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No podía mentir diciendo que no estaba evitándolo.

Quizá esa sería su manera de sobrevivir, metiéndose bajo la piel de la gente y ganándose el cariño de todos para que lo cuidaran como a un pobre cachorrito abandonado. Eso me enfurecía, y para su poca fortuna, yo no era tan estúpido para caer por esa asquerosa artimaña.

Afortunadamente no había tenido que verlo desde la sesión de entrenamiento el día anterior. Podía notar que quería hablar conmigo, como si la conversación que apenas fuimos capaces de sostener hubiera sido una invitación a puertas abiertas para que el pequeño bastardo pudiera hablarme cuando se le viniera en gana.

Por supuesto que no.

Había despertado especialmente temprano ese día para tomar el desayuno con Lucas, él continuaba pensando constantemente como le haría para acostarse con alguien a la mitad del apocalipsis.

No regresé a la habitación hasta que fue lo suficientemente temprano como para que Niall estuviera despierto y fuera del cuarto.

Definitivamente fue un desconcierto entrar en las habitaciones comunes y encontrarme al chiquillo recostado sobre la litera que me pertenecía, con los brazos extendidos y haciendo burbujas de saliva con el mero movimiento de su mandíbula abriéndose y cerrándose.

—¿Qué mierda crees que haces? —le había preguntado, pude ver que no me había escuchado entrar pues en cuanto escuchó mi voz, su cuerpo respondió de inmediato y tan rápido como una bala, ya se había incorporado en el colchón.

—Estaba aburrido —me respondió.

—Pues busca algo que hacer, llorón privilegiado.

—Pero en verdad no puedo hacer nada...

—¡Ese no es mi problema! ¡Sal de mi cama maldito holgazán!

Así pues, se puso de pie con una rapidez impresionante, saliendo de la habitación trastabillando. Nunca lo había visto ir tan rápido.

Lo que hiciera el resto del día afortunadamente no sería ya mi problema.

Guardé mi navaja en el bolsillo de mi pantalón y aseguré mi arma en el cinturón de mi pantalón antes de ponerme en marcha, tomando la camioneta de Zayn no sin antes advertirle que estaría fuera un par de horas.

Esperaba regresar y que el lugar no estuviera vuelto un caos.

• • •

Lucas tenía un sistema extraño pero funcional para escabullirse por la ciudad que quizá a Harry nunca se le hubiera ocurrido.

Escondía siempre su vehículo en uno de los callejones y subía por las escaleras de incendio de los edificios, saltando entre los tejados hasta encontrar algún acceso para el lugar a donde deseaba ir.

Esta vez se trataba del centro comercial.

Podía ver a través del tragaluz en la terraza como los pasillos se encontraban colmados de criaturas lentas y sosas. Las tiendas, cerradas con lleva seguramente.

—Estoy viendo unas botas divinas desde aquí —dijo Lucas, señalando cautelosamente la tienda infantil.

En la vitrina había unas botas rosadas de Hello Kitty.

—Parece que estás rogando para que te arroje por el techo.

Lucas comenzó a reírse, pero cuando sus ojos aterrizaron sobre mi rostro serio, su sonrisa cayó de repente, percatándose de que no estaba bromando en lo más mínimo.

Nos aseguramos de que nada pudiera caerse ni provocar sonidos fuertes y terminamos deslizándonos por el ducto del aire acondicionado de una de las tiendas. Las puertas de cristal estaban cerradas y las criaturas no parecían tener interés alguno en querer entrar. Pasaban de largo por las vitrinas sin siquiera percatarse de que habían personas adentro.

letal; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora