💛 CAPITULO CUATRO 💛

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–¡Kyle! Aléjate de la ventana —Ordenó la señora Broflovsky, El Omega obediente suspiró, dandole un último vistazo a la negrura de la noche.

–Estoy segura de que regresará pronto, le aterra la oscuridad. De hecho, cuando era un niño, eso le hacía mojar sus pantalones. ¿Te acuerdas, Thomas? — La señora Laura tomó un trago de su taza de té, intentando por todos los medios aligerar el mal ambiente que había en el cuarto.

Kyle cerró los ojos y suspiró pesadamente, estaba muy preocupado, pedía que nada le pasara a el azabache, quería ir a buscarlo si no fuera por el hecho de que sus padres le tenían prohibido salir.

Tocaron la puerta y está se abrió, dejando ver al apuesto Alfa de nombre Trent con una sonrisa socarrona que hizo al Omega rodar los ojos.

–Joven Trent, espero que la habitación le agrade. — Habló Gerald, tomando su taza con la mano.

–Gracias, son excelentes anfitriones. — Habló el hombre, acercándose lentamente al grupo- Por eso me apena tanto ser el aportador de tan malas noticias. -Siguió, girandose para hacerle una seña al hombre de detrás, permitiéndole que entrara.

Era el hombre de las noticias.

–¿Podría repetir las últimas noticias de la noche? — Pidió el hombre.

–¡Atención, Atención! ¡Está noche se vió a Craig Tucker en el puente en brazos de un misterioso Omega! ¡El enigmático pálido y el joven Tucker desaparecieron en la noche! Reporte del clima, lluvias aísla... — Definitivamente no había un alma en ese cuarto que no estuviese terriblemente aturdida, de eso seguro.

–¡Ya basta! Eso es suficiente. — Espetó el hombre, señalando la puerta para que el servidor se retirase.

–¿En brazos de un Omega misterioso? ¡Craig no conoce a ningún Omega! — Habló la señora Tucker, exasperada.

–O eso le hizo creer. — Murmuró el hombre, dirigiéndose a la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Se giró, tomándola del picaporte, y observó a Kyle — Llámeme si puedo ayudarlos en otra cosa. — Añadió, cerrándola, dejándolos en incómodo silencio.

–¡Santo cielo, Gerald! ¡¿Qué haremos?! — Chilló Sheila, tapándose el rostro con ambas manos, al borde de un finjido ataque de nervios.

–¡Kenny! ¡Mi escopeta! — Gritó el hombre, levantándose bruscamente del sofá, apunto de matar a la pareja Tucker con sus propias manos si su arma no tenía balas.

–¡Thomas! ¡Haz algo! — Rogó la mujer, aferrándose a la manga de su Alfa.

–Seguramente sea un invento del hombre, ya sabe cómo es, necesitan algo para llamar la atención. — Explicó el señor Tucker, tomando la escopeta que traía el pobre mayordomo, evitando siquiera el propio dueño pusiese sus manos sobre ella.

–¡Sea como sea! Nos quedamos sin novio para la boda de mañana. — El señor Broflovsky se giró, respirando profundamente, tratando de mantenerse al margen — No quiero ni pensar en las repercusiones económicas que ésto traerá. — Susurró, tragando con fuerza.

–Esta es una terrible ofensa para nosotros. — Habló Sheila, tomando la escopeta de las manos de Tucker para colgarla sobre la chimenea.

–¡Permítanos buscarlo! Por favor, denos hasta el amanecer. — Rogó la Omega, encaminadose hacia la puerta.

Kyle, quien se había perdido en sus pensamientos. Pensando en dónde se podría encontrar a Craig, reaccionó, ojalá lo encuentren, dijo en su mente el pelirrojo.

–Bien, hasta entonces. — Acordó el señor Broflovsky,  señaló la puerta para que los invitados se largaran.




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–¡Craig! ¿Dónde estás, Craig? — Gritaba el novio, corriendo por los pasillos de aquella muerta ciudad.

–Yo creo que tú novio se ocultó porque está nervioso, Tweek. — Susurró alguien, detrás suyo, y se obligó a ahogar un un grito cuando su amigo apareció, a su lado sonriente.

–No es mi novio, Butters, es mi esposo. — Susurró Tweek, jugando con el anillo en su dedo — ¡Craig! ¡¿Dónde estás?!

Craig salió de detrás de una de las estatuas antes de salir corriendo, consiguiendo llamar la atención del otro chico.

–¡Ahí está! ¡Síguelo! — Gritó, señalandolo mientras tiraba del brazo del novio.

Tweek echó a correr tras él, siguiendo las indicaciones de las manos que se encontraban en exposición.

Craig por su parte, ya no sabía a dónde huir, quedando rodeado de un sin fin de ataúdes. Definitivamente estaba acabado. Oía los gritos de su "esposo" a metros suyo, a punto de encontrarlo.
Se metió en uno, fingiendo estar muerto, y la paz recorrió su cuerpo al oír al muerto gritar cada vez más lejos.

–¿De quién te escondes, Craig? — Un hombre salió de entre los ataúdes, con facciones que él apenas pudo reconocer.

–¿Craig? — El novio se giró, viéndole con una tímida sonrisa, y el chico inhaló profundamente antes de empujar al cadáver y salir corriendo hacia otra parte.

Era horrible, asqueroso, cadáveres sin cabeza, partidos a la mitad, no sabía a dónde huir, y cuando quiso darse cuenta ya se encontraba en un callejón sin salida, oyendo al novio muy, demasiado, cerca.

Trepó, haciendo un sobreesfuerzo rasgando sus ropas, para llegar a lo alto de aquel muro y seguir con su huída, más el horror lo tragó cuando se aferró a una mano y al levantar la mirada reconoció a su "esposo".

–Craig deberías usar las escaleras, te puedes lastimar. — Susurró el chico, ayudándole a subir.










Continuará ;3

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𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐃𝐀𝐕𝐄𝐑 𝐃𝐄𝐋 𝐍𝐎𝐕𝐈𝐎 ~ 𝑪𝒓𝒆𝒆𝒌 𝗦𝗢𝗨𝗧𝗛 𝗣𝗔𝗥𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora