62 - Los Greco son extraños

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disfruten <3<3

Mi familia siempre había sido bastante excéntrica

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Mi familia siempre había sido bastante excéntrica. No tanto como los Damiani, quienes tenían manías extrañas y comportamientos un tanto escalofriantes de vez en cuando. Pero era innegable que las actitudes de los Greco tenían sus peculiaridades.

Sam lo comprendió cuando se sentó en la mesa de nuestro comedor y recibió la enérgica mirada de mi mamá y la pesada de mi padre.

Carraspeé un poco antes de tomar el tenedor entre mis dedos.

—Deberíamos comer —comenté incómoda.

Di el primer bocado y mis padres pronto hicieron lo mismo, Sam fue el último en llevar un trozo de carne a su boca.

La iluminación tenue le daba un aspecto dramático al rostro de mi padre, sus cuencas hundidas tampoco favorecían a que no se viera como un potencial asesino de una película de terror europea muda. Sólo necesitaba una sombra gigante proyectando  en la pared detrás suyo.

Espié la expresión de Samuel a través del rabillo de mis ojos. Sus hombros yacían tensos, como si alguien los tomara y ejerciera presión en ellos.

—¿Qué estudias? —preguntó mi madre con su dulce sonrisa repleta de cariño.

Papá lució interesado por el tema y clavó la mirada en mi novio.

Sam se puso nervioso.

—Aún estoy pensando qué hacer con mis estudios terciarios —soltó un tanto cohibido, apretando su tenedor.

—¿'Aún'? —recalcó mi padre, con el ceño arrugado. Sam asintió con su cabeza suavemente—. ¿Qué edad tienes?

El pelinegro me miró, como si estuviera inseguro de decirlo.

—Dieciocho.

La mandíbula de mi madre se cayó y la mano de mi padre fue a su frente.

—Hay una pervertida entre nosotros —masculló Adela apretando los dientes.

—¡Oye!, ¡no hay mucha diferencia! —refunfuñé señalándola con el tenedor.

—Podría ser tu hijo —respondió mi papá.

—Ser madre a los tres es algo perturbador, pa.

—¿Tienes veintiuno? —Mi madre estrechó las cejas.

Hice mi cabeza hacia atrás soltando un resoplido de fastidio.

—Casi veintidós —contestó el pelinegro, un tanto perdido en la conversación. Al menos eso delataba su cara—. Realmente no tenemos problemas por nuestras edades...

—Eres un niño —dijo mamá.

—Ya no.

Quería cavar un hoyo en medio de la cocina para escapar de esa conversación y dejar a Sam solo con mis padres. Vale, eso podría haber sido cruel. A lo mejor podría llevarlo conmigo.

Sollozo a medianoche [✔]Where stories live. Discover now