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-Doyoung ¿Que sucederá si te descubren?

—Nunca pararía con mi emprendimiento y estilo de vida Haruto.

A Doyoung no se le había permito cambiar de salón. Odiaba ver a Yoon, y él amaba a todos y a cada uno en ese colegio, o eso pretendía para agradarle a la clientela.

—¿Y qué te hizo tú chica adorada?

—No sé que les hice años pasados para merecer este comportamiento de mierda.— Haruto le abrazó por un costado, muy debajo del pupitre, para que nadie viese las caricias que dejaba en su cintura. Algo natural entre los dos mejores amigos.

Haruto no se preocupaba por amoríos. Llegaría su momento y lo sabía, mientras tanto no era de la incumbencia de nadie, mucho menos de los mediocres de su curso.

—Solo es curiosidad.

—Me utilizaba, le gustaba mi dinero.

—Ah, eso todos lo sabíamos.—Haruto retomó su postura y la lectura que llevaba hace media hora, un libro de autoayuda.— Te lo advertí.

—Quiero intentarlo con un chico ahora.

Haruto simuló arcadas.

—Un hombre no es la solución para sanar tus traumas de abandono, si me lo preguntas.

—No conoces a Bang Yedam.

Dobby se había cruzado en la vida de Yedam un martes de misa. Los dos se habían escondido en los baños ubicados afuera de la capilla. Entraron al mismo cubículo, el de discapacitados, y charlaron por toda una hora.

—A Yedam no le gustam los chicos y lo sabes, debes respetarlo.

Doyoung asintió. Ignoró la recomendaciónque no le pidióa Haruto y , acomodó su cabeza sobre la mochila que reposaba en su pupitre. Todo lo que manifestaba, lo conseguía.

Jihoon y Hyunsuk lograron llegar a tiempo

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Jihoon y Hyunsuk lograron llegar a tiempo. Se posicionaron justo detrás de Yoshi y el nuevo compañero, Takata Mashiho, quien se presentó en acompañamiento estudiantil. Llevaban una conversación bastante fluida, el par estaba sorprendido de las nuevas habilidades para socializar del antiguo y ya instalado japonés Yoshinori, el que hablaba sin parar con el recién llegado. Park estaba tan sumergido en la amena charla que terminó por reír por un comentario cómico por parte de Takata.

—Que chismoso.— Dijo el dueño del chiste— Me agradas, bonita sonrisa.

A Park no le dio tiempo suficiente para procesar el cumplido, cuando la profesora de inglés entró haciendo un ruido irritante con sus altos pero antiguos tacones.

—Ojalá se le despegue cada tacón.—Jihoon se arrepintió de haber dicho tan severamente que uno de los chicos nuevos no se veía nada interesante, específicamente Mashiho. Era hilarante pero sin dejar ser tierno como una caricatura que no se perdería todos los días, callado cuando debía.

—Por dios Jisu baja? esconde tu cabeza un poco.—Yoshi seguía siendo igual. Un chico tímido cuando le convenía, pero no le tenía miedo a nada. Había rechazado la invitación de la pareja inadaptada en varias ocasiones de sentarse con ellos en el almuerzo, la razón; No podía estar con chicos que no se defendiesen o hiciesen algo al respecto, en cambio si les protegía cuando les atacaban sin motivos, se reunían fuera de clases y cruzaban una que otra palabra de pupitre a pupitre.

—Mashiho almuerza con nosotros—Hyunsuk le hablaba por atrás, con intención de haberlo asustado por sus repentinas palabras, pero el chico ni se inmutó.

—Bien, ¿Vienes igual Nori?

-¿Por qué no?

Jihoon y Hyunsuk no podía creer lo que escucharon.—¿Como dices que dijiste?—Estaban ofendidos. Tantos años de negarse andar con ellos por los pasillos, ahora por un chico nuevo  aceptaba todo lo que pedían.

—Con la condición de que Junkyu también lo haga.

—Olvídalo, como se nota que es un engreído.— Junkyu odiaba estar apenas tres pupitres más cerca del tablero, podía escuchar toda la conversación, odiaba que no disimulasen, como si hubiese un campo magnético y no pudiese escuchar.

—No lo es, hablamos el día que vine a presentar el examen, también ayer cuando nos mostraron todas las instalaciones.

—¿Y por qué no están juntos?

—Ah, es un traicionero.

—Hora del descanso

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—Hora del descanso.

Junghwan salía de su nueva aula con dirección a su antigua y la de siempre cafetería. Estaba feliz pues hoy por fin retomaría su no tan saludable dieta la cual su abuela odiaba. Por eso las vacaciones eran un infiero.

—Hey, Junghwan-ah.—Jeongwoo, el chico recién llegado a su clase, no dejaba de alucinar confianza con el. No le importaba en lo absoluto, no es como si tuviese muchos amigos en realidad.

—¿Si?

—Almorzaré contigo, traje pizza, está algo fría pero...

El chico tenía que ser un ángel, su alma gemela, nuevo mejor amigo.

—Acepto.

Caminaron juntos en silencio. Jeongwoo ocultaba su cabeza con un hodie marrón que escondía a la vista de los profesores sus auriculares. Junghwan pensaba en pizza.

—Mierda, no hay mesas libres, idiotas de último grado.

—¿Ese de ahí no es el traficante?—Doyoung hablaba con un chico que Junghwan nunca había reparado en su vida, junto a tres más que ya reconocía, uno hace Taekwondo con él y a los otros dos siempre les veía fuera de clases.

—Sí

—Deberíamos sentarnos con ellos, la mesa es grande.

—Los de nuestro curso no se juntan con los de último año, vayamos a las bancas del jardín...

Junghwan estaba siendo arrastrado por toda la cafetería en brazos de un chico desconocido que si no le hubiese brindado pizza habría reaccionado de otra manera antes que dejarse llevar, tenía la suficiente fuerza pero no quería ser grosero.

—Traficante, necesitamos asientos ¿Podemos?

Candy traffic [TREASURE] Where stories live. Discover now