Capítulo 5

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Kishimoto-sensei.

Historia de Sherryl Woods esta es una adaptación de "La Gran Sorpresa"

¡A disfrutar de la lectura!

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Temari había preparado diez docenas de bandejas de galletas desde el amanecer. Sólo se le habían quemado las tres primeras docenas antes de pillarle el punto al viejo horno del pequeño apartamento amueblado que había alquilado para vivir hasta que naciese el bebé. El apartamento en sí no estaba mal. Tenía unas enormes ventanas que daban al río, cortinas de colores vivos y muchos muebles. Los electrodomésticos, no obstante, eran otro tema. El horno estaba convirtiendo sus vacaciones en una aventura.

Se había tomado una licencia de su curso para no tener que discutir con el consejo escolar acerca de su capacidad para enseñar. Tenía el dinero suficiente para cubrir los gastos, incluido el alquiler de aquel apartamento, que estaba en una ciudad lo suficientemente lejos de la suya como para proteger su reputación. Tal vez fuese una locura, pero quería que su hijo llegase al mundo sin tener que sufrir las especulaciones acerca de quién era su padre.

Había considerado la opción de quedarse en su casa y soportar las habladurías, pero al final había llegado a la conclusión de que tanto el bebé como ella estarían mejor si no volvían allí hasta la primavera. Tal vez sólo estuviese posponiendo algo inevitable, pero sentía que sería capaz de enfrentarse mejor a las preguntas cuando hubiese pasado el parto y tuviese a su bebé con ella.

Su decisión había sido irónica, ya que, al final, había hecho justo lo que se había negado a hacer por Shikamaru: marcharse de su ciudad.

Pero no iba a ser para siempre, como habría sido si se hubiese casado con Shikamaru. Y todavía estaba lo suficientemente cerca para comer al menos cada quince días con sus amigas. Quedaban en un restaurante a medio camino entre las dos ciudades, la ponían al corriente de lo que hubiese ocurrido y le llevaban lo que necesitase de su casa. Habían planeado verse de nuevo el sábado siguiente y Temari pretendía regalarles unos tradicionales paquetes de galletas, ya que era probable que fuese la última vez que las viese antes de las vacaciones.

El apartamento olía a canela, azúcar y jengibre y el Jazz sonaban a todo volumen. De hecho, tenía la música tan alta que casi no se dio cuenta de que estaban llamando a la puerta. La bajó y prestó atención para estar segura.

- ¿Quién será...? - murmuró, limpiándose las manos en un trozo de papel de cocina y sacando la última tanda de galletas del horno antes de ir a abrir la puerta.

Debía de ser un vecino que quería quejarse del volumen de la música, o su casero, que iba a pedirle unas galletas. Aquel hombre tenía un apetito insaciable de dulces y una mujer que siempre estaba a régimen.

Con las mejillas sonrojadas por el calor del horno y probablemente manchada de harina, debía de estar hecha un cuadro, pero dado que estaban golpeando la puerta con impaciencia, no se detuvo a arreglarse lo más mínimo.

- Ya voy, ya voy - murmuró al tiempo que abría la puerta. Se quedó de piedra - ¿Shikamaru? ¿Cómo has podido encontrarme?

Él sacudió la cabeza sin dejar de mirarla.

- Eso da igual.

Temari suponía que tenía razón. Lo importante era que estaba allí. Y Temari no sabía cuál de los dos estaba más sorprendido. Él bajó la mirada de su rostro a su redondeado vientre en un segundo y palideció.

- Estás... estás...

- Estoy embarazada - dijo ella, ayudándolo a terminar la frase. Fijó la mirada en él. Parecía muy afectado - No vas a desmayarte, ¿Verdad?

La gran problemática sorpresaWhere stories live. Discover now