Capítulo 4

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Sin duda alguna cada día al lado de Sofia sorprendía de alguna manera a Emma.  Ella era como un respiro de aire fresco en esa vida que con la rutina se había vuelto monótona sin siquiera ella darse cuenta.

La siguiente mañana al despertar Emma bajó a la cocina por una taza de café y pan tostado, como solía hacer todos los días.  Sin embargo esta vez se encontró a Sofia ocupada sirviendo el desayuno. En la mesa se encontraban tostadas francesas, huevos revueltos, tocino, y fruta fresca.

Emma: Buenos días ¿Y todo esto? (Preguntó sorprendida)

Sofia: ¡Ya despertaste, buenos días! Preparé este desayuno especialmente para ti (le dijo con una gran sonrisa iluminando su rostro) Te quería agradecer de alguna manera todo lo que as hecho por mi. Ven, siéntate.

Emma: Se ve todo delicioso.  Gracias, Sofi. Nunca habían hecho algo así por mi (dijo conmovida)

Sofia: Eso no te lo puedo creer. ¿Ni siquiera tu esposo? (Le sirvió café)

Emma: No, ni siquiera el, (sonrió cínicamente) digamos que no es un hombre muy detallista.

Sofia: Pues muy mal. Una mujer tan bella como tu se merece esto y mucho más.

Sofia al darse cuenta de lo que dijo se sonrojó y comenzó a jugar con un mechón suelto de su pelo. Emma sonrió, pues en estos días había notado que ella solía hacer eso cuando se sentía nerviosa, y se le quedó viendo pensativa.

Sofia: Bueno (aclaró su garganta, sentándose en la mesa enfrente de Emma) Pruébalo, a ver que te parece. 

Emma:  Hmm, que rico (dijo probando de la tostada francesa) Cocinas muy bien, eh.

Sofia: Me alegra que te guste.

Entre risas y platicas ellas comían relajadamente, cuando Sofia vio entrar al comedor a un hombre que supuso era el esposo. La sonrisa que tenía Emma se borró de su rostro y fue reemplazado por una expresión de disgusto cuando lo vio, ella estaba segura que Fernando no había llegado la noche anterior a dormir.

Fernando: Buenos días, tu as de ser la invitada de la que me habló Emma ayer.  Yo soy Fernando, su marido.

Sofia: Si, soy Sofia, mucho gusto ¿Nos quiere acompañar a desayunar?

Fernando: No, gracias.  Voy de salida a un desayuno de negocios.  ¿Y cuanto tiempo te piensas quedar?

Emma: El tiempo que ella quiera.  No seas grosero, Fernando.

Fernando: Solo era una pregunta, Emma.

Emma: ¿A que horas llegaste anoche? No te sentí llegar.

Sofia ante la tensión del momento decidió dejarlos solos para que hablaran.

Sofia: Con permiso, me voy a terminar de arreglar para el trabajo (saliendo rápidamente de ahí)

Fernando:  No llegué tan tarde, me quede en la habitación de huéspedes para no molestarte.

Emma: Aja.  Fernando, ya me canse de esto.  Es un cuento de nunca acabar.  Esta noche espero si llegues por que tenemos algo urgente que discutir.  Y ahora si me disculpas, me voy a bañar.

Emma salió del comedor sin saber que sentir.  Enojo, decepción, tristeza. Sus emociones eran un torbellino que la desestabilizaban. Después de tanto tiempo aguantando la indiferencia de Fernando al fin había tomado una decisión sobre su futuro.  Sin saber por que en vez de ir a su recamara se fue en busca de Sofia.

Emma: ¿Se puede? (tocando la puerta y asomándose)

Sofia: Si claro, pasa.

Sofia se encontraba sentada en su cama cepillando su largo pelo negro.  Señaló a Emma para que se sentara a su lado.

Sofia: ¿Todo bien? (preguntó mirándola atentamente)

Emma: No. Disculpa por lo que presenciaste en el comedor.  Que pena contigo.

Sofia:  No te preocupes.  Emma.. (la tomó de la mano) sabes que cuentas conmigo para cualquier cosa.  Puedes confiar en mi si necesitas hablar.

Emma suspiró, y observó sus manos unidas por unos momentos antes de hablar.

Emma: Sofi, yo no soy feliz.  (Se levantó y caminó a la ventana, viendo hacia el jardín, su mirada perdida) No lo eh sido por mucho tiempo. 

Sofia: Emma..

Emma:  A Fernando no le importo.  Desde hace años que se volvió frio hacia mi.  Intente de mil maneras que nuestro matrimonio funcionara, pero el sigue indiferente a mi.  Y yo ya llegue al límite.  Estoy segura de que me engaña. Pero eso ya no me importa. El amor que yo sentía hacia el se fue desgastando con el tiempo.  Esta noche le voy a pedir el divorcio.

Emma no pudo aguantar más y se soltó en llanto.  A Sofia se le partió el corazón verla así, se levantó y fue a su lado. 

Emma:  Me siento tan sola Sofi.  Mucho más ahora que mis hijos ya no viven aquí conmigo.

Sofia:  Emma, tu no estás sola.  Ya no.  Me tienes a mi.  Yo te voy a apoyar en todo. Tenemos poco de conocernos pero ya te tengo mucho cariño.  Te as convertido en alguien muy especial para mi.

Emma: ¿Lo dices enserio? (Mirándola a los ojos)

Sofia: Por su puesto Emma.  Y ya sequemos esas lagrimitas, no me gusta verte triste (se le acercó y con su pulgar le seco las lágrimas en sus mejillas)

Emma sonrió al fin, y abrazó fuertemente a Sofia, tomándola completamente por sorpresa.

Emma:  Gracias Sofi.  No sabes lo mucho que significa para mi oír eso.  Eres una gran amiga.  Tu también eres alguien muy especial para mi.

Emma separó de ella lentamente y Sofia solo la miraba sin saber que decir. En ese abrazo había sentido tantas cosas que no se podía explicar a ella misma.

Emma: Bueno, ya terminémonos de arreglar, que llegaremos tarde al trabajo.

Salió rápidamente de la recámara, y Sofia regresó a cepillarse el cabello despistadamente.

Sofia: Emma, te estás metiendo tan adentro en mi corazón que me da miedo. Sería imposible sacarte de el.

Sofia dejó caer el cepillo a su lado, su mano llendo a su pecho sobre su corazón y sin poder evitarlo lágrimas rodaron por sus mejillas.

𝓣𝓸𝓭𝓸 𝓜𝓲 𝓢𝓮𝓻Where stories live. Discover now