[35]

164 23 1
                                    


—Soy un estúpido, soy un estúpido, soy un asco de amigo, no lo merezco, voy a estrangularlo.

Haruto se removía inquieto en el asiento en el asiento del copiloto, sin poder tragar toda la información, de lo que se había perdido por ser un total distraído.

—¿Por qué no me llamaron? Le hubiese dado una paliza.

—Eres un mocoso problemático, agradezco que no estuvieras ahí— Asahi conducía el auto con flojera, nunca tenía muchas ganas después de toda una jornada de mirar al tablero sin dar cuenta del tema.— Siempre estás a nada de ser suspendido, no puedes antes de una competencia tarado.

—A veces me pregunto por qué dejo que me lleves a casa.

—Los dos sabemos la respuesta.

Watanabe en contadas ocasiones había tratado de detener sus encuentros, que no eran más que besos y una que otra caricia comprometedora. Terminaban discutiendo por cosas banales, o jugando un rato en el estudio de Asahi, en otros momentos dormidos, Haruto en el abdomen marcado por el esfuerzo físico del mayor, y este enredando sus pálidas manos en el enredado cabello del menor, avergonzado cuando este le descubría detallando cada parte de su adormecido rostro.
El disgusto que provocaba Haruto en él era nuevo, era sofocante, fastidioso hasta el punto de hacer lo que sea que este le pidiese con solo recibir a cambio momentos como esos, a solas.

—Hoy mis padres no estarán en el apartamento hasta el anochecer, y mi hermana tiene clases de baloncesto, ¿Quieres almorzar algo?

Lo peor venía cuando el chico se comportaba de esa manera, cuando utilizaba sus encantos para convencerlo, todo pequeño gesto le provoca querer seguirlo a donde sea que fuese.
Y Asahi no era un chico fácil de manejar.

—Claro.

Pero Haruto le tomaba de la mano, y toda debilidad que no se esforzaba en ocultar, saltaba a luz.
Pero lo tenía más que claro, todo lo que hacían era por simple "diversión"
porque ya había sido advertido.
Aún cuando todo el mundo pensaba que él era quien jugaba con los sentimientos del menor.
Si alguien se enterase de sus verdaderas intenciones, nadie le creería.
Y la culpa tomaba impulso cuando Jaehyuk aparecía en sus sueños,
porque aunque quisiese corresponder a sus sentimientos, muy sin querer empezaba a tenerlos por alguien que le había dejado muy en claro sus intenciones.

Subieron al piso donde se encontraba el apartamento de Haruto, sin dejar de entrelazar sus dedos, después de entrar con dificultad a este por lo mismo.

—Iré a ducharme, puedes esperar en la habitación si quieres.

Asahi asintió al mismo tiempo que Haruto desaparecía por el único y oscuro pasillo. Entró a su habitación, pintada de todos pasteles, y un arcoiris en medio de todo este. Luego pediría explicaciones, porque claramente este no era l cuarto de su hermana. Tenía posters de diferentes grupos de kpop, sus favoritos, medallas por todos lados, y todo un mural de fotografías suyas, en su mayoría junto a Doyoung, algunas de Junghwan durmiendo junto a Yedam y Yoshi, otras de él junto a Jihoon y Hyunsuk, Mashiho tomando de las mejillas a Jaehyuk mientras Junkyu trataba de separarlos.
Solo había unas cuantas de él, pero en todas las que aparecía se encontraba solo, mirando a lo que parecía la nada, otras con el uniforme deportivo.
Repasó todas unas cuatro veces, sonriendo por algunas muy mal tomadas.

—¿Te han gustado?

—¿En qué momento lo haces?

—Con el celular, después las edito, y las imprimo en papel fotografía.— Haruto entraba a la habitación con solo una franela cubriendo su torso, y una toalla amarrada estrategicamente en sus caderas.— Puedes tomar una si quieres.

Asahi arrancó una pequeña imagen del antigua e infante Haruto, quien posaba con una gorra y algunas cadenas.

—¡Esa es la favorita de mamá!

—También es mi favorita, no es mi problema.

La guardó en su cartera, atesorandola.

—Me debes una imagen tuya, de bebé.

—¿En serio la quieres?

Haruto asintió con ganas, avergonzandose por su propia acción.

—Puede ser el remplazo para el espacio en la pared, ¿Te parece?

—Me parece.

Haruto entonces empezó una búsqueda en su closet para completar su vestimenta.

—Voltea, no quiero que mires más de lo debes.

—A sus ordenes.

Asahi dio una vuelta sobre la cama, dando las vistas que ofrecía la ventana del quinto nivel, escuchando como la ropa se deslizaba por el cuerpo del otro, riendo al sentir lo rápido que este lo hacía.

—Tranquilo, no estoy mirando.

Cuando no escuchó más de lo pasado, la tentación le imploro que lo hiciese, impaciente.
Pero unos delgados brazos rodearon sus hombros, haciéndole sentir completo de nuevo.
Asahi tendía a estar en una línea defensiva, pero los besos sonoros en sus mejillas que les proporcionaba el menor no le dejaban otra alternativa que regocijarse con ellos.
Ya no era simple distracción.
Entonces trato de enfrentarlo para así proporcionarle esos mismo besos, pero en sus carnosos labios, cosa que Haruto le negó rotundamente.

—Me gusta estar así.

Haruto no mintió cuando dijo que no sentía algo realmente profundo por el otro japonés.
Pero cada que pasaba más tiempo juntos a él entendía que gustar de alguien no era tan simple como eso, se necesita tiempo, para aceptar y arreglar un par de pendientes.
Entre más conocía al chico, más se interesaba, tan peligroso como ello.
Cada oportunidad que tenía para detener la relación que mantenían, era desperdiciada a conciencia.

—¿Irás a verme nadar?

—La natación es aburrida.

—Estúpido.


Era turno de Asahi para dejar un beso en la mejilla del otro, tomándolo desprevenido.


—Claro que iré... Aunque se aburrido.

—Gracias, ya sé que te doy pena.

—Tolero tus gustos de mierda, y te apoyo en ellos, ¿Es que eso no es amor?

—Muy considerado de tu parte.


Haruto gateo por la cama hasta el vació al lado de esta, bajando para retirarse de la colorida habitación.



—¡Ven! no quieres que se te enfríe la comida bonito.

Candy traffic [TREASURE] Where stories live. Discover now