A ratos el chico rubio se quedaba sentando en el borde del sofá, cuando escuchaba voces de personas se transformaba en felino y se ocultaba entre las sábanas de la cama de su humano. Jaemin debía suplicarle que volviera a su forma humana, acariciaba su cabecita por un largo tiempo rindiéndose a que quizás no lograba entenderle.
"Quiero enseñarte a hablar" comentó dejando un corto beso en su cabeza "Te enseñaré muchas cosas pero quiero que seas humano ¿entiendes?"
Miau
El chico soltó un suspiro al ver al felino correr hacia la habitación. Seguramente se había ido porque estaba aburrido de escuchar siempre lo mismo. Quizás se cansaría de él como todos lo hacen siempre.
Error.
El felino salió de la habitación con su forma humana, venía intentando poner su camiseta mientras caminaba torpemente. Tropezaba con los muebles a su paso y maullaba bajito por ayuda.
El peliazul se acercó rápido con una sonrisa, no pensaba que él le entendiera y obedeciera bajó la camiseta que el felino ya tenía como propia.
Se sentó en el sofá mirando el suelo, su cola pegada a sus piernas, el peliazul se sentó a su lado para poder comenzar con su lección.
"Sabes decir algo ¿no?"
Miau
"Sin contar ese Miau" intentó imitar la voz del felino que al escuchar levantó sus orejas y apoyó sus manos en el pecho del peliazul acercándose lentamente "¿Qué haces?" el rubio seguía oliendo y sus orejas se movían como radar "¿Miau?" imitó otra vez y éste levantó la cola moviéndola de un lado a otro "No sé qué significa, prefiero que aprendas idioma humano ¿bueno?"
El felino asintió y se bajó moviendo su cola nuevamente. Se miraron detenidamente, la concentración del rubio se rompió al ver el cierre del chaleco de su humano, que se movía cada vez que el peliazul hacía cualquier movimiento por más ligero que fuese, sus ojos se dilataban mientras un suave ronroneo se dejaba oír.
Dio un arañazo rápido dejando una marca también en el cuello del pelinegro que por reacción le tomó la mano, apretándola con algo de fuerza. El felino en su desespero maulló fuerte e intentó morderlo o mejor dicho, así lo hizo. Lo soltó y el chico corrió a la habitación encerrándose.
"Ven aquí usneun" tocó su cuello que tenía un poco de sangre, nada peligroso. Pero de igual forma le había dolido, ardía "usneun lo siento... No me di cuenta"
El felino estaba bajo de la cama, estaba inquieto. No quería que su humano lo golpeara o sacara de casa. Se acurrucó en una de las esquinas que no estuviera al alcance del peliazul y allí se quedó en silencio.
"Usneun, lo siento. Ven aquí, déjame ver tu mano. Lo siento, de verdad" el peliazul estaba mirando bajo de la cama, podía ver la pequeña forma gatuna acurrucada "No volverá a suceder, lo prometo"
El felino no respondía ni se movía, estaba asustado. El mayor miró su mano con los pequeños dientes marcados botando un poco de sangre. Se dirigió al baño y lavó su mano y su cuello, desinfectó y cubrió la zona.
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Esperó encontrar al chico sobre su cama, pero no. El felino había salido de su escondite y había corrido a la sala a ocultarse también.
Miró con pena al felino que dormía sobre una de las repisas, estaba helando fuera y se sentía culpable de que quizás el pequeño sintiera frío o sintiera que estaba enojado con él. Se recostó en silencio. Esa noche simplemente no pudo dormir bien.
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Al levantarse esperaba ver al felino recostado en sus piernas o pecho, pero tampoco fue así. Caminó hasta la cocina donde se supone que estaría, pero tampoco se encontraba ni siquiera en la repisa de la noche anterior. Tomó su desayuno, dejó la comida suficiente para el felino si es que volvía a casa, y se dirigió al trabajo desganado.
Tuvo horario completo, incluso hizo más horas de las que debía. Quería que su mascota estuviese en casa cuando él llegara. Muchos preguntaban por la marca en su cuello, a lo que él simplemente respondía diciendo accidente doméstico.
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Terminó de ordenar su papeleo y se fue rumbo a casa. "Usneun ¿Estás aquí?" dejó las llaves del vehículo sobre la mesa "Sé que estás enojado o triste, no tengas miedo. Ven conmigo"
Sólo silencio.
Miró el recipiente donde tenía el agua y la comida, estaban intactos. Temía a que se hubiese ido por haberlo apretado, quizás lo había lastimado y eso le asustaba aún más.
"Usneun de verdad lo siento mucho, yo jamás querría lastimarte. Lo siento, pequeño"
Hablaba solo, estaba quizás loco pensarían muchos pero su felino era lo único que tenía, él estaba siempre que lo necesitaba, ahora tenía dos mejores amigos; Mark y su pequeño felino. Se cubrió con todas las mantas, no quería ver nada. Ahora sí estaba solo, sus ojos picaban aunque no quisiera, las lágrimas no demoraron en comenzar a salir. Lloraba en silencio, no le gustaba que nadie lo viera.
Miau
El peliazul se destapó inmediatamente al oír aquella voz que tanto quería oír.
Estaba el rubio de rodillas en el suelo mientras que con sus manos jugaban con el borde de la camiseta, tenía un ave muerta en frente.
"L-lou sss...sien...trro" lo último fue un ronroneo
Su mundo se detuvo, no sabía qué decirle. El rubio tomó al ave entre sus manos y subió a la cama sentándose en las piernas de su humano, cada pierna a los costados de éste, dejó el ave ahí bajando la cabeza otra vez. El felino se estaba disculpando, y le había llevado un regalo para que aceptara sus disculpas.
