Los ojos de Nishinoya se hicieron más grandes y su rostro era un poema—¡¿De verdad?!—la chica asintió segura y con una sonrisa—¡Que alivio, Hoshi-chan!—como pudo, él se colgó de sus hombros— ¿Quién es?¡Cuentame!

—te lo diré cuando volvamos, estoy con Kenma ahora—echó un vistazo a donde se suponía estaba el rubio teñido, y ahí estaba sentado y levantó una mano para saludarlos, de alguna forma le hizo recordar a un gato. Volvió a mirar a Noya que le había devuelto el saludo al chico— ¿Nos sentaremos juntos, verdad?

Luego de una pequeña despedida, se dirigió con Kenma que lo esperaba con su consola en la mano. Lo que no se dio cuenta es que había alguien que escuchó toda su conversación.

(...)

Ese día no fue a jugar con los otros chicos debido a que cenó más de lo esperado por no haberlo hecho días anteriores como correspondía. Ellos entendieron y simplemente la dejaron allí.

Ahora se encontraba sobando su estómago de lo llena que estaba. Comenzó a caminar para que le pasase el dolor e internamente se maldecía por no haberle hecho caso a Suga cuando le dijo que no coma tanto de golpe.

Su caminata se interrumpió por una mano en su hombro. Giro para ver de quien se trataba y le dio una sonrisa.

—Hola, Tadashi—lo saludo y enarcó una ceja al verlo agitado, supuso que corrió para hablarle — ¿Qué ocurre?

—Hoshi—le devolvió la sonrisa— verás, el otro día hablé con Tsukki porque sabía que estaba raro.

—¿Y qué pasó?

—Creo que reflexionó un poco o algo así. Está mejor que antes- asintió con una sonrisa para comenzar a caminar a la habitación otra vez. Pero al pasar al lado de Yamaguchi éste la tomó del hombro confundiendola— También creo que sería mejor si hablases con él.

Arrugó su entrecejo ante el pedido— Pero tú ya le hablaste, eres su amigo de siempre, a mí me conoce de meses.—se rascó la nuca nerviosa.

—Es diferente contigo, Hoshi.

(...)

Tal y como le dijo Yamaguchi, fue en busca de Tsukishima. Para su suerte, lo encontró sentado en la oscuridad de la noche en el mismo lugar en el que estaba con Kenma esa tarde.

Llenó sus pulmones del fresco aire con los aromas del verano, y los soltó comenzando a caminar hasta la mitad de la colina. Sin decir nada, se sentó al lado del chico mirando al pasto, mientras arrancaba unos largos.

No sabía si la miró, si la notó o si le interesaba que estuviese allí. Y como no tenía nada preparado, habló con lo primero que se le ocurrió.

—Oye, ¿Por qué no te esfuerzas?

Así es como no se comienza una conversación de un tema serio.

Echó un vistazo al rubio que solo miraba a la luna. Esperó expectante una respuesta, aunque sea corta. Pero ésta nunca llegó.

Suspiró derrotada y volvió a preguntar — Si es solo un club, ¿Por qué me pediste ayuda?—el chico formuló algo que no entendió porque nunca la miró—¿Puedes hacer lenguaje de señas? O por lo menos mirarme, Tsukishima.

—Primero, no me digas Tsukishima. Suena muy serio viniendo de tí.—un pequeño sonrojo se formó bajo las gafas del chico, que apenas era visible.

—¿Cómo quieres que te diga?—preguntó inocentemente. Él volvió a decir algo que no pudo entender y su paciencia de medio agotó—¿Lo repites?, si miras a otra parte no te entiendo un carajo.

El chico se dio por vencido y la miró directamente— Que me digas Tsukki está bien.

—¿Pero no odiabas que alguien que no sea Yamaguchi te dijera Tsukki?—recordó como el rubio al ser llamado de esa forma por Kuroo, casi le tira un balón por el rostro.

—Solo... llamame así. Segundo, te pedí ayuda...—pasaron unos segundos luego de la última palabra de Tsukishima. Creyó por la expresión que tenía que quizás había dicho la razón pero no le prestó atención.

—Prestame atención, Tsukki.—remarcó el apodo y dirigió su vista a las estrellas—Puedes ser todo lo frío y serio en la cancha, pero yo noto las ganas que tienes de jugar. Cuando saltas para bloquear sientes las alas que tienes, ¿Cierto?—echó un vistazo al rubio que se encontraba mirando a la luna, hizo una mueca y le pegó en la cabeza.

Quejándose, le dió una mirada enojada—¡¿Por qué fue eso?!

—¡Te dije que me prestarás atención!, ahora no tengo inspiración.

—¡Te presté atención!, solo... no quería mirarte.

Vio un sonrojo más marcado en las mejillas del chico y sonrió malévolamente— Oe, Tsukki, ¿Acaso te sonrojas al verme?

—N-no es eso, i-idiota—tal y como hizo Nishinoya en la mañana éste tartamudeó— E-es el clima.

—Hacen como treinta grad...

—¡Soy sensible al calor!

Se rió un poco del comportamiento que tenía, regalándole una sonrisa que encantó al joven, pero claramente no lo diría—El caso es, Tsukki-se rascó la nuca buscando exactamente que decir—, creo que esforzarte y emocinarte por anotar no es nada malo. Al fin y al cabo para algo estas en un equipo-ambos se estaban mirando—, la fuerza que tienen todos juntos es algo inexplicable, y no me lo puedes negar.

—Si tanto te gusta el voleibol y eres de la familia Ukai, ¿Qué haces aquí?

A veces olvidaba que estaba hablando con el rubio con gafas, cerró los ojos pensando cuales serían las palabras correctas para comenzar, sin más, volvió a mirar la luna y las estrellas en el cielo—¿De verdad estás interesado?—aunque no supo que le contestó, que él no se hubiese levantado e ido era suficiente respuesta. Suspiró jugando con sus manos en símbolo de nerviosismo—Bien, te contaré porque no puedo escucharte.

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora