#8 Estrellas.

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P.O.V Saihara.

Han pasado dos meses desde que Ouma salió del hospital y volvió a casa con Golfo, he estado quedándome con él y cuidándolo.

El alzheimer ha avanzado a la etapa media, me sorprende lo rápido que ha sucedido, además esto me aterra ya que me he enterado que las personas con alzheimer tienen un promedio de vida de cuatro a ocho de años después de que se les haya diagnosticado, aunque claro, pueden llegar a vivir veintiún años más... Espero que ese sea el caso, aunque de cualquier manera es muy pronto.

Alcé la mirada del piso hacia la puerta de su casa y toqué el timbre y esperé a que alguien abriera la puerta. Además de mí, sus amigos vienen a verlo de vez en cuando, sin embargo él no controla lo que olvida y lo que recuerda, casi siempre tienen que volver a presentarse como la primera vez.

Kirigiri abrió la puerta y me extendió su mano ofreciéndome ayuda con las bolsas del supermercado y le di unas cuentas mientras le agradecía.

Ambos entramos y ella cerró la puerta detrás mío, dejamos las bolsas sobre la mesa y comenzó a hablar.

—Está cansado, fue a dormir.—Habló con aquel tono tranquilo y un rostro relajado que la caracterizaba.
—¿Tuvieron que presentarse?
—Esta vez no, quizás es porque no tenía interés o porque logró recordarnos...
—Eso es bueno, ¿y Naegi?
—Vino un rato, pero se sintió algo mal después de un tiempo, quizás verlo así no es sencillo, después de todo siempre lo recordaremos como aquel chico de pequeña estatura que siempre llevaba algún moretón, venda o curita y un skate en mano, riendo y bromeando en todo momento, aunque quizás su clase no se moleste tanto en recordarlo así.

—Él ya no se recuerda a sí mismo, ¿verdad?
—Lo dudo.—Hubo un momento de silencio en donde solo divagamos en nuestros pensamientos, tratando de hallar una respuesta a todas nuestras preguntas.—¿Cómo te sientes?
—Normal, supongo.
—Creo que es difícil ver a alguien cercano a ti en tal estado, incluso a mí me sigue causando una presión en el pecho el verlo así.
—Quizás he estado sintiéndome triste por tanto tiempo que ahora estar triste es un estado de ánimo normal.—Kirigiri asintió en silencio dándome a entender que prosiguiera, como si supiera que tenía más cosas que decir, y no estaba equivocada.—Me aterra que me olvide y me convierta en alguien más que no reconoce, me gustaría que me recuerde hasta el final de sus días y sin importar su enfermedad permanezcamos juntos, pero quizás en esta vida no se puede ¿cierto?—Tragué saliva, había hablado muy rápido.
—Quizás en esta vida no es así, pero podría ser en otra.
—Él me hace sentir válido, humano... Realmente moriría por él.
—Saihara, sé que en cierto punto hablas literalmente, pero no es la respuesta. El sigue aquí ¿cierto? él no te ha dejado y está luchando consigo mismo por no olvidarte, así que acompáñalo hasta el final de sus días, es eso lo que quieres, ¿no?—Tensé mi mandíbula y guardé las lágrimas para mí mismo.
—Me quedaré hasta el final de su lucha.

Después de aquella plática con Kirigiri, habían dado las 7:30 P.M. y ella decidió irse, creo que había planeado ir al cine con Naegi.

Me senté en el sofá y comencé a ver la televisión junto con Golfo, hasta que oí unos pasos que se aproximaban a la sala, debía ser Ouma. Últimamente vive de noche, como si fuera un vampiro, ha perdido la noción del tiempo.

—Buenas noches, por fin despiertas.
—Sí... Uh... ¿Qué haces aquí?—Lucía algo confundido.
—Solo vine a visitarte, pero si prefieres estar solo lo entenderé.—Suspiré y me levanté del sillón.
—No, no, quiero estar contigo pero... No aquí... Estoy aburrido.
—Oh... Podríamos ir al cine o...
—Vi un skate en mi cuarto, quizás alguien me lo regaló, quiero probarlo.—Dijo señalando la puerta de su habitación; tragué saliva, ¿no recordaba lo que más amaba?
—Bueno, uh... Supongo que el skatepark sigue abierto, podríamos ir.
—¡Genial! Iré por él.—Me dió una sonrisa y fue a su habitación.

Skate TruceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora