Capítulo 19: En la cama

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Luego de una extensa y complicada investigación, con eso me refiero a las últimas horas, me he dado cuenta de varias cosas:

*Natalia es una perra.

*Algo muy serio le pasa a mi Mate.

*Natalia es una perra.

*Christopher es la persona que tiene todas las respuestas a mis preguntas.

*Natalia es una perra.

*No solo le pasa algo a mi Mate, su madre y al parecer a Marcos también.

*Natalia es una perra.

Creo que tendré que investigar fuera de la casa de Ángel, supongo que puedo dar una vuelta por la manada.

¿Ya dije que Natalia es una perra?

Entones ¿Cómo hacemos para salir de aquí e investigar? —pregunta mi loba.

—No será muy complicado, Ángel puede estar medio bipolar, pero no nos retendrá aquí —Le conteste mentalmente.

—¿Qué tal si nos vamos antes de que despierte? —Sugiere, gire sobre mi cuerpo para darle la cara a Ángel.

Luego de que viniera en la noche al dejar a Marcos y a la perra digo, a Natalia, se acostó en la cama y yo, que ya estaba ahí, fingí estar dormida. En toda la noche a penas me toco y eso hizo que mi loba odiara más a Natalia, según ella la tal Natalia tiene algo que ver con el extraño comportamiento de Ángel y yo, pues... estoy de acuerdo con ella.

Me levante de la cama con cuidado de no hacer ruido y con ayuda de las habilidades de mi loba lo logre. Me dirigí al baño y luego de hacerme un aseo improvisado. Con eso me refiero a revisar si me huelen las axilas y al no ser así, me enjagüe la boca y salí del baño que estaba en la antigua habitación de Ángel.

—¿Layla? —La voz adormilada de mi Mate hace que me detenga antes de tomar la manija de la puerta.

—Hey, hola ¿Qué tal dormiste? —Saludo con fingida dulzura, hubiera querido que se quedara dormido, pero al parecer a mi loba le gusto escuchar su ronca voz de recién despertado, ya que suspiro cuando él hablo.

—¿Por qué no estás conmigo, en la cama? —Obvie su obviación a mi pregunta y me acerque a hasta sentarme en la cama mientras formulaba una cuartada.

—Me levante, estoy buscando un teléfono o una computadora —explico mintiendo descaradamente y anulando por completo el temblor en mi voz, producido por mentirle a mi destinado.

—¿Para qué? —Vuelve a preguntar, está vez su voz es más suave volviendo a su estado original, a la vez que me abrazaba la cintura aprovechando que aún estaba en la cama.

—Olvide avisarle a mi jefe que no me presentaría por unos días —Le sonreí mientras acariciaba su negro cabello, haciendo que mi mentira sea más real.

—Sí que eres buena —Me alaga mi loba, mi sonrisa solo se ensancho.

—Puedes usar mi computadora, si quieres —Ofreció tentadoramente y yo sopese la idea, tal vez podría conseguir alguna información de la manada, pero no podía decirle que sí de inmediato, me vería como una desesperada.

—No lo sé amor, no quiero entrometerme —Comenté disminuyendo la velocidad en que le acariciaba hasta casi nula para que lograra el efecto que quería.

—¿Cómo me llamaste? —pregunta un poco aturdido y yo oculte mi sonrisa de victoria detrás de una pequeña y tímida.

—Lo siento... lo hice inconscientemente —Me disculpo con vergüenza fingida, o sea ¿En serio creen que le dije «amor» inconscientemente?

Mi ladrona (Versión Antigua)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora