—Te quiero más que a nada en este mundo —susurró en mi oído.

—Te quiero, mamá.

Al separarse noté dolor en sus ojos y una desesperación inexplicable. ¿Acaso sabía lo que iba a suceder? ¿Estaba consciente de que no me volvería a ver? ¿Estaba despidiéndose de mí para siempre?

Su cálida mano acarició mi rostro y me sonrió con delicadeza.

—Suerte.

Mi padre nos miró extrañados, pero no dijo nada. Se acercó a mí y se despidió con un tierno abrazo. No le agradaba la idea de dejarme sola, o eso creía.

—Bien, ¿Necesitas que te lleve? Así podré ver a Nessie un rato.

—No, no —negué rápidamente—. Bella pasará a buscarme. Ustedes prepárense para el viaje.


—Tú debes ser la famosa Millicent cuya vida ha sido sentenciada.

Un vampiro de cabello largo, con ojos de color rubí profundos, me habló con una sonrisa ladeada.

—Y tú debes ser...

—Garret, un gusto.

Asentí y tomé la mano que me extendía. Su tacto era helado.

—Hola —me saludó otro muchacho que parecía bastante joven.

La palidez oliva a su piel pálida y su mirada extrañamente alegre me llamó la atención con facilidad.

—Me llamo Benjamín.

—Millicent.

Me regaló una preciosa sonrisa y se dio la vuelta para esperar a un muchacho que venía con troncos en sus brazos. Era Jacob.

De repente la luz de un fuego me cegó. No sabía de dónde provenía, pero cuando Benjamín dio un manotazo en el aire, todos los troncos se incendiaron con rapidez.

—No puede ser —murmuré asombrada—. ¡Es increíble!

—Gracias —respondió el vampiro—. Controlo los cuatro elementos.

—Fantástico.

Me lo quedé mirando impresionada. Sin duda creía que debía de ser uno de los dones más geniales en el mundo, pero no se lo hice saber. Seguro que estaba consciente de eso.

La figura de Bella saliendo de la carpa me hizo girarme. Me hizo una seña con la cabeza para que me acercara junto a ella y a Renesmee que intentaba dormir en la tienda.

Entré con tranquilidad y me senté en el suelo, junto a mi sobrina que tenía los ojos abiertos.

—Que lindo, ¿Y eso? —pregunté pasando mis dedos sobre el relicario que tenía Renesmee en sus manos.

—Me lo regaló mamá.

Renesmee me lo entregó y lo abrí. Dentro había una foto de Edward y Bella y una frase en francés: "Más que mi propia vida".

Observé a Bella apenada y se lo volví a entregar a mi sobrina.

—¿Todo bien, mami? —murmuró la niña.

—Te quiero —dijo Bella—, más que a nada en el mundo.

—Yo también te quiero, mamá —contestó ella, y apretó el guardapelo—. Siempre estaremos juntos.

—Sí, siempre estaremos juntos en nuestros corazones —le corrigió con un susurro tan bajo como un suspiro—, pero cuando hoy llegue el momento, tienes que dejarme.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐇𝐄𝐑³ | jacob blackWhere stories live. Discover now