Capítulo 20

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Una vez conseguimos el hielo le pedí de alegarnos de la gente, sentía como todo el mundo me miraba y hablaba a susurros por la pelea, que se había extendido hasta los comerciantes de las tiendas. Una vez delante del coche Estrella me abrió la puerta y me senté, apoyé la cabeza en el respaldo y cerré los ojos, el hielo estaba muy frío y ya tenía la mitad de la cara congelada. Estrella se quedó recostada en la puerta del coche de al lado mirándome.

- ¿Cómo ha pasado la pelea? -preguntó-.

No se la veía enfadada, solamente preocupada por saber qué había pasado. Parecía que el alcohol se había evaporizado tanto de mi cuerpo como del suyo, porque estábamos más serenas que nunca. 

- Iba andando hacía el bar y Dani me ha retenido, al principio estábamos riendo pero luego ha empezado a ponerse muy pesado, queriendo bailar, me ha besado. Lo he apartado de mi y le he chillado, luego ha vuelto a cogerme el brazo con fuerza y a vuelto ha besarme, le he pegado una bofetada y ha sido cuando Álvaro ha aparecido y la cosa se ha descontrolado -expliqué-.

- ¡Ese tío es un hijo de puta! -chilló mientras daba vueltas de un lado para otro- lo siento mucho Sofía-.

Se acercó a mi y me abrazó. Nunca habría pensando que terminase así esa noche, habíamos visto muchas peleas durante los años que habíamos empezado a ir, y nunca imaginamos que un día nos tocaría vivirlo en nuestras propias carnes. Asentí con la cabeza, me cogió la mano del hielo y me la apartó, al fijarse en mi rostro una mueca no muy agradable apareció en su rostro.

- Ya se te empieza a ver el golpe, y no va a ser de los pequeños -explicó- ¿Cómo lo explicarás en casa?-.

Gemí al recordarlo. Tendía que decir la verdad, nunca en la vida había vuelto a casa después de una fiesta con daños en el cuerpo.

- No podré mentir, son médicos, lo verán aunque me ponga un bote de maquillaje -dije mirándola-.

Antes de que pudiese decirme algo escuché cómo chillaban mi nombre. Con ayuda de Estrella salí del coche hasta ponerme en frente del capó. Un cuerpo colisionó con el mío haciendo que el hielo impactase en mi pómulo dolorido. Gemí de dolor. Cuando me di cuenta de quién me tenía cogida tensé el cuerpo, su aroma me envolvió como una manta y sentí paz durante unos instantes. Quería quedarme así el más tiempo posible, porque luego ese momento desaparecería cuando me mirase y me dijese algún comentario impertinente.  Noté cómo sus manos dejaban mi espalda y recorrían mis brazos para llegar hasta mi mandíbula y moverla hacia arriba, encontrándome con esa mirada, pero me sorprendió ver que no había enfado ni furia, solamente preocupación y miedo.

- Dime que estás bien -dijo sin dejar de mirarme-.

- Estoy bien -respondí mientras asentía con la cabeza- solo un poco mareada-.

Pasó su pulgar por mi pómulo, tan suave que si no tuviese los ojos abiertos nunca lo diría. Cerré los ojos con su contacto y una lagrima se me escapó. Se acercó a mi, le envolví los brazos al rededor de su cintura y el besó mi frente. 

- Lo siento mucho -dije con un hilo de voz y sin apartarme de él ni un centímetro- tendría que haberte escuchado, fui una idiota al pensar lo contrario-.

- Sí, lo fuiste -dijo serio- pero me alegro que te hayas dado cuenta antes de que la cosa fuese a más-.

Decidí mirarlo, se notaba perfectamente que se había peleado con alguien. Su labio inferior tenía un corte muy feo con sangre secándose y un pequeño moratón en la mandíbula. Como había supuesto, Dani se llevó la peor parte de esa pelea, y es que había sido una idiotez pensar que podrías ganar contra un tío más grande que tú. 

No me rompas de nuevoWhere stories live. Discover now