4. Sorpresa inesperada

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Buenos días|tardes|noches.
Hace poco descubrí este rinconcito en el que puedes contar tus historias y me dieron ganas de contar la mía.

Bueno, soy Joel  y vengo a contarles cómo mi esposa me fue infiel con la persona que menos me esperaba.

☆☆☆


Mi esposa y yo llevamos tres años casados. Nuestro matrimonio era muy normal, básico y simple. Todo eso hasta que ofrecí nuestro techo a mi hermana y su esposo, mi amigo.

Pasaban por un mal momento, económicamente hablando, y perdieron su casa. Yo como buen amigo y hermano les permití quedarse en nuestra casa.

Convivir con ellos fue agradable, sin peleas, sin malos entendidos... Todo bien. Hasta que pasado un mes, mi esposa adoptó actitudes muy extrañas, no muy comunes en ella.

—¿Beatriz? ¿Qué haces?

La pregunté al verla teñirse el pelo de rubio, como mi hermana. Ella intentó esconder el bote de tinte disimulando un poco.

—Nada... Yo solo...

No acabó la frase y salió del cuarto evadiendo mis preguntas. Lo pasé por alto, si quería teñirse era asunto suyo y yo debía respetar eso aunque me pareciera extraño ya que ella siempre decía que odiaba ponerse productos químicos en el cabello.

Una tarde lluviosa, salí del trabajo y me encontré con algo inesperado; Betty, mi esposa, y Frank, mi amigo, acurrucados en el sofá del salón. Francí el entrecejo observando la escena sin saber que hacer. Hasta donde sabía, Frank y Betty no se llevaban tan bien. Aclaré la garganta y hablé:

—¿Hola?

No quería actuar como una pareja celosa, confiaba en mi esposa. Ellos se levantaron rápidamente del sofá con cara de confusión total, como si no supieran qué hacían durmiendo abrazaditos en el sofá.

—Creo...creo que mejor me voy a mi cuarto.

Anunció Betty con voz ronca. Otra vez hice como si no vi nada. Pasaron varias semanas, varias actitudes raras, miradas extrañas, toqueteos incómodos, que aumentaron la sospecha que tenía de que mi esposa y mi amigo tenían un rollo.

Necesitaba tener mi mente tranquila, no quería creer que tuvieran algo. Pensé en preguntárselo a los dos, pero eso sería muy patético. Opté por averiguar como iba la relación de mi hermana y su querido esposo.

—Frank y yo estamos bien, todo marcha bien, como debe. ¿A qué viene la pregunta?

—Simple curiosidad.

Si mi hermana aseguraba que su relación marchaba sobre ruedas, sí o sí tenía que creer en su palabra.

Las cosas volvieron a la normalidad; Betty volvió a su color castaño habitual y dejó de comportarse nerviosamente cada vez que la tenía cerca.

Un viernes soleado, salí del trabajo muy emocionado, tenía una gran sorpresa para Betty. Cumplía 26 años, la compré el hermoso vestido azul del que tanto hablaba con mi hermana Sara y encargué una tarta de limón, su favorita, de su pastelería preferida.

Llegué a casa con la tarta a mano y mi hermana tenía la caja con el vestido, ella me ayudó desde el principio. Desgraciadamente la sorpresa me la llevé yo al ver a Betty y a Frank salir del baño principal juntos, tenían el cuerpo mojado envuelto en toallas blancas y sonrisas cómplices en el rostro.

Notaron nuestra presencia y sus expresiones cambiaron a unas más serias.

—Esto no es lo que parece.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2020 ⏰

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