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La casa de JeongIn es hogareña, es lo primero que piensa y siente Christopher cuando llegan a dicho lugar. Dentro está decorada con finos adornos y muebles de madera, y en las paredes hay fotos familiares colgadas. Cuando entras por la puerta, lo primero que ves son las escaleras que te llevan arriba, a las habitaciones. Christopher inspecciona el lugar con la vista mientras olfatea disimuladamente en busca de algún olor extraño -su alfa le ordena hacerlo, en modo de protección-, pero sólo siente el de JeongIn.

—¡Mamá, ya llegué! —JeongIn grita por sobre la música que está puesta en todo el hogar.

El omega le indica al pelinegro que dejara las cosas sobre el sillón. Una señora de cabello corto y castaño oscuro sale de la cocina, no es muy delgada pero luce bien. Su cara es de delicadas facciones y el alfa nota que tiene las mismas cejas que JeongIn. Chris la recuerda, ha visto antes a la madre del omega, sólo que nunca se fijó con detalle como era realmente.

—¡Oh, Innie!, llegas algo tarde, ¿no crees? —la mujer se acerca a los jóvenes sonriente, sosteniendo una espátula en la mano y un delantal floreado se ajusta en su cintura.

—Sip, fui con Chris a hacer unas cosas. —el omega se acerca a su madre para darle un abrazo. Christopher se queda en su lugar sin moverse hasta que la beta le dirige una mirada y le sonríe.

—Hola, Christopher. ¿Te quedarás a comer?, si es así, es un placer para nosotros tenerte aquí.

—Buenas tardes, señora Yang, —asiente, haciendo una corta reverencia. —Sí, sería un gusto. Muchas gracias.

—Bien, si quieren comer tendrán que esperar un poco, porque todavía estoy preparando las cosas.

—Esperamos entonces. —JeongIn dice, contrayendo sus hombros.

—¿Por qué no van arriba a esperar?—sin poder usar sus manos, la beta empuja con sus caderas a su hijo en dirección hacia las escaleras. –Total, embarazado ya estás.

—¡Mamá! —el omega le reprocha con una mirada de sorpresa pero su madre sólo se ríe divertida, caminando a la cocina. —Ven Christopher, te llevaré a conocer mi habitación.

Con las mejillas rojas y calientes, ambos suben calmadamente cada escalón. JeongIn se dirige a una puerta pintada de color azul y la abre. En las paredes hay pósters de super héroes o de alguna caricatura animada.

—Tu habitación es... —Christopher frunce el ceño, buscando alguna palabra amable que decir.

—¿Infantil?, lo sé —asiente, pasando su mano por un poster de anpanman y sonrie, recordaba que aquella caricatura que le gustaba mucho cuando era niño. —La última "remodelación" que hice fue cuando tenia 12 años.

—Eso explica... todo, prácticamente.

—Pero, ¿no te gusta?

—Sí, digo, es lindo, creo.

—Yo mismo pegué cada pósters en la pared. —mira alrededor con detalle, y el contrario puede notar el brillo nostálgico que se presenta en los ojos del castaño. —Mamá creía que era obsesivo y que algun día..

De golpe, deja de hablar y sus ojos se nublan, sus rosados labios se abren pero no sale nada de entre ellos. Christopher deja de observar su alrededor y voltea a ver al omega extrañado por su repentino silencio, encontrandolo de esa manera.

—JeongIn, ¿estás bien?

El omega con los ojos bien abiertos, sonrie. Intenta hablar pero no queda callado otra vez.

—Se-se está m-moviendo, Christopher.

—¿Quién?

—El bebé. —apunta su estómago con emoción y pone sus manos sobre éste.

𝘃𝗲𝗻 𝗮𝗾𝘂𝗶́, 𝘆 𝗮́𝗺𝗮𝗺𝗲.  ♡ chaninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora