Quería pensar en otra cosa. O hablar con alguien más. Todavía le resultaba difícil entablar una conversación informal con Jinpa, y una silla de montar de bisonte era un asiento grande y vacío para una persona. Estaba más acostumbrada a luchar por el espacio con al menos otras cuatro personas, empujándose los hombros, quejándose de que su aliento apestaba por comer demasiada comida picante.

Después de un tiempo sintió que Yingyong se balanceaba en otro giro, más recto esta vez. -Entonces... ¿Dónde está esa isla? -le preguntó a Jinpa mientras se balanceaba contra la barandilla. El mar era una sábana plana sin ningún lugar donde esconderse como masa de tierra.

Jinpa se inclinó hacia el círculo y examinó el agua. -Hmm. Todo lo que he leído decía que debería estar por aquí. No veo nada más que esa mancha oscura debajo de la superficie.

-Mira, si no podemos encontrarla, podemos irnos. No es importante-

KYOSHI.

Gritó cuando un rayo de dolor le atravesó el cráneo de una sien a la otra. La agarró por el cuello y le borró la vista. Sus manos se aflojaron y perdieron el agarre de la silla. Kyoshi cayó por el borde y se cayó del bisonte, con sus oídos llenos del sonido de su propio nombre.

Ella sintió dolor todo el camino hacia abajo. Un filo como dagas rebotó de un lado a otro de su cabeza. Encontró una salida en su columna vertebral donde podría saquear su cuerpo. Apenas era consciente de lo rápido y lejos que estaba cayendo en picada.

KYOSHI.

Un hombre con una voz profunda la llamó, sus palabras eran destrozadas por el viento que pasaba por sus oídos. No era Jinpa.

KYOSHI.

El impacto del agua salada fría cuando ella golpeó el océano fue un alivio de la agonía acalorada. Perdió su sentido de arriba y abajo. Sus extremidades flotaron ingrávidas. Cuando abrió los ojos, no sintió ningún dolor.

Del infinito azul, una figura flotó frente a ella, reflejando su flojedad en el agua, tan prisionera como ella. La forma era nebulosa, una pintura de tinta sumergida en un río, pero sabía a quién vestía la aparición. Las pieles de la Tribu Agua lo revelaban.

Avatar Kuruk.

-KYOSHI - NECESITA TU AYUDA PARA-

La voz del predecesor inmediato de Kyoshi en el ciclo Avatar era mucho más fuerte en el agua, su elemento nativo. Tronaba entre sus oídos.

-KYOSHI - TU DEBES - YO NO PUEDO - NO PUEDO-

Una mano atravesó el cuerpo de Kuruk, disolviéndolo en el líquido circundante como un jarabe fino. Agarró las solapas de Kyoshi y tiró de ella hacia la superficie. El agua salada, que no la había molestado hasta ahora, se le clavó en los ojos con fuerza. Olvidando que todavía estaba debajo de la superficie, jadeó en busca de aire y le salpicaron la garganta por sus problemas. Si el hechizo de Kuruk pudo haber evitado que se ahogara indefinidamente, ahora estaba roto.

Jinpa pateó hacia la ondulante luz del sol, sujetándola con fuerza con una mano. Al principio, Kyoshi intentó ayudarlo nadando hacia arriba ella misma. Le tomó un tiempo vergonzosamente largo debatirse así para recordar que era una Maestra Agua rodeada de agua. Una rápida elevación de sus brazos y una burbuja rodante la llevaron a ella y a Jinpa a la superficie.

Estallaron en el aire y vaciaron el contenido de sus pulmones. Kyoshi tosió y tosió hasta que pudo respirar una vez más. Yingyong flotó en el agua cerca, gruñendo de preocupación.

-¿¡Estás bien!? -Jinpa farfulló. -¿Estás herida?

-Estoy bien -dijo Kyoshi. El dolor de cabeza se había disipado en su mayoría en el océano. -Perdí el equilibrio y me caí.

La Sombra de Kyoshi [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now