Capítulo 3

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Sofia: No, como crees Emma. No te quiero molestar a ti y a tu familia. Estaré bien en el hotel.

Emma: Sofi, dije que no acepto un no. Mis hijos ya no viven conmigo, los dos están estudiando en el extranjero y mi esposo casi nunca está en la casa. Así que la única que se va a molestar seré yo si no aceptas mi invitación.

Sofia: Ay, no se, Emma. Me da pena.

Emma: Nada de pena. Será mientras que encuentras tu departamento, y para que busques uno con calma,y sin prisa. ¿Que te parece? Además me harías compañía.

Emma la miraba fijamente, esperando su respuesta y Sofia sonrió. No se podía negar ante la mirada imponente de esos ojos verdes.

Sofia:  Está bien, tú ganas.  Me voy a tu casa.

Emma: ¡Eso! Sabía que terminarías aceptando.

Regresaron a la universidad y tuvieron un largo día preparándose para el inicio de classes.  Al salir fueron las dos por sus cosas al hotel donde se hospedaba Sofia, y de ahí a la casa de Emma.

Al llegar Sofia se quedó impresionada.  Era una casa bellísima y enorme.  Pero lo primero que notó al entrar, a parte de lo elegante que estaba amueblada, fue el gran silencio que se sentía, solo se escuchaban los tacones de Emma sobre el piso.

Sofia:  Tu casa es hermosa, Emma.  ¿Entonces  solo viven tu y tu esposo aquí?

Emma: Gracias. Si, solo nosotros dos. Vienen unas muchachas a hacer el aseo un par de días a la semana, pero no viven aquí. Ven, deja te muestro cuál será tu habitación.

Subieron las escaleras al segundo piso, y entraron a una recámara al final del pasillo.

Emma: ¿Que te parece?

Sofia: Es muy linda.  Gracias Emma por hacer todo esto por mi. Eres muy generosa.  Además de ser mi jefa siento que ya somos amigas.

Emma: No tienes nada que agradecer. Y me encantaría que seamos amigas. Me caíste muy bien desde que te conocí (le guiño el ojo).

Sofia: Ya no me recuerdes eso, que me muero de la pena (dijo riéndose)

Emma: Es que todavía no lo supero (se río también) Pero bueno, te dejo para que te instales y descanses un rato. Mi recámara es la de aquí al lado por si necesitas algo.

Sofia: Ok, gracias Emma.

Cuando se retiró Emma, Sofia se tiró en la cama, cubriendo su rostro con sus manos.

Sofia: Ay Sofia, en que te metiste (suspiró) No se que voy hacer. Esta mujer me esta volviendo loca.

Sofia acomodó su ropa en el closet, y después se metió al baño a darse una larga ducha.

En su recámara Emma se quitó de inmediato los tacones altos, y se puso ropa cómoda.  Unos leggings pegados, y una blusa suelta, con su pelo rubio en una cola alta.  Se acostó en su cama y sacó su celular marcándole a su esposo.

Fernando: [Hola Emma]

Emma: Hola Fernando. ¿A que hora llegas hoy? ¿Ya saliste de la oficina? Tengo algo que contarte.

Fernando: No se a que horas llegue. Tengo una cena con clientes más tarde, y ya sabes cómo son estas cosas, puede tomar tiempo ¿Que pasa?

Emma: Si, ya se como son (su voz exasperada) Dudo mucho que regreses esta noche, ya me se todas tus excusas. Y la verdad ya no me importa lo que hagas Fernando. Solo quería avistarte que tenemos una invitada en la casa que se quedará por un tiempo. Adiós.

Colgó la llamada sin esperar su respuesta y tiró el celular al lado con coraje.  Se volteo a su lado, abrazando una almohada, y no pudo contener el llanto.  Se sentía tan sola en ese momento.  Sus hijos viviendo sus vidas en otro país, y un marido que no mostraba ni el más mínimo interés en ella.

Emma: Ya estoy cansada, ya no más Fernando..

Después de tantos años de tratar de hacer su matrimonio funcionar, Emma ya había llegado a su límite. Cada vez se distanciaban más, y Fernando no hacia ni el menor intento por arreglar las cosas, siempre era ella la que se esforzaba. Se le hacía imposible que en algún momento llegaron a ser felices. Pero con el paso del tiempo todo cambió.

Su celular sonó, y secando sus lágrimas leyó el mensaje.

Sofia: Emma... me metí a darme un baño y no me di cuenta de que no había toallas... ¿me puedes traer una?

Emma: Ay, no puede ser (dijo riéndose)  Que voy hacer con esta niña.

Con las toallas en mano, tocó la puerta y entró a la recámara de Sofia.

Emma: Sofi, aquí están las toallas.

Sofia: Ah.. cierra tus ojos, ¿ok?

Emma: Ok, ya están cerrados (dijo tratando de no reírse)

Sofia salió del baño, y tomó las toallas de las manos de Emma, se dio la vuelta, y en eso Emma abrió los ojos, alcanzando a ver a Sofia desnuda de espaldas antes de que ella se terminara de cubrir con la toalla.

Emma giró rápidamente hacia la puerta, sintiéndose sonrojar.

Emma:  Eh, Sofi... estaré en la cocina preparando la cena, con permiso (salió rápidamente)

Después de vestirse y secarse el pelo Sofia bajo y encontró a Emma en la cocina cortando verduras para una ensalada.

Sofia: ¿Te puedo ayudar?

Emma: Si, claro (sonrió) puedes encargarte de la pasta, ya casi sale. 

Entre las dos terminaron de preparar la cena, y  mientras comían platicaban sobre el trabajo, sus vidas, intereses.  Fue una velada amena donde descubrieron lo bien que se llevaban y que tenían muchas cosas en común, como el amor por el arte.  Emma no podia dejar de mirar a Sofia.  Recordaba la imagen de su trasero desnudo y se sonrojaba.

Emma: Deja de pensar en eso, que te pasa, es una mujer (pensó)

Pero aunque tratara de evitarlo desde ese día Emma empezaría a ver a Sofia con diferentes ojos.  Por que el amor, aunque uno se resista, a veces llega a nuestras vidas de la manera más inesperada.

𝓣𝓸𝓭𝓸 𝓜𝓲 𝓢𝓮𝓻Where stories live. Discover now