participantes, algo embriagado para el juego, al que no le importaba mucho perder o ganar.

—No, en mis días llegué a ingerir brebajes que podían acabar siendo utilizados como matarratas —respondió Camila quitándole importancia—. Pero es que mi amigo me ha recordado algo difícil de olvidar...

—Una mujer, sin duda alguna —intervino otro obsceno individuo, acariciándose sus partes.

—Seguro que te estabas acordando de la pasada noche, de esa que gritaba tanto y a la que todos oímos dando fe de tus proezas. ¿Cómo era? ¿Rubia, pelirroja, morena...? —comentó otro, envalentonado con las burlas de la multitud.

—Morena. He decidido que prefiero a las Morenas, aunque en ocasiones sean un tanto escandalosas —señaló alegremente el Diablo con una amplia sonrisa.

Lauren se sonrojó repentinamente, sin poder evitar sentir vergüenza al saber que había sido oída por esos licenciosos personajes.

—¿Y tú, jovencito? ¿Qué hiciste mientras tu amiga disfrutaba de los placeres de la carne?

—Él me acompañó, hicimos un trío: Lawrence, la morena deliciosa y yo —se apresuró a responder Camila antes de que Lauren se delatara.

—¡No esperaba menos de ti, Diablo! —exclamó alegremente un anciano lord, felicitando su lujurioso comportamiento—. ¡Muchacho, aprenderás mucho de mujeres si sigues con ella! Según he oído, una vez se llevó a la cama a cinco hembras a la vez y ninguna de ellas quedó insatisfecha.

—¿De verdad? —preguntó Lauren tremendamente interesada, tratando de sonsacar al anciano.

—No fueron tantas... —repuso el Diablo, quitándose importancia ante la atenta mirada de su amante.

—¡Pero ¿qué dices?! ¡Si yo oí que fueron seis! —señaló otro. Y acto seguido se inició una discusión entre los presentes acerca de cuántas mujeres había conseguido llevarse a la cama la mujer a la que todos apodaban Diablo.

—Así que seis... —susurró una encolerizada Lauren al oído de Camila, mostrando una de sus bonitas sonrisas de noble hastiado para disimular ante todos.

—Fue una apuesta con mi hermana, y te juro que eso pasó hace años —se excusó ella en un intento de calmar sus ánimos.

—¿Y crees que, después de haber tenido a cinco o seis mujeres a la vez en la cama, creeré que eres capaz de subsistir el resto de tu vida sólo con una? —inquirió Lauren, molesta con los cada vez más ardientes comentarios de todos.

—Pensaba que esta mañana no te quedaría duda alguna, querida. Me has dejado sin fuerzas después de la pasada noche —susurró ella, sonrojando a Lauren.

—¡Cuidado, Camila! Tal vez decida pedirte un año de castidad como muestra de tu amor. Y entonces ¿qué harás? —le advirtió ella maliciosamente.

—Tentarte con escandalosos libros para que decidas corromperme antes de que sea demasiado tarde para mis pelotas —respondió el Diablo justo antes de que lord Collins diera comienzo a la segunda ronda de eliminación.

Jugando con una tramposa #3 ♧Camren G!POpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz