Después de unos segundos en silencio no pude hacer más que reírme, sintiéndome la persona más imbécil del mundo. Eso por no decir que estaba manteniendo una de las conversaciones más extrañas del universo.

— ¿Qué? —preguntó ella, que al parecer no se había percatado de mi lapsus mental, y en parte mejor—. Ahora a la derecha otra vez.

—Nada. Solo que me parece gracioso que tu gato tenga nombre de persona. Por la forma en que lo has dicho parecía que hablabas de tu novio o algo así.

—No, no tengo novio. Aunque lo cierto es que George lo parece, todo el día detrás de mí pidiéndome atención y durmiendo conmigo todas las noches. Pero como te dije, cuando se queda solo me ignora. Debe pensar que lo he abandonado.

Me volví a reír, dándome cuenta de que era probable que a Camila le faltara un tornillo.

— ¿Puedo preguntar por qué se llama George? Lo siento, pero no es un nombre para un gato… Bigotes o Manchas sí que lo son.

Ella me fulminó con la mirada.

—A la izquierda. ¿Por quién me tomas? ¿Qué clase de persona llama a su gato Bigotes? Es bastante ridículo.

— ¿Qué clase de persona llama George a su gato? —inquirí sin dejar de sonreír.

—Pues yo, por ejemplo. Y se llama así por George Harrison*. ¿Por qué no puedo darle a mi mascota el nombre de alguien a quien admiro?

Bueno… tiene razón, no era tan descabellado. La miré aprovechando un semáforo en rojo y me la encontré sonriendo de nuevo.

—Ahora todo tiene sentido —acepté.

— ¿Lo ves? Vivo aquí enfrente, en este edificio de ladrillo —me explicó, y yo reduje la velocidad.

— ¿Así que te gusta George Harrison? —pregunté mientras aparcaba frente al edificio.

—Sí, desde hace mucho tiempo. Su música me inspira y sus composiciones me parecen mágicas. No sé —se encogió de hombros—. Me encanta.

—Era un buen músico, sí.

Ella asintió y se desabrochó el cinturón de seguridad.

—Gracias por traerme.

—De nada. Espero que tu gato no te odie demasiado.

—Seguro que no —durante un instante ella pareció dudar, pero después me miró fijamente—. ¿Quieres subir y conocer a George?

Aquella propuesta sí que me tomo por sorpresa, demasiado. Y lo peor no fue eso, sino las tremendas ganas que me invadieron de decirle que sí. ¿Qué mierda…?

—Me encantaría, pero estoy muy cansada y solo me gustaría llegar a casa —murmure, aún sorprendida.

—Claro. Igual creo que te debo una —murmuró con el rostro encendido.

—No te preocupes, de verdad. No ha sido nada.

—Bueno. Entonces… hasta luego.—esa fue su despedida justo antes de salir del auto con algo de prisa. Esperé hasta que la vi entrar en el edificio, y después, cuando desapareció de mi vista, me permití soltar el aire que había estado conteniendo.

.

.

.


Al llegar a casa todavía me invadía aquella sensación de sorpresa. Imaginaba que Camila me había propuesto subir a su departamento para agradecerme el hecho de que la acompañara hasta su casa y que aquella propuesta no escondía detrás ninguna proposición más comprometida… Porque, como le había dicho a Shawn, a mí las personas se me daban bastante bien y sabía reconocer un intento de coqueteo o de insinuación por parte de una de ellas a kilómetros de distancia, y por parte de Camila no me lo había parecido, al menos en un primer momento, a causa de esa aura de inocencia que la rodeaba…

Something (Adaptación Camren) Where stories live. Discover now