—No conozco ninguna —murmura Camila, ladeando la cabeza—. Nunca he estado muy interesada en esas cosas, ni siquiera sabía que tuvieran nombres. ¿Por qué era su favorita?

—Porque una constelación se forma por muchas estrellas, ¿sabías eso? —Asiente con la cabeza—. Y bueno, dentro de las estrellas que conforman a Centauro está la Alfa Centauri.

— ¿Y eso qué es? —Frunce el ceño.

Obviamente iba a explicárselo pero le encanta interrumpirme. Me río.

—El sistema estelar más cercano al sol —le digo—. Está formado por más de una estrella, son tres si no me equivoco, pero antiguamente se creía que era sólo una con una gran importancia mitológica. —Le respondo, medio adormecida pero con una especie de energía que me incita a seguir despierta.

No sé si es porque aún estoy con la adrenalina de haberme tomado más de un mojito en el bar o porque no quiero que amanezca y dejar de estar con Camila. Puede que ambas.

— ¿Tres estrellas? —Aparta la mirada por un instante y parpadea—. Eso es mucho. ¿Qué tan brillante es? ¿Se puede ver sin un telescopio?

—Debería porque es muy brillante, la más de toda la constelación —le respondo—. A mi mamá le gustaba la del Centauro porque ella era de Sagitario, y aunque personalmente no creo en el horóscopo, sé que le interesaba averiguar cosas relacionadas a su signo. Durante su adolescencia, más que nada, mi papá dice que tuvo su época mística. —Vuelvo a reír.

—Yo tampoco creo en el horóscopo, con suerte sé mi signo. Kat es la que me obliga a leer esos mensajes sin sentido que salen en las páginas que sigue —me dice—. Aunque sigues sin decirme qué relación tiene su fascinación por el espacio con el nombre que iba a ponerte.

—Estaba poniéndote en contexto porque ¿sabías que el diamante más grande de los que se conoce hasta el momento está en el universo? —Le pregunto, y ella vuelve a negar con la cabeza.

— ¿Un diamante? —Enarca las cejas—. ¿Es uno real o sólo se ve como uno?

—Es real.

—Mentira.

—Te lo juro. Su ubicación no es exacta porque se encuentra viajando a la velocidad de la luz hacia la constelación Centauro, justamente su favorita, ¡y resulta que yo también soy Sagitario! —Elevo un poco mi voz para enfatizar la sorpresa—. ¿Lo puedes crees? Para mi mamá, eso fue como si el universo se hubiera unido a nuestro favor.

—Yo creo que fue coincidencia.

—No mates la magia, Camila. Al diamante lo llamaron Lucy por la canción ''Lucy in the Sky with Diamonds'' de los Beatles y mi mamá ya ni siquiera era tan fanática de las estrellas cuando descubrieron el diamante, pero como no era religiosa, sintió que era una forma que el universo tenía para decirle cómo debía llamarme.

Escucharme ahora sí le interesa más porque también se voltea, imitando mi posición hasta que estamos más cerca la una de la otra. Puedo sentir cómo sus piernas rozan suavemente las mías cuando se acomoda y cómo su respiración llega hasta mis labios si me acerco lo suficiente, pero a diferencia de otras veces, no hay nada de provocativo en cómo se mueve y tampoco hay segundas intenciones. Camila luce interesada de verdad en seguir escuchándome.

—Vaya, tu mamá tenía todo un plan para ti. Con tantas coincidencias hasta yo pensaría que es una orden del universo —me dice—. Tampoco es que crea que existen señales del más allá, pero habrías tenido una buena historia para contar sobre tu nombre, más de lo que puedes decir ahora, ¿o existe un diamante incluso más grande al que llamaron Lauren?

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora