Capítulo II - VERANO

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Las vacaciones

Fue uno de esos extraños encuentros que te hacen pensar durante días y días, y por supuesto nunca olvidas. Lucia no conseguía recordarla, pero continuamente venían a su mente, los ojos verdes y profundos de aquella mujer. Sus continuas preguntas y su afirmación de que ella pertenecía a esa ciudad. ¿Realmente las personas pertenecemos a una ciudad, a un sitio, a un lugar? o ¿Simplemente somos ciudadanos del mundo en que nacemos y vivimos? Todo ello según el azar, el cual elige un sitio u otro para dejarnos nacer.

          Al regresar de su corta estancia en la ciudad, comentó con Blanca su encuentro con la extraña mujer de ojos verdes y mirada de gata. Blanca siempre era más racional y fría que ella al analizar las situaciones de la vida. Para Blanca estaba claro, esa mujer solo era algún familiar lejano, desconocido por Lucia, que buscaba sus orígenes. Una mujer que deseaba encontrar algún miembro de su familia pérdida en los años, por circunstancias de la vida y el destino. Creía que aquella extraña conversación solo era una forma de entrar en contacto con Lucia. Esa mujer, quizás solo esperaba que viera algún rasgo familiar en su rostro, en sus ojos verdes, en su mirada. Bueno… igual la conclusión y explicación de Blanca era más lógica que la de Lucia, o por lo menos más racional y por supuesto más social. Pero realmente le parecía, a nivel personal, poco convincente. Si realmente es un familiar tuyo que te busca, te lo cuenta tan feliz al encontrarse contigo. Ella pensaba que la extraña mujer de ojos verdes y ella se habían conocido en otra vida, en esa misma ciudad. O simplemente todo era una locura que paseaba por la mente de Lucia, quién lo sabe. Donde empieza la locura y donde termina la cordura, creo que solo son maneras de vivir situaciones, sentir o pensar en la vida. Realmente creo en la diversidad de opinión sobre cómo vivir cada uno su vida mientras no afecte o perjudique a los demás. Creo en la libertad de elección mientras exista el respeto y la tolerancia hacia los demás seres, la tierra en la que vivimos y el universo entero.

       Esa ciudad era especial, la amaba desde siempre y parecía llamarla continuamente, para ayudarla a encontrar su paz interior. Lucia nunca llegó a comprender que vinculo o lazo invisible la unía a esa ciudad. Personalmente no le gustaban las ciudades, le parecían frías aglomeraciones de asfalto, cemento y seres. Siempre pensó que el destino volvería a cruzar a esa extraña mujer de ojos verdes en su camino, aunque no sabía ni dónde, ni cuándo, ni como sería su próximo encuentro.

           Lucia había aprendido a luchar y a vivir sola. Aunque a veces se sentía una amazona solitaria, su corazón parecía estar por fin tranquilo y en calma. Quién se lo iba a decir, ella que creía en el amor eterno, en las almas gemelas, en esa otra parte que se complementa contigo, con la que compartir la felicidad y por la que lucharías toda una vida o las que hicieran falta. Esa persona que camina junto a ti, a tu lado, agarrando tu mano y protegiéndote mientras tu le proteges a ella. Realmente era una romántica empedernida y sin solución, pero por qué no iba a creer en el amor y en la pareja. Sus relaciones con los hombres no habían sido muchas y la verdad no muy positivas, a su manera de entender el cariño hombre-mujer, porque el amor la verdad no lo había encontrado. O quizás, Lucia había vivido así sus relaciones con el sexo opuesto porque no conseguía entender el funcionamiento de la mente masculina. Era demasiado complejo para ella, a pesar de que ellos se denominaban simples de funcionamiento. La pena es que  no venían con manual de instrucciones de fábrica. Además muchas veces sintió que era ella quien los alejaba una y otra vez, y no sabía cómo lo conseguía. Bueno algún día llegaría a resolver ese enigma que la acompañaba en su vida.

          Su marido nunca la hizo sentirse amada, ni deseada como mujer. Con él nunca sintió la unión que esperaba en una pareja, ese lazo especial e invisible que los atrae y los une. Después de su muerte, Lucia comenzó a despertarse de su sueño y a abandonar cada vez más la 8ª dimensión. Empezó a sentir que los hombres la miraban y la deseaban y notó como su autoestima como mujer, subía poco a poco, día  a día. Pero no era eso lo que ella quería y anhelaba en el fondo de su corazón. Lucia deseaba amar y ser amada, que vieran, entendieran y sintieran a la mujer y la niña que llevaba dentro. Soñaba con encontrar a su alma gemela, a ese hombre especial que brillaría ante sus ojos de una manera distinta a los demás hombres del mundo. A ese hombre que brillaría como una estrella fugaz en una noche oscura. Lucia mil veces se decía a sí misma: “Eres una romántica soñadora, el príncipe azul no existe y tu alma gemela por más que la buscas o va en dirección contraria o quizás todavía no ha nacido. Pero bueno tú tampoco eres una princesa rosa, así que no está perdida aun la batalla. Todo es posible en esta vida, solo es cuestión de esperar el momento, el lugar y la persona adecuada.”

Desde mi dimensión ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang