Capítulo 1

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5 años después

–Joven Malfoy, requiero sus servicios

No importaba la cantidad de años que llevara bajo las órdenes del señor tenebroso, su voz siempre lograría ponerle a Draco la piel de gallina.

Tan rápido como le permitieron las piernas se puso de pie y caminó con paso solemne hasta estar frente a la imponente presencia de Voldemort, ya el problema no eran las facciones de su cara, a eso se terminaba uno por acostumbrar, eran los sus ojos, aquellos orbes rojos que te miraban fijamente como si pudiese entrar y salir de tu mente a gusto, era tu dueño y lo sabía, eras su esclavo y lo sentías. La espalda del joven se mantuvo recta ante su señor, sus manos unidad detrás de él, la barbilla levemente inclinada hacia abajo, lo suficiente para trasmitir respeto, no temor.

–¿Qué puedo hacer por usted mi lord?

–Hay una aldea a las afueras del Bosque Mothinberg que me perturba el sueño Draco, es un pueblucho lleno de sangre sucias que de alguna manera han logrado escapar estos 5 años a nuestra recolecta. Quedan pocos de sus habitantes, pero como comprenderá no puedo permitir que seres no dignos de magia anden a sus anchas por nuestro sagrado suelo. Prepare su equipo y extermínelos.

–Como ordene mi lord.

EL joven rubio salió del estudio donde Voldemort había establecido su despacho, a pesar del tiempo transcurrido nunca había salido de Malfoy Manor, convirtiéndose en dueño y señor de la casa, quedando los propietarios originales degradados a simples inquilinos sin voz ni voto, invitados en su propia casa.

La mansión estaba llena de mortífagos, iban y venían diariamente, luego del final de la guerra un notable incremento en sus filas llegó, algunos se unieron por devoción, otros por miedo, más de los segundos que de los primeros. Convertirte en mortífago te daba ciertas libertades y luego de la pesadilla en que se había convertido el mundo era la opción más viable si querías vivir en paz, al menos en una esporádica.

Sentados en la sala de estar se encontraba su equipo ya reunido, no por saber que tenían una misión, sino por la costumbre, a fin de cuentas, llevaban juntos desde primer año la mayoría, la menor de las Greengrass se les unió un año después. Ellos formaban un equipo de élite, temidos en cada lugar del mundo mágico, que ellos llegaran juntos significaba malas noticias para cualquier sangre sucia, incluso para algunos mestizos que no simpatizaban del todo con el nuevo señor del mundo mágico.

–Prepárense, en cinco minutos salimos

Cinco pares de ojos voltearon a verlo. La amistad que tenían había pasado por varias etapas, odio, miedo, admiración, devoción, verdadera hermandad y ahora respeto. Se levantaron de sus posiciones todos y con paso apresurado fueron a sus habitaciones. Poco tiempo después estaban listos, salieron en perfecta fila de la mansión, con Draco Malfoy a la cabeza y Theodore Nott en la retaguardia, llegando al punto donde la imposibilidad de aparición acababa.

–¿Qué tenemos que hacer? –preguntó Blaise Zabini acomodando su máscara.

–Liquidar una aldea de sangre sucias.

Los demás asintieron y pocos segundos después estaban apareciendo en las coordenadas dadas, Pansy Parkinson, Astoria y Daphne Greengrass, Blaise Zabini, Theodore Nott y Draco Malfoy, la joven generación que había suplantado a sus padres en las filas del señor oscuro y se habían convertido en sus más allegados aliados, luego de Bellatrix Lestrange.

Llegaron a un pueblo más bien destartalado. Las casas echas con madera delataban en su rústica y descuidada construcción las prisas con las que fueron erigidas, no eran más de diez, de inmediato supieron que estaban tratando con un pueblo nómada, solía haber muchos de estos, grupos de entre 20 y 30 personas formados en su mayoría por magos sangre sucia y muggles que huían de un lado a otro ganando el tiempo suficiente para salir del país, poco a poco fueron mermando, ya sea por haber logrado su cometido o por haberse topado con mortífagos.

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