Cheesy 101 〔 ＨＹＵＮＭＩＮ 〕[editando]

ESPECIAL 2º ANIVERSARIO ¡!

Lean la nota al final o lloro

• El primer encuentro •

- ¡Pero Innie! - exclamó el pelinegro con enfado - me dijiste que me prestarías a tu amigo para que me ayudara con el examen de inglés

- Oye no lo digas así, suena extraño. Aparte ya te dije que estará ocupado, no es mi problema que le hay surgido algo de último minuto.

- ¡Pero Innieeeeee! - seguía quejándose el mayor - mi vida depende de esta calificación, si no paso me muero, mi mamá me va a revivir y luego me va a matar - dijo casi gritando haciendo que toda la cafetería los observara -.

- Ya cállate por favor - pedía avergonzado el menor - todos nos están viendo.

- ¡Pero tú me lo prometiste!

Sacudió al menor mientras continuaba con sus quejas, al tomarlo desprevenido hizo que trastabillara y derramara su bebida al piso... o eso creyó hasta que escuchó un grito

- !¿ES ENSERIO?! En mi primer maldito día - gritan furioso - maldita suerte de mierda.

A este punto probablemente todo el colegio los observaba, algunos riendo y otros sintiendo pena por la situación.

- Y-yo l-lo siento mucho, y-yo no - el menor podía hablar correctamente por la vergüenza - ¡fue su culpa! - dijo señalando a su amigo - él me empujó.

- ¡Por supuesto que no! F-fue t-tu culpa.

- Me importa una mierda quien haya sido pero alguno de los dos tendrá que ayudarme y pagar por esto - dijo señalando su camisa completamente arruinada.

El pelirojo - cuyo rostro hacía juego con su cabellera rojiza debido al enojo - no podía creer que así comenzaba su primer día en un nuevo instituto, ¿es que acaso la vida lo odiaba?. Su cuerpo pegajoso por el batido, oloroso a fresas y leche y, lo peor de todo, una enorme mancha adornando su camisa nueva. Simplemente perfecto.

Un pelinegro alto se encontraba mirándolo al borde del llanto, su día no podía empeorar más.

- Y-yo enserio lo siento mucho - dijo mientras sorbía su nariz y unas pequeñas lágrimas bajaban por su rostro - te juro que no fue mi intención, yo solo n-no vi lo que hacía.

El pelirojo levantó la mirada dispuesto a enfrentarse al creador de aquella "obra de arte" sobre su vestimenta, o eso pretendía hasta que sus miradas chocaron.

Mejillas redondas y rojas cual cerezas haciendo juego con su cabello, ojos grandes, brillantes y expresivos que en ese momento denotaban molestia y confusión, unos lentes redondos que parecían cubrir todo el rostro por el tamaño, unos pequeños labios abiertos como una "o". Quedó hipnotizado por el pequeño desastre pelirojo que yacía frente a él.