10.- El fina feliz, claro

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Draco pasó la noche en vela en una silla cerca de la cama de Ron, concentrado en la respiración tranquila del durmiente, iba levantándose a intervalos, bien para tocarle y sentirle, bien para mirar por la ventana. Cuando ya amanecía se acercó a la cama, le puso una mano en el pecho para sentir su respiración y sintió su calidez con más fuerza que nunca, como si estuviese lleno de vida. Dejó la mano en el pecho como para asegurarse que esa sensación de calidez era real, preguntándose si eso sería una buena o mala señal. Acarició levemente el pecho y la mejilla de Ron antes de separarse nuevamente. Se dirigió a la ventana una vez más pensando por enésima vez en la noche si la vida no le estaría castigando por sus errores y le había llevado la desgracia a Ron. Llegó a pensar si lo mejor para el pelirrojo no sería separarse de él.

Después un largo rato, notó un movimiento por el rabillo del ojo y al girarse vio a Ron despierto observándole con una mirada extrañada.

- Ron... - El nombre del pelirrojo salió casi como un suspiro de los labios de Draco.

Ron ladeó levemente la cabeza, en un típico gesto de cuando intentas comprender algo. Mientras Ron permanecía en silencio con expresión de extrañeza, Draco iba poniéndose más y más nervioso, quería hablar, preguntarle, pero no era capaz de articular palabra. Finalmente el silencio se vio roto por una pregunta:

- ¿Qué se supone que está pasando aquí, Malfoy?

Draco tragó saliva y cerró los ojos con fuerza intentando calmarse, asumiendo que sus temores de volver al punto de partida se habían hecho realidad.

- Me estás preocupando, mi amor. ¿Qué pasa? ¿Por qué estoy en una cama de San Mungo?

Draco sintió que se le paraba el corazón al escuchar dos palabras mi amor.

- ¿Ron? Dime que es lo último que recuerdas.

- ¿Cómo? Draco Lucius Malfoy-Weasley, dime que está pasando. ¡Ahora mismo!

- Cariño, ¿De verdad eres tú?

- Dragoncito, me estás asust...

Ron se vio interrumpido por un Draco que se abalanzó a su cama para abrazarle llorando. Un Ron muy extrañado no hacía más que susurrar "pero cariño ¿Qué pasa?" "Tranquilo cariño, no llores" mientras Draco era incapaz de dejar de llorar abrazado a él fuertemente. Cuando Draco consiguió calmarse, deshizo el abrazo brevemente para secarse las lágrimas y mirar a Ron el cual no podía parecer más asustado.

- Te quiero. Te he echado tanto de menos, Ron.

- Pero si solo he estado fuera un día... ¡Oh noo! ¡Me he perdido la cena! ¡Lo siento, debía cocinar para ti! Te resarciré en cuanto salgamos de aquí, te lo prometo, rubio.

- Ron, tengo que ir a avisar de que ya has despertado, pero vuelvo de inmediato y te lo explicaré todo. - Le dio un largo beso en los labios antes de decirle "Te quiero" y salir de la habitación. Cuando volvió a entrar lo hizo acompañado de un séquito de médicos y enfermeras y enfermeros.

- Buenos días, Señor Weasley - dijo el médico que le había tratado desde el primer día.

- Es Malfoy-Weasley, doctor - Contestó Draco - Ya habíamos hablado de ello.

Ron rodó los ojos.

- Disculpe a mi marido doctor, es el único que aún no se ha resignado a que nadie recuerde que ahora nuestro apellido es compuesto.

Fue el turno de Draco de rodar los ojos.

- ¡Calla! Es la primera vez que lo digo en estos seis meses. He tenido cosas más importantes en las que centrarme, Ronald.

Recuerdos Perdidos Where stories live. Discover now