Capítulo 2

22 5 1
                                    

  Una taza de chocolate caliente y otra de café son colocadas en la mesa. Nathaniel se encuentra sentado frente a mí, contando un chiste absurdo.

—Había una vez un gato con dieciséis vidas ¿Sabes que le pasó?

—¿Qué?. —le pregunto aburrida.

—Pasó un cuatro por cuatro y lo mató. —estalla en carcajadas que resuenan por toda la cafetería, veo a mi alrededor y noto que la gente nos ve. Chismosos.

—Oh Dios mío, que gracioso, muero de risa. Ja, ja, ja. —Mi buen humor había desaparecido desde lo sucedido en la práctica de tiro con arco.

—¿Por qué eres tan amargada?

Ignoro su pregunta y me concentró en saborear el exquisito chocolate frente a mí.

—Hay una cena hoy, papá me pidió que te dijera, obviamente. Al fin y al cabo eres su no hija favorita.—dice esto último con aire dramático, sabe perfectamente que  los Divoc me aman.

Legalmente eran mis padres, adoptivos, pero al fin y al cabo mis padres. Me habían visto crecer y convertirme en lo que soy ahora, me habían dado cada una de las cosas que necesitaba; les debo demasiado.

—¿Qué celebramos?.—pregunto.

—Según parece un par de sus amigos llegaron al pueblo, quieres celebrar su reencuentro con una aburrida cena.—Da un sorbo a su café.

Chasqueo la lengua.

—¿Los conozco?.

—No puedes sólo esperar a la noche y ver qué pasa ¿Verdad?, te gusta saber todo. —inquiere.

—Me gusta estar informada.—respondo sonriendo.

—¿Recuerdas el crucero por el caribe cuando teníamos doce?

—Sí.— un crucero bastante divertido, siempre nos alejábamos de sus padres para hacerles perder la paciencia. Fue la primera vez que salí de la isla con ellos. Ni siquiera se preocuparon por el orfanato, no necesitaban su permiso para llevarme con ellos por qué simplemente eran los dueños.

—Bueno. Estuvimos con una familia venezolana, los Rodríguez.

—¿Los niños que repetían la palabras coño y arrecho cada que podían?—Pregunté riendo al recordarlos, eran sumamente divertidos y su hijo mayor -David creo que se llamaba- era bonito. En aquél entonces tuve un pequeño crush con él.

—¡Exactamente!. Ellos vendrán.—Sonríe al decirlo.

—Me convenciste con eso. ¿Quién más?

—Un amigo de la infancia de papá, hace muchos años que no lo veo. Se fueron a Europa con la intención de que sus hijos conocieran y tuvieran buenas oportunidades; pero hasta donde tengo entendido, siguen en contacto. — Sonríe, tenía lo que podíamos definir como una sonrisa de modelo, es lo que pasa cuando usas ortodoncia por años.— ¿Quieres que vaya por ti? No puedes usar vestido y manejar una moto al mismo tiempo.

—A las seis será perfecto, Nathaniel.

—La cena es a las ocho con treinta minutos, Eli.— Replica tomando un sorbo de su café.

ReincarnatedWhere stories live. Discover now