Distorsión de la Realidad

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Él también quería saberlo, pensó que, en la Isla, el, Katara y toda su gente estarían protegidos, pero esa idea ahora parecía tan débil como el humo cuando ese hombre se infiltró con tanta facilidad.

—Deben ser los mismos que atacaron a Suki— supuso Sokka de inmediato —Nos deben estar vigilando—.

Eso último era lo que más le preocupaba a Aang. De ser cierto todas las suposiciones, no solo su vida peligraría, la de Katara también.

—Deben estar detrás de alguno de nosotros— Comentó el Monje, con frialdad.

—No saben con quien se están metiendo esos malditos— se incorporó de inmediato Toph a la conversación —Yo misma los hare suplicar, ya verán— terminó de decir, estrujando sus puños.

—¿Qué es lo que haremos entonces? — preguntó Katara con seriedad. Los cuatro se lo pensaron por un tiempo.

Hubo un silencio gélido antes de que Sokka hablara.

Esos rebeldes habían jugado con fuego cuando atacaron a Suki, ahora que arremetieron en su isla, definitivamente habían cruzado la línea.

—Esperarlos— Sokka se cruzó de brazos para razonar de mejor manera, tenía esa mirada de brillantez en el rostro —Estaremos esperando su siguiente ataque. No sabemos nada de ellos, tampoco sabemos lo que planean. Lo mejor será esperarlos y emboscarlos aquí. Los sorprenderemos en el acto—.

—¿Esperarlos? — Katara se puso de pies para dudar de lo que la jefa de policía decía —Podrían ser ellos los que nos sorprendan a nosotros— replico de inmediato.

—No, no— Toph intervino con una duda aun en su mente. —Eso podría ser una buena idea. Lo más probable es que ellos nos estén provocando, esperando a que contraataquemos. No hacer nada es algo que no esperan—.

—Somos nosotros cuatro, eso es suficiente. Tendremos a los Maestros Metal al tanto por si acaso.

Aang y Katara cruzaron miradas, el monje puso darse cuenta de que la Maestra Agua aún no se convencía de lo que Sokka sugería.

—Pensé que querías capturar a esos rufianes a toda costa— comentó Aang hacía el Concejal.

El Avatar no dudaba del plan de Sokka, siempre tenía algo reservado en su cabeza para sorprenderlos a todos.

—Prefiero verlos caer en su propio juego, burlarme de ellos en su cara y ver como suplican por el perdón.

—¿Qué opinas, Toph? — preguntó Aang para saber si ella estaba de acuerdo.

—Hagámoslo, pies ligeros— sentenció la Jefa de Policía.

Entonces paso su mirada a Katara que aún seguía indecisa

—¿Cariño...?—

—Yo...— la chica hizo una pausa para tragar saliva antes de responder —Yo no estoy segura de esto—.

El Avatar podía sentir algo en su voz, si su novia dudaba de eso, era porque algo en verdad le disgustaba.

—¿Que ocurre, Katara? —quiso saber el Monje.

—Me parece un poco arriesgado todo esto— La Maestra logró reponer su voz —Ellos te buscan a ti, Aang, estoy segura. No quiero que, por no tomar precauciones, tu o alguien de nosotros resulte herido—.

—Katara...— El Monje la tomó por el hombro mientras sostenía su mano, estaba preocupándose en exceso

—Estaremos bien, cariño. Ocupémonos por mantenernos serenos. Mientras estemos unidos, estaremos bien—.

Avatar • Amor VerdaderoWhere stories live. Discover now