—Es por eso que le puse llantas nuevas a la pickup —informó—. Las otras estaban gastadas —añadió.

—Genial. Gracias, papá —canturreé alegre, de seguro con la nariz bien roja por el frio que me estaba congelando la cara.

—Tal vez llegue tarde a cenar. Tengo que ir al condado de Mason —notificó, la atención de ambas bien puesta en él que avanzaba ya hasta su patrulla— a un guardia de seguridad lo mató un animal.

El hecho de recibir una noticia como aquella, me inquietó, y sabía que a Bella también porque las dos nos miramos de inmediato, la preocupación marcada en nuestras facciones.

¿Qué pasaría si le pasaba algo a papá? Me pregunté, atemorizada y con un montón de tristeza embargándome ante la sola idea de que ocurriera.

—¿Un animal? —Indagó mi hermana, su voz trémula. Al menos ella la tenía; yo sentía como si un ratón me hubiese comido la lengua.

—Aquí no es como en Phoenix, chicas. Tengo que ir a ayudar —afirmó.

Bueno, nosotras no estábamos acostumbradas; además, era papá, obviamente íbamos a preocuparnos.

—Cuídate, por favor —pedí, jugueteando con la correa de mi mochila.

—Lo haré. No tienen de que preocuparse —vociferó.

Los tres nos quedamos en silencio. Yo sabiendo que ellos no eran de muchas palabras, en cambio yo porque comenzaba a generar escenas nada bonitas en mi cabeza que me martillaron feo en la mente.

¡Me iba a volver loca si algo le pasaba a papá! ¡Acabábamos de volver! Y me arrepentiría y culparía mucho de no haber pasado más tiempo a su lado si las cosas salían mal.

—Gracias por las llantas —agregó Bella, cortando con la tensa escena aún cuando yo seguía maquinando tragedias en mi imaginación.

Nos despedimos, cortas palabras de por medio.

Con la diminuta nevada llegó la lluvia que surcó los cielos en la ciudad. Suspiré con pesadez en mi asiento, escuchando la voz de Taylor Swift cantando tranquilamente una de sus melodías country en la radio.

El llegar a la escuela resultó un alivio. Nos tomamos de las manos para mayor soporte y juntas corrimos por la acera hasta la entrada de la escuela. Nos humedécimos un poco el pelo y la ropa, pero al menos ya estábamos en el interior donde la calefacción y el movimiento nos generó calidez y confort.

Bella se encaminó a Biología en compañía de Eric, quien comenzó a explicarnos sobre el baile. Yo me despedí y avancé por el pasillo hasta Historia, donde me encontré con Tyler que divertido y coqueto como siempre me hizo plática.

Por supuesto, él retomó la charla sobre el baile y comenzó a contarme de las cosas de las que se había enterado por Yorkie y Weber, quienes estaban más metidos en ese asunto, sin embargo, cuando me preguntó si lo acompañaba, no tenía ni idea de qué decir o hacer.

—Y-yo... lo siento, Ty pero...

—¿January Swan? —El profesor me llamó, con un rostro cargado en seriedad que me hizo encogerme en mi asiento—; ¿hay algo que nos quieras decir?

—Es mi culpa, profesor —dijo el moreno a mi lado, con una radiante sonrisa. Por la forma en que me guiñó el ojo, temí lo peor—; le pregunté si quería acompañarme al baile y estaba por responderme, ¿puede darme oportunidad de dejarnos escuchar su respuesta?

Esto era idéntico a cuando un chico venía con un cartel de "¿quieres ser mi novia?"; igual de vergonzoso y además forzándome a decir que sí.

El maestro se me quedó mirando por unos instantes, como dudando; algo me dijo, que él estaba a punto de decir que sí, hasta que vio mi expresión de acongojo y pánico.

—Me temo que estamos en clase, señor Crowley. Si tiene algo que arreglar con la señorita Swan, le sugiero que sea en el tiempo del almuerzo —determinó.

Aunque aquello me dio algo de alivio, al mismo tiempo, no lo hizo. La escena ahora viviría por siempre y de seguro era cuestión de tiempo antes de que todo el mundo en la escuela se enterara.

Me sentía humillada y apenada. Ahora las miradas iban sobre nosotros, e incluso en más de una ocasión Tyler siseó para que le hiciera caso.

Fingí demencia, tratando de entender porqué está clase de líos me sucedían a mí.

Después de clase, huí como si mi vida dependiese de ello. Caminé veloz por el pasillo, pretendiendo escapar aun cuando toda la ropa que llevaba encima parecía complicarme la existencia.

Busqué a Bella, esperando hallar algo de soporte y quizá un consejo de su parte cuando la encontrara, pero, me detuve en seco cuando ví con quién estaba.

Algo creció dentro de mí; no me importaba si en ese instante charlaba bien con Bell's, el desgraciado paliducho con pelo de los ochenta iba a oírme.

Caminé veloz, pero el muchachito ese era tan alto, que sus piernas largas le ayudaron a escapar de mí. No sé que le habrá dicho Bel que lo hizo irse ¡y que bueno que lo hizo porque de mis puños no la iba a librar!

—¿Te hizo algo? ¿Te dijo algo que no te gustó? —Indagué rápido llegando a mi confundida hermana, que quedó más aturdida con mi pronta invasión.

—N-no, todo está bien con él —afirmó en voz baja, tranquila y con su timbre regularmente suave. Chasqueó los labios y parpadeó un par de veces, como buscando despabilar.

—Si todo está bien, ¿por qué actúas así? ¡Yo solita puedo y vas a ver que le puedo dar unos buenos golpes para que se le quite lo...!

—No es necesario —me detuvo, una minúscula sonrisa en sus labios cruzándose de forma juguetona y enternecida.

Le creí, a mi pesar lo hice, yéndome hasta la que sería mi siguiente clase.

Le creí, a mi pesar lo hice, yéndome hasta la que sería mi siguiente clase

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the 1 (Jasper Hale)Where stories live. Discover now