Las aventuras de Pulgarcito Wayne

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Doctor Destino estaba volando entre el vacío cuando de repente vio a un pequeño niño aparecer.

—vaya vaya...— se acercó y flotaba a su alrededor, viendo cada facción del pequeño, el niño lloraba de seguro por el dolor de estar en ese lugar, con rapidez toco la frente del infante encontrando el primer recuerdo que pasaba por su mente.

—Bruce Wayne ¡discúlpate!

Doctor destino suspiro, quien diría que se encontraría a la versión miniatura del hombre enmascarado, con un gruñido chasqueo los dedos encogiéndolo al tamaño de la palma de su mano, con otro chasquido el niño estaba puesto el traje de Batman.

Y comenzó a flotar teniendo como destino la tierra.

En otro lugar

—por favor que no me encuentren— susurraba cierto brujo rubio escondido entre varios cartones en uno de los tantos salones de la mansión Wayne, temiendo que si hacia el mínimo ruido uno de los hijos de Batman lo encontrara y lo despellejara vivo.

—Constantine— sintió un escalofrió cuando al voltear vio al hombre de acero viéndolo con seriedad y un leve rastro de color rojo en sus ojos.

—Clark— sonrió con nerviosismo, el hombre se acercó y cuando se dio cuenta ya estaba en la sala recibiendo miradas asesinas de cuatro jóvenes, Dick estaba cruzado de brazos, Jason estaba siendo retenido por un brazo por Alfred, Tim respiraba con tanta fuerza que parecía que se le iba a salir un pulmón, y Damian...

Bueno el niño estaba apresado por la mujer maravilla.

—cálmense jóvenes amos— la voz de Alfred se hizo oír sobre las maldiciones de todo tipo de los cuatro chicos que asintieron, pero veían de pésima manera a Constantine. El rubio solo suspiro y miro al techo pensando que lo mejor hubiera sido no ir a la mansión Wayne, cuando quiso hablar un dolor en su pierna lo hizo chillar. Al bajar la vista Titus el perro negro de Damian lo estaba mordiendo, cuando quiso patearlo un gato se lanzó con rapidez a su cara y ese extraño dragón llego por atrás y parecía querer comerse su brazo.

—Constantine— Barry trato inútilmente de tratar de quitar los animales del rubio, pero estos parecían tener toda la intención de despedazarlo.

—Damian— Dick alzo la voz —no puedes matarlo, sin él no recuperaremos a Bruce— el niño chasqueo la lengua y menciono algo en árabe para que los animales le gruñeran y se alejaran despacio. —si mi padre no está en esta casa para la tarde olvídate de que te vuelva a salvar Constantine.

Y el rubio supo que esa amenaza era muy realista, jamás había visto que Dick Grayson pudiera mirar de una manera tan fría a alguien. Con leves temblores tanto de dolor como de miedo murmuro otro hechizo y luego otro y así estuvo por casi quince minutos.

—maldita sea apúrate— Tim se acercó para agarrarlo de la gabardina, lo que ocasiono que todos se quedaran perplejos.

—eso hago niño, pero hay muchas dimensiones y no se en cual cayo su adorad padre— mientras murmuraba sintió la leve presencia de Bruce, con una sonrisa trato de traerlo, pero frunció el ceño al ver que algo le impedía acceder por completo al cuerpo del infante.

—esto es malo— susurro el otro brujo viendo como Bruce Wayne desapareció de su mano. Lo vio cayendo en algún lugar de la tierra a la que pertenecía. —bueno...nadie sabe que interferí...será mejor no decir nada— se dio la vuelta y desapareció.

Bruce abrió los ojos con algo de dolor mientras veía el cielo pasar con rapidez, cuando se dio cuenta de la situación grito con todas sus fuerzas.

—AAAAAAHHHHHHHHHHHH— pero incluso para el hombre de acero ese grito no podía ser considerado por algún humano, era más un grito de un animalito.

Bruce Wayne ¿Niño?Where stories live. Discover now