—No vine a verte, si eso es lo que piensas —le aclaro—. La fotocopiadora no funciona, así que tuve que venir... —Me detengo porque estar dando explicaciones sobre esto es ridículo—. ¿Tú en serio piensas que vine para encontrarme contigo? ¿Que buscaba una excusa?

—No sé —me dice, esbozando una sonrisa como si acabara de descubrirme, aunque me doy cuenta de que sigue molesto y sólo es una forma de fingir no estar tan tenso—. Dímelo tú.

—No tiene sentido lo que estás diciendo, Nicholas, porque para verte entonces sólo tenía que esperar hasta esta tarde. Tenemos clases de ciencias.

Camila hace un sonido de exasperación al ser excluida de la conversación y ambos nos volteamos hacia ella cuando recoge sus cosas antes de marcharse, sin decir nada. Ahora definitivamente puedo decir que está enojada porque ni siquiera nos mira cuando camina entre nosotros para ir a donde creo que está la salida de la facultad.

Me quedo mirándola un buen rato, pensando en si debería seguirla para preguntarle si de verdad está bien o para disculparme... Aunque ¿por qué tendría que pedirle disculpas? No hice nada malo, e independiente de que a ella pueda gustarle tener este tipo de enfrentamientos con Nicholas, no iba a hacer la vista gorda cuando Camila tuvo que pedirle no una, sino dos veces que la dejara tranquila.

Yo tampoco digo nada cuando Nicholas se va en la dirección contraria, pero no me pasa desapercibido el hecho de que me envía una mirada desafiante cuando me deja ahí. Y dudo que me vea así porque sospeche que hubo algún acercamiento entre nosotras, sino porque con ese temperamento debe odiar cuando alguien lo detiene. Me pregunto cuántas veces habrán tenido que intervenir para que no llegaran a gritarse sin parar en público.

Me muerdo el labio inferior con algo de inquietud cuando me debato en hablarle a Camila o simplemente irme, y sostengo con fuerza mi mochila antes de caminar hacia la salida, buscándola. Ignoro que han pasado semanas desde la última vez que hablamos y que al contrario de mí, que estuve por escribirle más de dos veces, ella no mostró interés en seguir con nuestra... relación de amistad -o lo que sea- ni una sola vez.

Eso no importa ahora.

La alcanzo cuando está pasando las puertas, y tengo que controlar mis pasos para no verme tan desesperada cuando ambas estamos fuera y tomo su brazo para que no siga caminando. Camila, de nuevo, piensa que soy otra persona al voltearse porque parece que está por ladrarme que me vaya cuando se encuentra conmigo.

— ¡Soy yo! —Le aseguro, riéndome un poco—. Soy yo. —Repito cuando baja la guardia, aunque no pasa mucho antes de que vuelva a ponerla al girarse para estar frente a mí.

— ¿Qué quieres? —Me pregunta.

—Saber... —Me aclaro la garganta—. Saber si estás bien.

—Lo estoy. —Es lo único que me responde, y entonces me arrepiento un poco de haberla seguido porque ¿en qué estaba pensando? No debería preocuparme tanto...

Pero lo haces, me digo a mí misma. Te preocupas demasiado. Sacudo la cabeza.

— ¿Estás enojada conmigo? —Murmuro.

— ¿Por qué estaría enojada contigo, Lauren? —Rueda los ojos—. ¿Por lo que hiciste?

—Sí... Supongo. Por algo te lo estoy preguntando.

—Me defendiste, ¿no? Sólo una estúpida se enojaría por eso.

Si bien está aclarando que en parte lo agradece, o al menos así lo tomo, su forma de verme dice todo lo contrario, así que no pienso intentarlo más. Asiento con la cabeza.

—Está bien —le digo—. Cuídate, entonces. —Menciono antes de pasar por su lado para volver con mis amigas antes de nuestra siguiente clase de ciencias. Clase que tengo con Nicholas. Perfecto.

más de ti [camren]Where stories live. Discover now